Introducción
La enfermedad por coronavirus 2019 generó consecuencias devastadores en todo el mundo, en relación directa con la enfermedad, por las secuelas que surgen en pacientes que estuvieron a punto de perder la vida y por la posible aparición de entidad nueva, cada vez más y mejor reconocida – posCOVID o COVID prolongada (CP).
Los pacientes con CP son aquellos que, de manera independiente de la gravedad del proceso agudo, refieren síntomas que persisten en el tiempo. CP es un síndrome complejo, con una gran variedad de síntomas, en ocasiones intermitentes, y que afectan a múltiples órganos.
Según los datos de la encuesta realizada por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), en colaboración con el colectivo de pacientes afectados por CP, el perfil de los afectados suele ser el de una mujer, de 43 años en promedio, que no precisó ingreso hospitalario y cuyos síntomas persisten más allá de los 6 meses.
Las manifestaciones clínicas más frecuentes son la astenia, el malestar general, las cefaleas, los trastornos del estado de ánimo, las artralgias, y la falta de concentración; sin embargo, se han descripto hasta 200 síntomas diferentes.
Los síntomas que refieren los pacientes con CP tienen un carácter subjetivo y son difíciles de valorar mediante la exploración física y las pruebas diagnósticas disponibles, lo que hace necesario el uso de herramientas o cuestionarios que ayuden a su cuantificación.
Las escalas o cuestionarios de medición en salud son instrumentos que permiten evaluar características de los pacientes que en ocasiones no se pueden medir objetivamente. En el caso de CP podrían ser útiles para el seguimiento de los pacientes, para conocer el pronóstico de la enfermedad, y para unificar criterios entre profesionales sanitarios, entre otros fines.
Existen numerosas escalas para la valoración de cada uno de los síntomas que refieren los pacientes con CP, lo que dificulta al clínico la elección de la escala más adecuada. La escala elegida debe tener validez, ser fiable, fácil y sencilla de aplicar para el profesional y a su vez estar adaptada a las necesidades del paciente.
El objetivo del presente estudio fue conocer, desde la perspectiva del paciente, la utilidad de las diversas escalas de medición de los síntomas de CP.
Pacientes y métodos
Se aplicó una encuesta online, anónima y voluntaria, en la que se evaluaban diferentes escalas agrupadas en 8 bloques temáticos: calidad de vida, dolor, disnea, fatiga, ejercicio físico, trastornos del sueño, trastornos emocionales y alteraciones cognitivas. Se seleccionaron las escalas de uso clínico más habituales en el abordaje de esta patología. Se tuvieron en cuenta la edad, el sexo y la ocupación (profesionales sanitarios u otros).
Resultados
Un total de 36 pacientes con CP respondieron la encuesta online; el 86.1% eran mujeres de 43.25 años en promedio (DE de 6.90) y el 44.4% de los participantes eran profesionales de la salud.
Las escalas con mayor aceptación fueron la SF-36 que permite conocer la calidad de vida relacionada con la salud (59% de los encuestados), la Escala Española de Gradación del Dolor Crónico
(47% de los participantes), la escala Modified Medical Research Council (mMRC) para la valoración de la disnea (92% de los sujetos), la Modified Fatigue Impact Scale (MFIS) para la valoración de la fatiga (83%), la escala global de actividad física (47%), el Pittsburgh Sleep Quality Index (PSQI) para detectar trastornos del sueño (58%), la escala hospitalaria de ansiedad y depresión (HAD) para los trastornos emocionales (53%) y la CFE-30 para la detección de trastornos de la memoria en las actividades cotidianas (53%).
Conclusión
Se estima que más del 10 % de los pacientes que han sufrido COVID-19 presentan síntomas persistentes a lo largo del tiempo, que limitan en gran medida su calidad de vida y suponen consecuencias muy desfavorables para los sistemas de salud.
La mayoría de síntomas de CP son subjetivos y difíciles de cuantificar con pruebas diagnósticas convencionales, por lo que es necesario contar con herramientas que ayuden a los profesionales a valorar esta patología. Hasta la fecha no se dispone de cuestionarios o escalas que sean capaces de valorar los síntomas de CP de forma global, por lo que se ha intentado seleccionar instrumentos de medición que sirvan para estudiar los síntomas más importantes de forma más objetiva.
La opinión de los pacientes con CP se considera clave a la hora de elegir las escalas que más se ajusten a sus necesidades. Para el presente estudio se analizó la opinión de casi 40 pacientes afectados por la enfermedad, con un perfil clínico similar al descrito (mujeres de mediana edad, de entre 40 y 45 años). Ni el sexo ni la edad de los pacientes influyó de forma significativa en el sentido y la opinión vertida acerca de las diferentes escalas.
Aunque las escalas y cuestionarios planteados miden bloques sintomáticos diferentes, se pueden extraer conclusiones transversales y comunes que pueden aplicarse a la hora de crear una escala integral. En este sentido deberán tenerse en cuenta la temporalidad (la escala debe de medir la evolución de los síntomas en un largo período de tiempo, ya que los enfermos afectados por CP presentan síntomas más de 6 meses después del episodio agudo), las fluctuaciones sintomáticas que pueden observare, incluso, en el mismo día, la situación clínica previa a COVID-19, y la consideración conjunta de todos los síntomas de forma específica y desde diferentes puntos de vista y situaciones. Cualquier escala útil en este contexto deberá ser sencilla y fácil de usar.
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