Introducción
Entre 2020 y principios de 2021, el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2) se propagó rápidamente en todo el mundo; la pandemia de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés) generó más de 2.4 millones de decesos a nivel mundial.
Alrededor del 1.6% de los niños con diagnóstico de COVID-19 debieron ser internados y 0.01% de ellos fallecieron sólo en los Estados Unidos. COVID-19 se asocia con trastornos de la coagulación y con una fuerte predisposición para la trombosis. La “tormenta de citoquinas” descripta en pacientes con COVID-19 tiene influencia decisiva en la fisiopatogenia de la enfermedad y representa el vínculo entre la inflamación y la trombosis.
En los adultos, las complicaciones relacionadas con trastornos de la coagulación incluyen microangiopatía pulmonar y renal, tromboembolismo venoso y arterial (accidente cerebrovascular [ACV] agudo, trombosis venosa profunda [TVP], embolismo pulmonar y trombosis de catéteres arteriales y venosos).
En un metanálisis reciente se encontró que los pacientes con COVID-19 que presentan TVP suelen ser de edad avanzada. Si bien la infección por SARS-CoV-2 en niños habitualmente es leve, puede asociarse con síndrome inflamatorio multisistémico temporalmente vinculado con SARS-CoV-2 (MIS-C por su sigla en inglés), asociado con enfermedad grave y efectos adversos a largo plazo.
El MIS-C por lo general aparece semanas después de la infección; el espectro clínico es heterogéneo, desde fiebre persistente hasta inflamación, con características similares a las de la enfermedad de Kawasaki, shock, insuficiencia de múltiples órganos y muerte.
Los parámetros de la coagulación e inflamatorios se comprometen en el contexto de COVID-19; el MIS-C se caracteriza por anormalidades bioquímicas sugestivas de un estado de proinflamación y procoagulante; sin embargo, se desconoce si este síndrome pediátrico se relaciona con eventos trombóticos. El objetivo de la presente revisión de la literatura fue conocer las complicaciones trombóticas en niños con COVID-19 o MIS-C.
Métodos
Los artículos publicados hasta 1 de enero de 2021 se identificaron mediante búsqueas en Medline, PubMed, Scopus, la Web of Science y Google Scholar. La revisión no se limitó a regiones geográficas o etnias, pero sólo se consideraron artículos publicados en inglés. Se incluyeron niños con diagnóstico de COVID-19. Se tuvieron en cuenta las características metodológicas de los estudios, las características de los participantes, la gravedad de la enfermedad, las intervenciones y la evolución clínica. Debido a la falta de homogeneidad entre los estudios se realizó síntesis narrativa de los datos.
Resultados
Se identificaron 86 artículos, 14 de los cuales fueron aptos para la presente revisión. Los pacientes tuvieron entre 9 meses y 17 años. Nueve estudios se publicaron en 2020; se analizaron en total 9 varones y 10 niñas. En 8 series se incluyeron pacientes con comorbilidades, entre ellas meningitis tuberculosa, enfermedad de células drepanocíticas, asma y obesidad. El diagnóstico de COVID-19 se basó en prueba de reacción en cadena de la polimerasa por transcriptasa inversa (RT-PCR por su sigla en inglés) en hisopado nasofaríngeo, detección de IgM contra SARS-CoV-2 o estudio histopatológico post mortem en 1 caso (partículas virales en el corazón).
La trombosis afectó pulmones (21%), tracto digestivo, corazón, cerebro, extremidades inferiores, ojos, riñones o piel. En 4 pacientes se estableció el diagnóstico de MIS-C. En 7 estudios se refirieron niveles séricos elevados de dímero-D. En 2 trabajos se analizaron los niveles de fibrinógeno (en dos de ellos se refirieron niveles aumentados). En diversos estudios se refirieron anormalidades en el recuento de plaquetas, los niveles de NT-proBNP, y ferritina.
El tratamiento más frecuente consistió en la administración de heparina (42%); en 3 estudios se administró ácido acetilsalicílico, hidroxicloroquina, inmunoglobulina por vía intravenosa, y tocilizumab (8 mg/kg) en 1 paciente con anemia drepanocítica.
Los pacientes se recuperaron por completo o fueron dados de alta, o mejoraron pero requirieron asistencia médica o rehabilitación; un paciente con MIS-C falleció de manera súbita después de la internación.
Conclusión
En la presente revisión se analizaron 19 pacientes, 73.7% de ellos con comorbilidades ausentes o leves. El riesgo de ACV isquémico en asociación con la infección por SARS-CoV-2 fue de 0.82% y el de TVP en pacientes con MIS-C de 4.3%, más bajo que el referido en la población adulta. Por lo tanto, los eventos trombóticos o tromboembólicos son raros en pacientes pediátricos con COVID-19 y MIS-C. No obstante, al igual que en adultos, debe mantenerse un nivel alto de alerta, sobre todo en aquellos pacientes con comorbilidades que constituyen factores de riesgo para eventos trombóticos.
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