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Introducción
La vacunación contra la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por su sigla en inglés) protege de la infección por el coronavirus 2 causante del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2, por su sigla en inglés) y de las variantes más frecuentes de este virus. También se ha demostrado que tanto las vacunas basadas en ARN mensajero (ARNm) como las vectorizadas con adenovirus son eficaces, y que la protección es mayor contra las manifestaciones graves y letales de la COVID-19. Sin embargo, se dispone de escasa información sobre la duración del efecto protector de la vacunación contra la COVID-19 frente al riesgo de infección por SARS-CoV-2 y sus graves consecuencias clínicas.
El objetivo del presente estudio fue investigar el efecto del tiempo transcurrido desde que se completó la vacunación contra la COVID-19 sobre la infección por SARS-CoV-2 y sus formas graves.
Métodos
En el presente análisis observacional retrospectivo, que utilizó la plataforma integrada de la campaña de vacunación de la región italiana de Lombardía, 5 351 085 personas de 12 años o más que recibieron la vacunación completa contra la COVID-19 del 17 de enero al 31 de julio de 2021 fueron seguidas desde 14 días después de completar la vacunación hasta el 20 de octubre de 2021. Todos los individuos fueron inoculados con dos dosis de la vacuna. Los cambios a lo largo del tiempo en las tasas de resultados clínicos (es decir, infección por SARS-CoV-2 y COVID-19 grave entre las personas vacunadas) se analizaron con modelos de cohorte de período de edad. Además, se midieron las tendencias en la eficacia de la vacuna (es decir, la comparación de resultados en individuos vacunados y no vacunados). La aparición de infección por SARS-CoV-2 posterior a la vacunación se estableció mediante una prueba de laboratorio en cualquier entorno clínico, independientemente de la presencia de síntomas (prueba de reacción en cadena de la polimerasa). Las tasas de infección se calcularon como el número de casos por 10 000 personas-mes. Las tasas de enfermedad grave (la primera aparición de un resultado compuesto que comprendía el ingreso hospitalario, incluidos los pacientes en unidades de cuidados intensivos y las muertes atribuidas a la COVID-19, lo que ocurriera primero) se calcularon como el número de casos por 10 000 personas-mes.
Resultados
Los 5 351 085 individuos incluidos en la cohorte de estudio (46.9% hombres; media de edad de 57.7 años) arrojaron 21 205 273 personas-mes de observación, en promedio casi 4 meses para cada persona. Más de las tres cuartas partes de toda la cohorte del estudio (4 116 803 [76.9%] de 5 351 085) recibieron una vacuna basada en ARNm, mientras que los 1 234 282 individuos restantes (23.1%) recibieron una vacuna vectorizada con adenovirus. En comparación con los miembros de la cohorte que recibieron una vacuna basada en ARNm, los que recibieron una vacuna vectorizada con adenovirus pertenecían principalmente a clases de edad intermedia (de 60 a 79 años) y padecían diabetes con menor frecuencia, mientras que no hubo diferencias sustanciales para las otras covariables consideradas.
En general, se documentaron 14 140 infecciones y 2450 enfermedades graves, lo que corresponde a tasas de incidencia de 6.7 (intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 6.6 a 6.8) y 1.2 (IC 95%: 1.1 a 1.2) casos por 10 000 personas-mes, respectivamente. Desde el primero hasta el noveno mes desde que se completó la vacunación, las tasas aumentaron de 4.6 a 10.2 infecciones y de 1.0 a 1.7 enfermedades graves cada 10 000 personas-mes. Estas cifras corresponden a una reducción relativa de la eficacia de la vacuna del 54.9% (IC 95%: 48.3 a 60.6) para la infección y del 40% (IC 95%: 16.2 a 57) para la enfermedad grave. La tasa creciente de infección fue mayor para las personas de 60 años o más que recibieron vacunas vectorizadas con adenovirus (de 4 a 23.5 casos cada 10 000 personas-mes). Las tasas crecientes de enfermedades graves fueron similares para las personas que recibieron vacunas basadas en ARNm (de 1.1 a 1.5 cada 10 000 personas-mes) y vacunas vectorizadas con adenovirus (de 0.5 a 0.9 cada 10 000 personas-mes). Con respecto a los efectos de cohorte, se observaron diferentes patrones para la tasa de infección y la tasa de enfermedad grave. Las personas que completaron la vacunación en enero o febrero tuvieron una tasa de infección significativamente más alta, mientras que las que completaron la vacunación en marzo o abril tuvieron una tasa más alta de enfermedad grave. Los efectos del período mostraron patrones similares para las tasas de infección y enfermedad grave, con el valor más alto en febrero, una fuerte caída hasta junio-julio, y mayor riesgo a partir de entonces. La tasa de infección se mantuvo razonablemente estable de agosto a octubre, mientras que en octubre se observó un ligero aumento de la tasa de enfermedad grave.
Conclusiones
El presente estudio basado en datos del mundo real de más de 5 millones de personas que completaron la vacunación contra la COVID-19, demuestra que la tasa de infección por SARS-CoV-2 aumentó continuamente a medida que se incrementaba el tiempo desde la vacunación. Aunque el riesgo de infección tras la vacunación contra la COVID-19 –y más aún de enfermedad grave– sigue siendo bajo, el aumento paulatino de los resultados clínicos relacionados con la infección por SARS-CoV-2 sugiere que se debe acelerar la campaña de refuerzo y no se deben abandonar la medidas de protección social e individual frente a la propagación de la COVID-19.
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