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Introducción
La cesárea es una de las cirugías abdominales que se realizan con mayor frecuencia; la mayoría de las pacientes sometidas a cesárea refieren dolor moderado a grave en el transcurso de las 48 horas que siguen a la intervención. El control adecuado del dolor es importante para la correcta relación entre la madre y su hijo, la movilización precoz, la lactancia y el alta oportuna, entre otros parámetros evolutivos.
El tratamiento del dolor que sigue a la cesárea consiste en diversas estrategias, entre ellas el uso de analgésicos sistémicos no opioides. Sin embargo, la analgesia que se logra con estos fármacos no suele ser suficiente, de modo que muchas pacientes deben ser tratadas con opioides, fármacos que se usan cada vez con mayor frecuencia. Estos agentes se asocian con efectos adversos de consideración; el riesgo de utilización crónica de opioides luego de la cesárea es un motivo de especial preocupación. La infiltración de la herida con anestésicos locales es una de las técnicas que se suelen aplicar para el control del dolor posoperatorio. El procedimiento afecta el dolor somático inducido por la herida quirúrgica, sin efectos adversos importantes. En un metanálisis de estudios clínicos aleatorizados, la infiltración de la herida con anestésicos locales se asoció con reducción de la demanda de opioides en el posoperatorio. Sin embargo, los estudios fueron a escala reducida, se compararon diferentes dosis de anestésicos, los resultados no fueron contundentes y en los análisis por subgrupos se utilizaron comparaciones indirectas. Los objetivos del presente estudio clínico aleatorizado fueron determinar la eficacia de una única infiltración con bupivacaína en combinación con adrenalina durante la cesárea sobre los puntajes de dolor en el posoperatorio, y conocer los efectos de la intervención sobre la utilización posquirúrgica de opioides. Para el estudio se incluyeron mujeres sometidas a cesárea programada con anestesia raquídea con bupivacaína intratecal y fentanilo.
Pacientes y métodos
El estudio clínico aleatorizado se realizó entre el 25 de enero de 2018 y wl 30 de mayo de 2020 en un hospital de Israel. Un total de 288 embarazadas fueron asignadas (1:1) a cesárea con infiltración de la herida quirúrgica con bupivacaína y adrenalina, o al grupo control (sin esta intervención). Las técnicas perioperatorias fueron similares en los dos grupos. El criterio principal de valoración fue la intensidad del dolor en el transcurso de 24 horas luego de la cirugía, valorado con escalas visuales analógicas de 10 puntos. Los criterios secundarios de valoración consistieron en el porcentaje de pacientes con más de 4 puntos, es decir con dolor moderado, a las 2 horas de la cirugía, la utilización posquirúrgica de opioides, la satisfacción de la paciente con el abordaje del dolor, la duración de la cirugía, las complicaciones de la herida quirúrgica (hematomas, infecciones y dehiscencia) y la duración de la internación.
Resultados
Entre 288 mujeres de 32.5 años en promedio, 143 fueron asignadas al grupo activo y 145 al grupo control. Las características demográficas y obstétricas fueron similares en los dos grupos.
El puntaje de dolor en el posoperatorio (criterio principal de valoración) fue significativamente más bajo en el grupo de inyección de bupivacaína más adrenalina (promedio de 2.21), en comparación con el grupo control (2.41 puntos en promedio; p = 0.02).
Once mujeres del grupo activo (7.7%), en comparación con 22 pacientes del grupo control (15.2%) presentaron más de 4 puntos en la escala de dolor a las 2 horas (odds ratio de 0.47; intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 0.22 a 1.00; p = 0.05). Además, en comparación con el grupo control, las pacientes asignadas a inyección de bupivacaína más adrenalina tuvieron necesidad significativamente más baja de opiáceos (13.3% y 25.5%, respectivamente; p = 0.009) y refirieron mayor satisfacción con el abordaje del dolor (p = .007). La duración de la cirugía, las complicaciones de la herida y la duración de la internación fueron similares en los dos grupos.
Conclusión
Según los resultados del presente estudio, una única infiltración de bupivacaína y adrenalina durante la cesárea reduciría significativamente el dolor posoperatorio y la necesidad de tratamiento con opioides; además, podría ser un abordaje particularmente satisfactorio para las pacientes.
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