Resúmenes amplios

BIOMARCADORES DE OSTEOSARCOPENIA EN ADULTOS DE EDAD AVANZADA


Niigata, Japón:
Se investigan posibles biomarcadores de la osteosarcopenia en adultos de edad avanzada con fragilidad. Se comprobó que los niveles elevados de TSH, fosfatasa alcalina ósea e índice de filtrado glomerular aumentan las probabilidades de osteosarcopenia. En cambio, los niveles aumentados de vitamina D, urea y potasio reducen el riesgo de osteosarcopenia. Se requieren más estudios para confirmar los hallazgos observados y para determinar los efectos de otros marcadores del metabolismo óseo.

Experimental Gerontology 1721-7

Autores:
Inoue T, Shimizu A, Maeda K

Institución/es participante/s en la investigación:
Niigata University of Health and Welfare

Título original:
Exploring Biomarkers of Osteosarcopenia in Older Adults Attending a Frailty Clinic

Título en castellano:
Exploración de los Biomarcadores de Osteosarcopenia en Adultos de Edad Avanzada Asistidos en una Clínica de Fragilidad

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.69 páginas impresas en papel A4

Introducción

En pacientes de edad avanzada, la osteoporosis y la sarcopenia son síndromes geriátricos comunes; la osteoporosis se caracteriza por la reducción de la densidad mineral ósea (DMO), en relación con la edad o la menopausia. La osteoporosis es una causa importante de fracturas, especialmente fracturas por osteoporosis, como las de cadera y las vertebrales por compresión; estas fracturas se asocian con compromiso importante para la realización de las actividades cotidianas.

La sarcopenia es una enfermedad del músculo esquelético caracterizada por la pérdida progresiva y generalizada de la masa y la fuerza del músculo esquelético; la sarcopenia se asocia con discapacidad física, deterioro de la calidad de vida e índices elevados de mortalidad. La presencia simultánea de ambos trastornos geriátricos puede incrementar considerablemente la probabilidad de caídas, fracturas, discapacidad y fragilidad; la corrección de ambos factores es fundamental para mantener la independencia para la realización de las actividades cotidianas, en personas de edad avanzada. La osteosarcopenia define la presencia de ambas anormalidades –osteoporosis y sarcopenia– con una prevalencia de entre 10% y 15% en adultos de edad avanzada en la comunidad, de alrededor de 10% en centros ambulatorios para la asistencia de pacientes con fragilidad, y de hasta 64.3% en centros de osteoporosis.

La osteosarcopenia se asocia con el envejecimiento, el sexo, el estado nutricional y las enfermedades crónicas. La osteosarcopenia puede incrementar el riesgo de caídas y fracturas, en comparación con el riesgo asociado con cada una de las enfermedades por separado. En un metanálisis se refirieron asociaciones estrechas entre los puntajes T de DMO y la fuerza de agarre; aunque se necesitan métodos precisos y rápidos para la detección de la osteosarcopenia, hasta la fecha no se identificaron marcadores precisos en este sentido.

En estudios previos se analizó la importancia del factor de crecimiento similar a la insulina y de la hormona paratiroidea (PTH) como factores endocrinos, y del propéptido N-terminal del procolágeno tipo 1 y de la osteocalcina, como marcadores del metabolismo óseo. Sin embargo, en estos estudios sólo se prestó atención a marcadores asociados con la osteoporosis. En relación con la osteosarcopenia es importante analizar otros biomarcadores, entre ellos la vitamina D, importante para el metabolismo del hueso y del músculo, la proteína C-reactiva (PCR) y las proteínas totales, como marcadores inflamatorios, del estado nutricional y del envejecimiento. Por lo tanto, el objetivo del presente estudio fue analizar posibles biomarcadores útiles para la detección de la osteosarcopenia en adultos de edad avanzada.

Pacientes y métodos

El presente estudio fue un análisis secundario del Frailty Registry Study, para el cual se reclutaron pacientes de edad avanzada asistidos en un centro de fragilidad del National Center for Geriatrics and Gerontology. Los pacientes, de 65 años o más, se incluyeron entre marzo de 2016 y junio de 2020; se tuvieron en cuenta la función física y la composición corporal en la primera consulta.

La DMO y la masa muscular esquelética se determinaron con absorciometría de energía dual de rayos X (DXA); la DMO se valoró en cuello femoral y en L2-L4, en tanto que la masa muscular esquelética se valoró como índice (kg/m2). La osteoporosis se definió en presencia de DMO < 70%, según los criterios de la Japan Osteoporosis Society, similares a los de la Organización Mundial de la Salud (≤−2.5 DE para adultos jóvenes sanos), ampliamente utilizados para el diagnóstico de la osteoporosis.

La sarcopenia se definió según los criterios del Asian Working Group for Sarcopenia 2019 (AWGS 2019), en presencia de masa muscular esquelética baja, fuerza muscular baja o función física reducida. El rastreo de la sarcopenia se realizó por medio de la circunferencia de la pantorrilla (hombres: < 34 cm, mujeres: < 33 cm) y la DXA (umbrales de masa muscular con ajuste por talla): < 7.0 kg/m2 en los hombres, y < 5.4 kg/m2 en las mujeres. La fuerza muscular reducida se definió en presencia de fuerza de agarre de menos de 28 kg y por debajo de < 18 kg en hombres y mujeres, respectivamente, valorada con dinamómetro de fuerza tipo Jamar. La función física reducida se definió en presencia de cualquiera de los siguientes criterios: velocidad de la marcha de menos de 1.0 m/s en la prueba usual de caminata de 4 minutos, incorporación de la silla 5 veces lo más rápido posible (5-time chair stand test[5CST]) ≥ 12, o 9 puntos o menos en la Short Physical Performance Battery (SPPB). Este instrumento es apto para la valoración de la función física integral, con componentes de equilibrio, velocidad de la marcha y el 5CST; se valora en escalas de entre 0 y 12 puntos y los puntajes más altos sugieren mejor función física.

Se seleccionaron 35 biomarcadores séricos asociados con el envejecimiento, la inflamación, el estado nutricional, la sarcopenia y la osteoporosis; se estimó el índice de filtrado glomerular, con la fórmula sobre la base de la creatinina, la edad y el sexo. Se tuvieron en cuenta los datos para los siguientes biomarcadores de metabolismo óseo: fosfatasa alcalina específica ósea (FAO) y fosfatasa ácida resistente a tartrato (tartrate-resistantacid phosphatase 5b [TRACP-5b]), marcadores de formación ósea y de resorción ósea, respectivamente, poco afectados por la función renal. También se determinaron los niveles de 25-hidroxivitamina D (25OHD), calcio, y fosfatasa alcalina. Se tuvieron en cuenta la edad, el sexo, el índice de masa corporal (IMC), el número de comorbilidades, los tratamientos para la osteoporosis, los antecedentes educativos, y los puntajes en el Mini Nutritional Assessment-Short Form(MNA-SF) y en el Baecke Physical Activity Questionnaire (BPAQ). Todas las terapias para la osteoporosis se indicaban por vía oral.

Según estas variables, los pacientes se clasificaron en cuatro categorías de estado general: robustos, sólo osteoporosis, sólo sarcopenia y osteosarcopenia. Las características y los biomarcadores se compararon entre los grupos con modelos de varianza (ANOVA), y pruebas de Kruskal-Wallis, según la distribución de los datos. Se incluyeron análisis post hoccon pruebas de Tukey-Kramer y de Steel-Dwass. Las variables categóricas se analizaron con pruebas de Fisher. Mediante análisis de regresión logística se identificaron biomarcadores de osteosarcopenia y de cada una de las enfermedades por separado.

Resultados

A partir del registro se identificaron 600 pacientes y 595 se incluyeron en los análisis. En total, 388 pacientes (65.2%) se consideraron robustos, 110 (18.5%) tenían sólo osteoporosis, 42 (7.1%) tenían sólo sarcopenia, y 55 (9.2%) presentaban osteosarcopenia.

Los pacientes con osteosarcopenia fueron significativamente de más edad y, por lo general mujeres, en comparación con los sujetos considerados robustos (p < 0.001 en ambos casos). Los pacientes con osteosarcopenia presentaron el IMC más bajo, la educación de menor duración, el uso más bajo de fármacos para la osteoporosis y el estado nutricional más desfavorable.

Los pacientes con osteosarcopenia tuvieron los niveles más altos de FAO, con un incremento significativo en comparación con los valores del grupo de sarcopenia (p = 0.024). La concentración de parathormona y el recuento de glóbulos rojos fueron más bajos en el grupo de osteosarcopenia, y fueron significativamente más bajos respecto de los valores observados en el grupo de osteoporosis únicamente (p = 0.038) y en el grupo de pacientes robustos (p = 0.011). Las concentraciones más bajas de creatina quinasa y de hemoglobina se observaron en el grupo de osteosarcopenia, y fueron significativamente más bajas respecto de las de los sujetos robustos, (p = 0.014 y p < 0.001, respectivamente). La concentración de potasio fue significativamente más baja en el grupo de osteosarcopenia, en comparación con los sujetos con sólo sarcopenia (p = 0.001).

Los análisis de regresión logística revelaron que los niveles elevados de TSH (odds ratios [OR] OR: 1.375; intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 1.092 a 1.731), FAO (OR: 1.059; IC 95%: 1.002 a 1.120), e IFG (OR: 1.029; IC 95%: 1.007 a 1.053) incrementaron el riesgo de osteosarcopenia. En cambio, los niveles elevados de 25OHD (OR: 0.905; IC 95%: 0.841 a 0.974), urea (OR: 0.895; IC 95%: 0.829 a 0.966), y potasio (OR: 0.241; IC 95%: 0.081 a 0.717) disminuyeron la probabilidad de osteosarcopenia. No obstante, en los modelos con ajuste por múltiples variables, con cálculos de Bonferroni, sólo la concentración de la 25OHD se asoció significativamente con la osteosarcopenia (p < 0.01).

Conclusión

La osteosarcopenia representa una nueva definición de un estado comprometido de salud, con riesgo aumentado de caídas y de fracturas en sujetos de edad avanzada, en comparación con el de personas que sólo presentan osteoporosis o sarcopenia. Sin embargo, hasta ahora no se disponía de marcadores sensibles y específicos para la identificación de la osteosarcopenia, objetivo del presente estudio. Aunque los resultados fueron alentadores en este sentido, se requieren más investigaciones para confirmar las observaciones y para determinar los efectos de otros marcadores de metabolismo óseo.



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