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Introducción
La pandemia de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por sus siglas en inglés) comenzó a finales de 2019 y ha causado más de 187 millones de infecciones y 4 millones de muertes al 10 de julio de 2021. La infección por coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2, por sus siglas en inglés) parece dejar efectos residuales y secuelas como fatiga, disnea, dolor de pecho, pérdida persistente del gusto y del olfato, cambios cognitivos, artralgias y disminución de la calidad de vida. No se han evaluado de manera sistemática las secuelas posagudas de COVID-19 (SPAC) persistentes a corto y largo plazo. La incidencia y evolución de SPAC dependen del tiempo transcurrido desde la infección, los sistemas de órganos y tejidos afectados, el estado de vacunación, la variante del virus y la región geográfica.
El objetivo del presente estudio fue estimar la frecuencia y la evolución de SPAC específicas del sistema de órganos.
Métodos
Se realizaron búsquedas bibliográficas en las bases de datos PubMed (MEDLINE), Scopus, la literatura mundial sobre la enfermedad por coronavirus de la Organización Mundial de la Salud y CoronaCentral desde diciembre de 2019 hasta marzo de 2021. Se incluyeron los estudios que proporcionaron datos sobre SPAC en niños y adultos. Dos revisores siguieron y realizaron de forma independiente las pautas Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-analyses (PRISMA) para resumir datos. La calidad se evaluó mediante la escala de Newcastle-Ottawa para los estudios de cohortes. El resultado principal fue la frecuencia de SPAC diagnosticado por (1) investigación de laboratorio, (2) patología radiológica y (3) signos y síntomas clínicos que estaban presentes al menos un mes después del diagnóstico de COVID-19 o después del alta hospitalaria. Se definió SPAC a corto plazo como un mes; a mediano plazo, de 2 a 5 meses; ya largo plazo, como 6 meses o más después del diagnóstico de COVID-19 o del alta hospitalaria. Las SPAC se clasificaron por sistema de órganos, es decir, neurológico;cardiovascular; respiratorio; digestivo; dermatológico; y oído, nariz y garganta, así como salud mental, síntomas constitucionales y movilidad funcional. No se realizó un metanálisis debido a la alta heterogeneidad en el resultado de interés.
Resultados
De un total de 2100 estudios identificados, 57 estudios con 250 351 sobrevivientes de COVID-19 cumplieron los criterios de inclusión. La media de edad de los supervivientes fue de 54.4 años, 140 196 (56%) eran varones y 197 777 (79%) fueron hospitalizados durante la COVID-19 agudo. Los países de ingresos altos contribuyeron con 45 estudios (79%).
La mediana de la proporción de sobrevivientes de COVID-19 que experimentaron al menos una SPAC fue del 54.0% (13 estudios) al mes (corto plazo), el 55.0% (38 estudios) a los 2 a 5 meses (a medio plazo) y el 54.0% (9 estudios) a los 6 meses o más (a largo plazo). Cuando se estratificó por grupos de ingresos del Banco Mundial, la mediana de la frecuencia de SPAC fue 54.6% (45 estudios) en países de ingresos altos y 56.0% (12 estudios) en países de ingresos bajos y medianos. Las tasas de SPAC fueron similares en los estudios con porcentajes más altos (≥ 60%) y más bajos (< 60%) de pacientes hospitalizados
Las secuelas pulmonares, los trastornos neurológicos, los trastornos de salud mental, las alteraciones de la movilidad funcional y los síntomas generales y constitucionales más prevalentes fueron anomalías en las imágenes del tórax (mediana: 62.2%), dificultad para concentrarse (mediana: 23.8%), trastorno de ansiedad generalizada (mediana: 29.6%), deficiencias funcionales generales (mediana: 44.0%) y fatiga o debilidad muscular (mediana: 37.5%), respectivamente. Otros síntomas notificados con frecuencia incluyeron trastornos cardíacos, dermatológicos, digestivos y de oído, nariz y garganta. El dolor torácico y las palpitaciones fueron manifestaciones cardiovasculares frecuentes en los sobrevivientes de COVID-19. La tasa general de trastornos gastrointestinales fue del 6% e incluyó dolor abdominal, disminución del apetito, diarrea y vómitos.
Conclusiones
Los resultados de la presente revisión sistemática indican que más de la mitad de los sobrevivientes de COVID-19 experimentaron SPAC 6 meses después de la recuperación. Las SPAC más frecuentes involucraron alteraciones de la movilidad funcional, anomalías pulmonares y trastornos de salud mental. Estos efectos de SPAC a largo plazo ocurren en una escala que podría sobrepasar la capacidad de atención de salud existente, particularmente en países de ingresos bajos y medianos. La SPAC es una enfermedad multisistémica, con alta prevalencia tanto a corto como a largo plazo. En el futuro, los médicos pueden considerar tener un umbral bajo para SPAC y deben trabajar hacia un marco clínico holístico para lidiar con los efectos directos e indirectos de las secuelas del SARS-CoV-2. Los mecanismos que sustentan las manifestaciones posagudas y crónicas de COVID-19 no se comprenden del todo. Sin embargo, estos mecanismos se pueden agrupar en el efecto directo de la infección viral y el efecto indirecto en la salud mental por estrés postraumático, aislamiento social y factores económicos, como la pérdida del empleo.
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