Resúmenes amplios

COVID-19, POLUCIÓN AMBIENTAL Y CAMBIO CLIMÁTICO


Phayao, Tailandia:
La evidencia global avala la existencia de interacciones positivas y negativas entre COVID-19, polución del aire y cambio del clima. La interacción entre la COVID-19 y los mencionados factores ambientales podría ser, en algunos casos, bidireccional. De hecho, numerosos estudios describieron correlaciones positivas entre el número de casos de COVID-19 y la concentración de ciertos contaminantes; en otros, en cambio, se observaron asociaciones negativas. Algunos contaminantes ambientales, como la concentración de materia particulada y ozono, podrían asociarse con aumento de los casos de COVID-19, mientras que las cuarentenas implementadas por esta enfermedad atenúan, en el corto plazo, la polución ambiental.

Frontiers in Public Health 91-5

Autores:
Amnuaylojaroen T, Parasin N

Institución/es participante/s en la investigación:
University of Phayao

Título original:
The Association Between COVID-19, Air Pollution, and Climate Change

Título en castellano:
Asociación entre COVID-19, Polución del Aire y Cambio Climático

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.59 páginas impresas en papel A4

Introducción

La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por su sigla en inglés) surgió en la China y se propagó rápidamente al resto del mundo; la enfermedad es producida por el coronavirus 2 causante del síndrome respiratorio agudo grave (severe acute respiratory syndrome [SARS]-CoV-2). Estudios recientes sugieren dos vías principales de transmisión de la COVID-19: la directa y la indirecta.

Los bioaerosoles con el virus se propagan directamente por el aire en forma de pequeñas gotitas de respiración y de otros fluidos corporales, como también de la madre al lactante. De manera indirecta, el SARS-CoV-2 se transmite por medio de elementos contaminados –fómites y superficies en el entorno cercano del paciente infectado.

Los contaminantes ambientales representan factores de riesgo de enfermedad respiratoria infecciosa, por ejemplo COVID-19. Además, la polución del aire puede aumentar la vulnerabilidad de los pacientes y ejercer efectos deletéreos, en términos pronósticos. Se ha sugerido que este fenómeno podría relacionarse con la expresión aumentada de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA2) en las células epiteliales del tracto respiratorio, expuesto a contaminantes del aire.

Por otra parte, las cuarentenas implementadas para reducir la propagación de la COVID-19 se asociaron con múltiples efectos beneficiosos en el ambiente y el consumo de energía.

No obstante, muchos factores que contribuyen a los cambios climáticos también se vinculan con aumento del riesgo de pandemias, como consecuencia de diversos factores, como la temperatura, la velocidad del viento y la humedad.

El objetivo de esta breve revisión fue resumir las vinculaciones entre la COVID-19, la polución ambiental y los cambios del clima, y determinar los efectos positivos y negativos asociados con estas interacciones.

 

COVID-19 y polución ambiental

La relación entre la polución del aire y las infecciones por coronavirus son ambiguas y, de hecho, en los estudios más recientes se han descripto correlaciones positivas y negativas. Según numerosos trabajos, la polución del aire se asocia con índices más altos de mortalidad por COVID-19, en tanto que las cuarentenas implementadas como consecuencia de esta enfermedad podrían reducir la contaminación ambiental. Estudios recientes sugirieron que el riesgo aumentado de infección por SARS-CoV-2 obedece a la exposición a niveles más altos de contaminantes, como materia particulada (MP) de menos de 2.5 µm de diámetro aerodinámico (MP2.5), MP10, monóxido de carbono (CO), dióxido de nitrógeno (NO2), dióxido de azufre (SO2) y ozono (O3). En un estudio, la exposición prolongada a MP2.5 se asoció con aumento sustancial del 11% en el riesgo de mortalidad por causas cardiovasculares y de internaciones. Además, según los resultados de una investigación realizada en Milán, todos los casos nuevos de COVID-19 se correlacionaron, de manera positiva, con la concentración promedio de MP2.5 y con la MP10 máxima diaria. Diversos trabajos analizaron las relaciones entre la exposición a O3 y especies reactivas de nitrógeno (NOx) y la COVID-19; sin embargo, los resultados no fueron concluyentes. Se han referido correlaciones tanto negativas como positivas entre la exposición a NOx y COVID-19 en diversas partes del mundo. No obstante, en términos de la transmisión de SARS-CoV-2, la exposición a O3 se asocia sustancialmente con COVID-19.

Existe poca información sobre la relación entre la exposición a CO y SO2 y la COVID-19. Un grupo de investigadores comprobó que el aumento de los niveles de CO y SO2 en el aire se correlacionan con disminuciones en el número diario de casos de COVID-19, mientras que en otro estudio, 1 g/m3 de CO se asoció con un aumento del 15.11% en la cantidad diaria de casos confirmados de COVID-19. En cambio, la concentración de SO2 de 10 g/m3 se relacionó con una disminución del 7,79% en el número regular de casos en 120 ciudades de la China. Por lo tanto, la evidencia disponible por el momento no permite establecer conclusiones firmes, ya que los niveles de CO y de SO2 se han asociado tanto positivamente como de manera negativa con la transmisión de SARS-CoV-2.

Simultáneamente, algunos ensayos sugirieron que los efectos indirectos de la COVID-19 contribuirían a aliviar el problema que significa la polución ambiental. En un estudio efectuado en Egipto se refirió una fuerte correlación entre las cuarentenas por COVID-19 y la reducción de entre 15% y 33% en los niveles de NO2 y la disminución del 5% en la concentración de CO. Resultados similares se obtuvieron en un estudio de la India, en el cual se estimó que las cuarentenas por COVID-19 se asociaron con reducciones de los niveles ambientales de MP10, MP2.5, NO2 y SO2 de 55%, 49%, 60% y 19%, respectivamente, en Delhi y Mumbai. Este hallazgo fue corroborado en otro ensayo, en el cual se encontró que las concentraciones de diversos contaminantes, por ejemplo MP2.5, MP10, O3 y CO, declinaron de manera significativa durante la epidemia de COVID-19 en Bangkok, Tailandia.

 

COVID-19 y cambios climáticos

Las vinculaciones entre la COVID-19 y los cambios climáticos son aún más difíciles de conocer. No existe evidencia franca que avale efectos de los cambios climáticos sobre la COVID-19, posiblemente debido a que los efectos de los cambios climáticos ocurren a más largo plazo.

Se ha sugerido que tanto la humedad absoluta como la temperatura podrían asociarse con las epidemias de influenza, y que facilitarían la progresión de los brotes. En las regiones tropicales, el SARS-CoV-2 parece sobrevivir más en el aire y tener índices más altos de transmisión, en comparación con el virus de la influenza. El efecto directo de la pandemia sobre el clima sería insignificante, al menos en el corto y mediano plazo.

La mayoría de los estudios realizados en muchos países, entre ellos Tailandia, Singapur, India y China, mostraron asociaciones positivas entre la temperatura y el número diario de casos de COVID-19.

Otros estudios, en cambio, encontraron relaciones negativas entre la temperatura y los casos de COVID-19; por ejemplo, en dos estudios, el aumento de la temperatura se asoció con reducción del número de casos nuevos de COVID-19 por día en Brasil y Canadá. Otras variables, como la humedad relativa, la humedad absoluta y la velocidad del viento se vincularon, de manera positiva, con el número de casos nuevos diarios de COVID-19 en muchos países, como Tailandia y Turquía. La humedad relativa se correlacionó de manera negativa con los casos nuevos de COVID-19 en otro estudio; asimismo, se refirió que la humedad relativa más baja promueve la transmisión del virus de la influenza. La estabilidad del SARS-CoV-2 a baja humedad avala la mayor diseminación en áreas con climas subtropicales, como en la ciudad de Hong Kong, durante la primavera. Para la velocidad del viento, la relación con la COVID-19 ha sido idéntica a la referida para la humedad y la temperatura, con asociaciones tanto positivas como negativas. No obstante, la velocidad del viento podría afectar la transmisión del SARS-CoV-2 en el interior de los ambientes y en áreas densamente pobladas.

 

Conclusión

Numerosos estudios mostraron que diversos contaminantes del aire, como MP2.5, MP10, CO, NO2, SO2 y O3, aumentan el riesgo de mortalidad por COVID-19. Sin embargo, algunos grupos sugirieron que los efectos indirectos de la COVID-19 podrían ayudar a reducir la polución ambiental.

La concentración de MP se vinculó directamente con la incidencia de casos de COVID-19. Todavía no se dispone de información categórica para el CO y el SO2, ya que se refirieron asociaciones tanto positivas como negativas con la transmisión del SARS-CoV-2. También se refirieron vinculaciones en ambas direcciones para la COVID-19 y los niveles de NOx en diversas partes del mundo. Los niveles de O3 se han asociado de manera significativa con la COVID-19 y con las infecciones relacionadas con la polución del aire. Para los efectos del cambio climático sobre la COVID-19, la evidencia es menos categórica aún, ya que las consecuencias de este fenómeno se observan a más largo plazo. Pocos estudios sugirieron que el SARS-CoV-2 sobrevive más en el aire y que se asocia con índices más altos de transmisión que los del virus de la influenza en las regiones tropicales. En términos climáticos, es posible que la respuesta inducida por la pandemia de COVID-19 se asocie con reducción de la temperatura global hacia 2030. Se requieren estudios a más largo plazo para establecer con precisión las interacciones entre COVID-19, contaminación del aire y cambio climático.

 



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