Resúmenes amplios

BASES PARA LAS DOSIS DE REFUERZO DE LAS VACUNAS PARA COVID-19

Los gobiernos de Estados Unidos y de otros países van a aplicar dosis de refuerzo de la vacuna para coronavirus para reforzar la protección contra las variantes más transmisibles. No obstante, algunos expertos consideran esta decisión prematura, dados los cuestionamientos respecto de las bases científicas y éticas.

Canadian Medical Association Journal 193(35):1-2

Autores:
Vogel L

Institución/es participante/s en la investigación:
Canadian Medical Association Journal

Título original:
What’s the Evidence for COVID-19 Booster Shots?

Título en castellano:
¿Cuáles son las Pruebas para las Dosis de Refuerzo de las Vacunas para COVID-19?

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
1.99 páginas impresas en papel A4

Los gobiernos de Estados Unidos y de otros países van a aplicar dosis de refuerzo de la vacuna para coronavirus para reforzar la protección contra las variantes más transmisibles. No obstante, algunos expertos consideran esta decisión prematura, dados los cuestionamientos respecto de las bases científicas y éticas. Los norteamericanos podrán recibir una tercera dosis de las vacunas de Pfizer o Moderna luego de 8 meses de haber recibido la segunda dosis. Las personas que recibieron una única dosis de la vacuna de Johnson y Johnson requerirán dosis de refuerzo pero todavía no son candidatos hasta que se obtengan más datos.

El anuncio fue dado días después de que la FDA y el CDC recomendaran dosis de refuerzo para COVID-19 para personas con compromiso del sistema inmunológico. No obstante, estas agencias deberán evaluar la seguridad y la efectividad de una tercera dosis para el resto de la población antes de que se inicie el programa de vacunación de refuerzo. Si bien las vacunas para COVID-19 son muy efectivas, su protección contra la infección disminuye con el tiempo. La gran mayoría de las nuevas infecciones son leves y lo que se apunta a prevenir son las enfermedades graves que requieran internación. Los datos provenientes del Departamento de Salud de Nueva York, la Clínica Mayo y el CDC mostraron disminución de la protección en el ámbito de las residencias geriátricas pero no así cambios significativos respecto de la presencia de enfermedad grave o internaciones en personas con esquema completo de vacunación.

En Israel se están ofreciendo dosis de refuerzo para personas mayores de 50 años, luego de observar enfermedad grave en pacientes con vacunación completa.

El presidente de Estados Unidos Joe Biden reconoció la responsabilidad de otorgar la máxima protección y refirió que las dosis adicionales constituyen la mejor forma de protegerse de nuevas variantes que puedan surgir.

Los funcionarios de la Casa Blanca presentaron pruebas provenientes de varias publicaciones sobre infecciones en personas con vacunación completa. En un estudio de residentes de aproximadamente 15000 centros de atención a largo plazo se encontró que la protección contra la infección asociada con las vacunas de Pfizer y Moderna cayó de 74% en la primavera a 53% en el verano. Los autores no consideraron si la efectividad contra infecciones graves se había modificado.

Un estudio de Nueva York en el que se incluyeron también personas que habían recibido la vacuna de Johnson & Johnson también mostró una caída en la protección contra infección confirmada por estudios de laboratorio de 92% a principios de mayo a 80% a finales de julio. No obstante, la efectividad contra COVID-19 con requerimiento de internación se mantuvo en aproximadamente 95%.

Una publicación de la Clínica Mayo sobre el análisis de más de 80000 norteamericanos mostró efectividad contra la infección por SARS-CoV-2 de la vacuna de Pfizer de sólo 42%  en julio frente a 76% de Moderna. Aún así, la protección frente a la infección con requerimiento de internación persistió elevada, de 75% y 81%, respectivamente.

En conjunto, estos resultados señalan que las vacunas contra COVID-19 evitan las internaciones en personas con vacunación completa, aunque se detecten grandes números de estudios positivos para la infección, muchos de los cuales pueden ser asintomáticos.

Los autores de estudio de Nueva York resaltan que varios factores pueden contribuir con la aparente disminución de la efectividad de la vacunación, desde la diseminación de variantes más transmisibles hasta la flexibilidad en el empleo de barbijos así como otras precauciones de salud pública durante la primavera y el verano. A su vez, una creciente proporción de personas no vacunadas pueden tener cierto nivel de protección debido a infección previa o a estar rodeados de gente vacunada.

Por otro lado, el Comité Nacional Canadiense sobre Inmunización no realizó recomendaciones formales respecto de las dosis de refuerzo para COVID-19 pero está estudiando la efectividad de la vacuna en personas con inmunocompromiso que pueden requerir refuerzos para alcanzar respuestas inmunológicas comparables a la población general. Las autoridades de Ontario anunciaron que ofrecerán una tercera dosis para personas transplantadas o inmunocomprometidas, quienes recibirán dicho refuerzo al menos 8 semanas posteriores a la segunda dosis. También la tercera dosis estará disponible luego de 5 meses de la inmunización en residentes de centros de atención a largo plazo. En un estudio en 8 geriátricos de Ontario realizado entre marzo y julio, uno de cada 5 residentes no presentaba anticuerpos neutralizantes contra el virus, lo que sugiere que podrían requerir un esquema de vacunación diferente para lograr una protección similar a la población general. Los investigadores de Toronto encontraron que residentes de hogares de atención prolongada presentaban respuestas inmunológicas menos robustas y menos anticuerpos neutralizantes en comparación con el personal vacunado. Una de las autoras de este estudio resaltó que no deben extrapolarse estos resultados de ancianos en geriátricos al resto de la población, dado que estas personas con muy vulnerables desde el punto de vista inmunológico. Agrega esta autora que los datos que apoyan las dosis de refuerzo en la población general son escasos.

Las células B y T de memoria desempeñan un papel crucial frente a la infección grave pero son más difíciles de medir que la inmunidad por anticuerpos implicada en la prevención de la infección. Las células T generadas por las vacunas se mantienen y el 99% de las internaciones en Estados Unidos corresponden a adultos no vacunados.



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