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Introducción
El virus de la viruela del mono (MPXV, por sus siglas en inglés) es un virus de ácido desoxirribonucleico (ADN) que pertenece al género Ortopoxvirus de la familia poxviridae. Desde 1970, once países africanos han notificado casos de viruela del mono en seres humanos. En mayo de 2022 se confirmaron 92 casos de viruela del mono en todo el mundo, de 13 países donde el MPXV no era endémico.
El trasplante de microbiota fecal (TMF) se emplea para tratar diversos trastornos y enfermedades vinculadas con la disbiosis microbiana intestinal y algunos estudios sugieren que podría tener un papel en el tratamiento de diversas enfermedades, como cáncer, trastornos autoinmunes, infecciones y el síndrome metabólico.
Transmisión
Uno de los mayores reservorios animales del MPXV son los roedores. La transmisión humana del MPXV se produce de dos maneras: de animal a ser humano o de ser humano a ser humano. La transmisión de animal a ser humano se produce a través de una mordedura, un arañazo, una preparación de carne de caza o el contacto directo o indirecto con lesiones o fluidos corporales. La transmisión entre seres humanos se produce a través de gotitas respiratorias grandes, por ejemplo, al estornudar o toser, o por contacto directo con fluidos corporales. La transmisión por vía sexual se sospecha en el paciente con lesiones genitales.
El MPVX puede incubarse durante cinco a tres semanas y los síntomas pueden aparecer entre dos y cinco semanas después de la incubación. Los síntomas iniciales son fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, dolores musculares, dolores de espalda y letargo. Además, la manifestación clínica distintiva que ayuda en el diagnóstico diferencial de la infección por MPVX es la presencia de ganglios linfáticos inflamados, que se pueden detectar en el cuello, la ingle y las regiones submandibulares en el 90% de los pacientes.
Existe la preocupación de que las terapias de trasplante fecal puedan exponer a los pacientes a la viruela del mono. Estudios recientes han encontrado ADN del MPXV en hisopados rectales y muestras de heces de personas infectadas. Sin embargo, la probabilidad de que el TMF pueda transmitir la infección por MPXV aún no se puede confirmar. Se han demostrado consecuencias adversas menores, como dolor abdominal temporal, diarrea y pirexia moderada después del TMF, y efectos adversos drásticos raros como neumonía, enfermedad inflamatoria intestinal, infección, sepsis, entre otros relacionados con frecuencia con posibles complicaciones de la endoscopia y la sedación. Por lo tanto, para cualquier uso exploratorio del TMF, se requieren salvaguardas adicionales debido a la posibilidad de efectos secundarios significativos.
Fisiopatología
El MPXV puede ingresar al cuerpo a través de la orofaringe, la nasofaringe o las vías intradérmicas. Este se replica en el sitio de inoculación. En la transmisión de persona a persona, el sitio de inoculación es la mucosa respiratoria y orofaríngea. En la viremia primaria, la carga viral se multiplica y después se propaga a los ganglios linfáticos adyacentes. Todo el procedimiento refleja la fase de incubación, que normalmente puede durar de siete a catorce días. Los síntomas y las manifestaciones clínicas de la viruela del mono se pueden correlacionar con la etapa prodrómica. La viremia secundaria se disemina desde los órganos linfoides hasta la epidermis y los órganos terciarios, como los pulmones, los ojos, el tracto gastrointestinal, durante la etapa prodrómica. El individuo es más infeccioso durante esta etapa debido al predominio de síntomas inespecíficos como lesiones mucocutáneas. El procedimiento de TMF presenta un riesgo considerable de infección durante este tiempo. Otras complicaciones como episodios infecciosos e inflamatorios también pueden relacionarse con el TMF. Una investigación reciente informó dos casos de bacteriemia por Escherichia coli resistente a los medicamentos transmitida por TMF, lo que respalda aun más la idea de que si la microbiota del donante está contaminada con patógenos transmisibles, pueden atravesar el epitelio del receptor y causar una infección viral, digestiva y del torrente sanguíneo.
Sugerencias
Dado que el número de casos de viruela del mono se ha incrementado drásticamente, diversos estudios han encontrado ADN del MPXV en hisopados rectales e identificado síntomas gastrointestinales en sujetos infectados, lo que genera serias preocupaciones sobre la posible transmisión de este virus a través de la vía fecal-oral. La transmisión de la viruela del mono a través de muestras de heces sigue siendo un tema de debate, ya que todavía faltan pruebas sustanciales que respalden estas teorías, por lo que se necesitan más ensayos para determinar el vínculo entre la transmisión del virus y el TMF.
En los casos en que se considere o se necesite urgentemente el TMF debe evaluarse si los beneficios del procedimiento superan los riesgos asociados con él. Se deben realizar ensayos clínicos para reafirmar la eficacia y seguridad de este procedimiento, ya que los efectos adversos menores a menudo se pasan por alto en investigaciones pequeñas.
Además, el proceso de selección de donantes debe actualizarse en el contexto de estos incidentes de transmisión recientes y se debe intentar detectar enfermedades infecciosas emergentes.
Conclusión
Se necesitan estudios clínicos adicionales para validar la relación entre la viruela del simio y el FMT y se debe diseñar una prueba altamente eficaz y confiable para detectar el ADN del MPXV en la materia fecal.
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