Introducción
La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés), causada por coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2), generó una crisis de salud en todo el mundo. Se han registrado más de 190 millones de infectados y más de 4 millones de decesos en todo el mundo, como consecuencia de COVID-19, según las estimaciones epidemiológicas de la Organización Mundial de la Salud, actualizadas el 20 de julio de 2021.
A principios de la pandemia, la neumonía con riesgo de progresión de síndrome de distrés respiratorio agudo recibió la mayor atención por parte de la totalidad de la comunidad científica y de los profesionales de la salud, ya que se asocia con índices altos de mortalidad. Sin embargo, cada vez existe mayor evidencia que sugiere riesgo aumentado de complicaciones cardiovasculares y trombóticas, luego de COVID-19. El pronóstico de los pacientes con COVID-19 y estas complicaciones es menos favorable, de modo que con urgencia deben poder ser identificadas aquellas poblaciones con riesgo particularmente alto de presentarlas.
La evidencia que sugiere asociaciones entre COVID-19 y complicaciones cardiovasculares deriva, sobre todo, de estudios relativamente pequeños, realizados principalmente en las primeras fases de la pandemia; además, por lo general abarcaron pacientes internados por COVID-19, es decir sujetos con COVID-19 grave. Por lo tanto, se carece de estudios a nivel de población, aptos para identificar con precisión el riesgo de eventos cardiovasculares agudos, en pacientes con COVID-19. Por lo tanto, el objetivo del presente estudio fue cuantificar el riesgo relativo de infarto agudo de miocardio (IAM) y de accidente cerebrovascular (ACV) isquémico luego de COVID-19, por medio de la aplicación de dos procedimientos metodológicos particulares. En primer lugar se realizó una serie de casos con autocontrol (SCAC) en una amplia cohorte nacional de un registro médico con todos los pacientes que presentaron COVID-19 en Suecia; en segundo lugar, se realizó un estudio emparejado de cohorte, con el propósito de identificar posible riesgo aumentado de eventos cardiovasculares agudos, luego de COVID-19, en comparación con el riesgo basal de la población general.
Pacientes y métodos
La SCAC y el estudio con cohorte emparejada se realizaron con los datos de registros poblacionales de Suecia. A partir de registros nacionales de internación, asistencia ambulatoria, cánceres y defunciones se identificaron todos los pacientes que presentaron COVID-19 entre 1 de febrero y 14 de septiembre de 2020. Los controles fueron sujetos comparables en edad, sexo y lugar de residencia. Los casos de IAM y de ACV isquémico se identificaron a partir de los códigos de la Clasificación Internacional de Enfermedades. El método de SCAC se utilizó para estimar los cocientes de los índices de incidencia (incidence rate ratio [IRR]) para el primer evento de IAM o ACV isquémico luego de COVID-19, en comparación con un período control. La cohorte para el estudio emparejado se utilizó para determinar riesgo aumentado de eventos cardiovasculares agudos, en las dos primeras semanas que siguen a COVID-19, respecto del riesgo basal en la población general, luego de considerar factores importantes de riesgo cardiovascular.
Resultados
En la SCAC se evaluaron 86 742 pacientes con COVID-19, mientras que en el ensayo de cohorte, las comparaciones se realizaron con 348 481 controles comparables.
El IRR para el IAM en la SCAC fue de 2.89 (intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 1.51 a 5.55) para la primera semana, de 2.53 (IC 95%: 1.29 a 4.94) para la segunda semana, y de 1.60 (IC 95%: 0.84 a 3.04) en las semanas 3 y 4 luego de COVID-19.
Los IRR correspondientes para el ACV isquémico fueron de 2.97 (IC 95%: 1.71 a 5.15) en la primera semana, 2.80 (IC 95%: 160 a 4.88) en la segunda semana, y de 2.10 (IC 95%: 1.33 a 3.32) en las semanas 3 y 4 después de COVID-19.
En el análisis de cohorte, los odds ratio (OR) fueron de 3.41 (IC 95%: 1.58 a 7.36) para el IAM, y de 3.63 (IC 95%: 1.69 a 7.80) para el ACV en las dos semanas que siguieron a COVID-19.
Conclusión
Los resultados del presente estudio con la aplicación de dos metodologías diferentes indican que COVID-19 diagnosticada por laboratorio representa un factor independiente de riesgo de IAM y de ACV isquémico, incluso después del ajuste según factores importantes de confusión. Los hallazgos sugieren que las complicaciones cardiovasculares agudas podrían representar manifestaciones clínicas esenciales de COVID-19, con efectos clínicos a largo plazo que todavía no se conocen con precisión. Las estrategias preventivas y de diagnóstico deben considerarse una prioridad en salud pública, con el objetivo de minimizar la morbilidad y la mortalidad asociadas con estas complicaciones.
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