Introducción
La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés) ha ocasionado incrementos sustanciales en la utilización de los recursos para la salud, desde la identificación inicial del agente etiológico, el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2), en diciembre de 2019. A pesar del estado de pandemia, los niños y los adolescentes han tenido enfermedad más leve y evolución clínica más favorable, en comparación con adultos con COVID-19. Sin embargo, algunos niños presentan enfermedad grave y se han referido algunos casos fatales. La evolución clínica es particularmente adversa en niños con síndrome inflamatorio multisistémico (multisystem inflammatory syndrome in children [MIS-C]).
Desde 7 de julio de 2021 se registró en Corea del Sur la cuarta ola de la pandemia de COVID-19, con alrededor de 2000 casos de la enfermedad, con confirmación por reacción en cadena de la polimerasa. Desde finales de 2020 se dispone de guías para el tratamiento ambulatorio de COVID-19 en niños con enfermedad leve o sin síntomas y sus familias. Sin embargo, la magnitud de la implementación de las pautas mencionadas es escasa. Al igual que en otros países, el porcentaje de niños entre los casos confirmados de COVID-19 ha ido en aumento, posiblemente en relación con la vacunación en adultos, y con la mayor circulación de la variante delta de SARS-CoV-2, más contagiosa.
A principios de la pandemia de COVID-19, los niños de alto riesgo se definían en función de los datos disponibles para otras enfermedades respiratorias virales. Sin embargo, es necesario disponer de definiciones específicas para los niños con riesgo alto de presentar COVID-19 grave. Si bien la mayoría de los niños con COVID-19 leve o asintomática pueden ser tratados sin problemas en sus hogares, existe preocupación en relación con el abordaje de niños con riesgo particularmente elevado de COVID-19 grave.
El Central Disease Control Headquarters of the Republic of Korea anunció recientemente el plan de vacunación contra COVID-19, en los niños de entre 12 y 17 años. Los niños con riesgo elevado de progresar a COVID-19 grave deberían ser una población con prioridad para la inmunización, sobre todo en ámbitos con recursos limitados para la salud. En este contexto, el objetivo de la presente revisión sistemática con metanálisis fue identificar factores de riesgo de COVID-19 grave en niños, con especial atención a las comorbilidades y la edad.
Métodos
Los artículos, publicados entre 1 de agosto y 25 de agosto de 2021, se identificaron mediante búsquedas en PubMed, EMBASE, Scopus, y la base de datos KoreaMed. Los artículos debían aportar información sobre los índices de internación en unidades de cuidados intensivos (UCI), de asistencia ventilatoria mecánica o de mortalidad, en niños con COVID-19. Debían referir la prevalencia de comorbilidades, entre ellas prematuridad, obesidad, diabetes, trastornos genéticos, enfermedades neurológicas, enfermedades cardíacas, enfermedades pulmonares, enfermedades onco-hematológicas e inmunosupresión. Se tuvieron en cuenta el diseño del estudio, el período, el tamaño de la muestra, el número de pacientes con COVID-19, el porcentaje de pacientes internados en UCI o con necesidad de asistencia ventilatoria mecánica y los índices de mortalidad. El riesgo de sesgo se determinó con el Risk of Bias Assessment Tool for Nonrandomized Studies (RoBANS) de 6 dominios.
Las condiciones subyacentes se clasificaron en 8 categorías: niños pequeños (neonatos o lactantes), prematuros, obesos, diabéticos, con trastornos genéticos complejos, con enfermedad pulmonar crónica (incluida el asma), con enfermedad cardíaca, con enfermedad neurológica y con inmunosupresión. En presencia de heterogeneidad significativa entre los estudios se utilizaron modelos de efectos aleatorios; los metanálisis se realizaron con modelos de efectos fijos o aleatorios según la heterogeneidad entre los estudios, valorada con el estadístico I2. Los efectos de las comorbilidades se expresan como risk ratio (RR) e intervalos de confianza del 95%; en la medida de lo posible se realizaron análisis por subgrupos para algunas comorbilidades.
Resultados
Se identificaron 872 estudios, 17 de los cuales se incluyeron en la revisión sistemática, y 10 en el metanálisis.
Los neonatos (RR de 2.69; IC 95%: 1.83 a 3.97), la prematuridad en los niños pequeños (RR de 2.00; IC 95%: 1.63 a 2.46), la obesidad (RR de 1.43; IC 95%: 1.24 a 1.64), la diabetes (RR de 2.26; IC 95%: 1.95 a 2.62), la enfermedad pulmonar crónica (RR de 2.62; IC 95%: 1.71 a 4.00), la enfermedad cardíaca (RR de 1.82; IC 95%: 1.58 a 2.09), la enfermedad neurológica (RR de 1.18; IC 95%: 1.05 a 1.33), y el estado de inmunosupresión (RR de 1.44; IC 95%: 1.01 a 2.04) fueron factores significativamente asociados con COVID-19 en niños.
En los análisis por subgrupos, la edad de menos de 3 meses (RR de 0.26; IC 95%: 0.11 a 0.66), el asma (RR de 1.08; IC 95%: 0.98 a 1.20), y los trastornos del neurodesarrollo (RR de 0.88; IC 95%: 0.75 a 1.04) no fueron factores de riesgo de COVID-19 grave.
Conclusión
Los niños con ciertas comorbilidades, como obesidad, diabetes, enfermedad cardíaca, enfermedades pulmonares crónicas (no asma), y trastornos convulsivos, y los niños inmunosuprimidos tienen riesgo aumentado de presentar COVID-19 grave. La identificación de los grupos de alto riesgo contribuiría a mejorar la utilización de los recursos para la salud y a establecer cuáles son los grupos con prioridad para la vacunación contra SARS-CoV-2.
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