Introducción
La sarcoidosis es una enfermedad multisistémica de etiología desconocida, caracterizada por inflamación granulomatosa no caseificante. Las manifestaciones clínicas son consecuencia de este tipo de inflamación en los órganos afectados; los pulmones están comprometidos en el 90% de los pacientes con sarcoidosis.
La sarcoidosis es una enfermedad heterogénea con evolución clínica sumamente variable. En alrededor de las dos terceras partes de los pacientes hay remisión espontánea, pero en el 10% al 30% de los pacientes, la enfermedad progresa crónicamente.
Hasta la fecha no se dispone de tratamientos específicos para la enfermedad; los fármacos se indican con el objetivo de atenuar la inflamación granulomatosa de manera inespecífica, con el principal objetivo de evitar el daño terminal de los órganos afectados. En los pacientes con indicación de tratamiento sistémico, los corticoides orales son la terapia de primera línea; sin embargo, los efectos adversos de estos fármacos complican considerablemente el tratamiento sostenido.
Entre las opciones posibles de terapia de segunda línea se incluyen el metotrexato, la azatioprina, el micofenolato, la hidroxicloroquina, y la leflunomida. Estos agentes se utilizan cuando se anticipa enfermedad de evolución prolongada, cuando el tratamiento con corticoides se asocia con efectos adversos de consideración, o en los enfermos que no responden satisfactoriamente al tratamiento con corticoides, es decir con sarcoidosis refractaria, aunque la definición de este estadio no es homogénea.
El factor de necrosis tumoral alfa (tumour necrosis factor-alpha [TNF-α]) cumple un papel decisivo en la fisiopatogenia de la sarcoidosis. El infliximab es un anticuerpo monoclonal quimérico humanizado que se une y neutraliza el TNF-α circulante.
Si bien sólo se dispone de unos pocos estudios clínicos aleatorizados para el tratamiento de la sarcoidosis con infliximab, este agente se considera una opción terapéutica en pacientes con sarcoidosis refractaria o en enfermos con intolerancia a los tratamientos de primera y segunda línea. El objetivo del presente estudio fue determinar la eficacia a largo plazo del tratamiento con infliximab en una cohorte multicéntrica internacional retrospectiva de pacientes con sarcoidosis refractaria al tratamiento estándar.
Pacientes y métodos
Se revisaron las base de datos del Firestone Institute of Respiratory health (FIRH), Hamilton, Ontario, Canadá, del Royal Brompton Hospital, Chelsea, Reino Unido, y del Westminster Hospital, Londres, Reino Unido, para la identificación de pacientes con sarcoidosis tratados con infliximab entre febrero de 2009 y mayo de 2019. Se tuvieron en cuenta las características clínicas, fisiológicas y radiográficas, antes y después de la administración de infliximab. También se consideraron la dosis total de infliximab, la duración del tratamiento, los efectos adversos, y la indicación de inmunosupresores antes o en simultáneo con el uso de infliximab.
Los pacientes se caracterizaron en función del principal órgano afectado que motivó la indicación de infliximab y del número total de órganos comprometidos. La evolución clínica se categorizó como no exitosa (fracaso) y como exitosa, en presencia de mejoría de las manifestaciones cutáneas, de las vías respiratorias superiores, de los ganglios linfáticos, del tracto gastrointestinal, de los ojos y de las articulaciones, o con mejoría o sin cambios en el sistema nervioso central o de las manifestaciones pulmonares.
El tratamiento con infliximab se indicó en pacientes que no respondieron al tratamiento inmunomodulador de primera o segunda línea. Se excluyeron pacientes con tuberculosis latente, diagnosticada con prueba cutánea o con ensayo de liberación de interferón gamma.
El esquema de inducción consistió en la administración de entre 3 y 5 mg/kg en las semanas 0, 2 y 6; posteriormente, el infliximab se administró cada 4 a 8 semanas. La duración total del tratamiento se basó en las características clínicas, los efectos adversos y los seguros médicos.
Resultados
Se identificaron 33 pacientes con sarcoidosis refractaria, confirmada por biopsia. Antes del tratamiento con infliximab, todos los pacientes habían recibido corticoides y por lo menos un agente inmunomodulador de segunda línea.
Más de la mitad de los pacientes (64%) tenían compromiso de 2 órganos o más; los sistemas más comúnmente afectados fueron el respiratorio (91%) y el cutáneo (45%).
El porcentaje de éxito terapéutico fue de 100% para las manifestaciones del sistema nervioso central, del 91.7% para las manifestaciones cutáneas, del 78.6% para los hallazgos pulmonares y del 71.5% para la enfermedad del tracto respiratorio superior. Asimismo, el uso de infliximab se asoció con reducción de la dosis de corticoides en un 50%.
Conclusión
Los resultados del presente estudio sugieren que el infliximab es una alternativa terapéutica válida para pacientes con sarcoidosis refractaria. Los trastornos neurológicos y cutáneos son los que mejor responden al tratamiento con infliximab. Sin embargo, las recurrencias fueron frecuentes después de la interrupción del tratamiento con infliximab.
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