Introducción
El primer coronavirus con capacidad de infección de los seres humanos se aisló en 1937, pero recién en 1965, estos virus fueron denominados de esta forma por sus características estructurales. Como consecuencia del surgimiento de este virus y de nuevas olas de infecciones, todo el mundo focalizó sus esfuerzos para comprender mejor las características de estos microorganismos y diseñar estrategias eficaces de prevención.
De los 6 tipos de virus de la familia Coronaviridae, el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2) es responsable de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés); este virus comparte su estructura genética en un 80% con SARS-CoV, responsable de la pandemia de 2002.
La principal forma de contagio de SARS-CoV-2 es entre personas, por medio de gotitas de secreciones respiratorias en el aire. La prueba estándar para el diagnóstico es la reacción en cadena de la polimerasa en tiempo real (RT-PCR por su sigla en inglés) en muestras obtenidas por hisopado nasofaríngeo u orofaríngeo. Sin embargo, el virus ha sido aislado de orina, heces, conjuntiva, y saliva de personas infectadas; la presencia de virus en semen es un interrogante.
Más de 27 virus pueden aislarse en muestras de semen, de modo que no existen dudas de que los virus pueden infectar el tracto reproductivo masculino. Además de los aspectos relacionados con la transmisión del virus, trabajos previos sugieren que ciertos virus podrían afectar la fertilidad cuando infectan los órganos del sistema reproductivo. De allí la importancia de investigar la presencia de SARS-CoV-2 en el semen de hombres infectados y los posibles cambios en la fertilidad. La evidencia de SARS-CoV-2 en semen de pacientes infectados no es concluyente, pero se han descripto casos de orquitis con efectos deletéreos sobre el tejido testicular en estudios post mórtem, con confirmación de virus en los testículos. El mecanismo de infección celular de SARS-CoV-2 es similar al de SARS-CoV, como consecuencia de las interacciones entre la proteína de la espiga y el receptor celular – la enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA2). Estudios previos demostraron expresión alta de estos receptores en células germinales y células somáticas del tejido testicular, de modo que los testículos serían vulnerables a la infección. En la presente revisión narrativa se resume la evidencia disponible acerca de los efectos de COVID-19 sobre el sistema reproductor masculino.
Receptores celulares asociados con el proceso infeccioso
Varios estudios demostraron expresión diferente de los receptores ECA2 en distintos tejidos humanos, sobre todo en función de los estudios con secuenciación de ARN. Estos trabajos confirmaron expresión alta de ECA2 en las células de Leydig y en las células de los túbulos seminíferos, además de expresión alta en las células germinales. También se observó que el tejido testicular es el que expresa la mayor concentración de receptores ECA2, en comparación con otros tejidos humanos, con niveles incluso más altos que los que se comprueban en tejido pulmonar, el principal órgano afectado por SARS-CoV. En cambio, la expresión de receptores es baja en la próstata y la vejiga. Los hallazgos aportan evidencia de que los testículos son vulnerables a la infección por SARS-CoV-2.
Además de los receptores ECA2, la expresión de la proteasa transmembrana (Transmembrane Serine Protease 2 [TMPRSS2]) es igual de importante para la infección. Esta proteasa es responsable de la fragmentación de la proteína S viral, con lo cual se favorece la fusión y la invasión de las células del organismo. Se demostró expresión baja o extremadamente infrecuente de receptores ECA2 en simultáneo con TMPRSS2 en tejido testicular, a diferencia de la elevada expresión simultánea en neumocitos y células nasales epiteliales, un hecho que explica la frecuencia de síntomas respiratorios en el contexto de COVID-19. La expresión de ambas proteínas también es alta en íleo, corazón y riñones, un hecho que explica las manifestaciones gastrointestinales, cardíacas y renales de la enfermedad.
En consecuencia, la infección por SARS-CoV-2 en el sistema reproductor masculino es muy poco probable. Cabe destacar, sin embargo, que el virus puede encontrar otras formas para infectar a las células de organismo, no relacionadas con la expresión de receptores ECA2 y de TMPRSS2.
Presencia de SARS-CoV-2 en semen y otras secreciones
No se detectó SARS-CoV-2 en semen de pacientes infectados, por medio de reacción en cadena de la polimerasa (RT-PCR). Sin embargo, en los estudios se incluyeron números reducidos de pacientes y la mayoría de ellos cursaban el período de recuperación de la enfermedad, alrededor de 30 días después del inicio de los síntomas. No obstante, el 19% de los enfermos refirió dolor testicular. En un trabajo con 38 enfermos internados con COVID-19, 15 pacientes en la fase aguda, se encontró virus en el semen de 6 de ellos (15.8%), en comparación con 8.7% de los enfermos en fase de recuperación. Se observaron niveles más altos de virus por períodos prolongados en los pacientes con enfermedad grave.
Función gonadal en pacientes con COVID-19
Sólo en un estudio se evaluó la función gonadal por medio del perfil hormonal; en comparación con sujetos sanos, los pacientes infectados presentaron niveles aumentados de LH y cociente reducido entre testosterona y LH, como posible indicador de efectos gonadales tóxicos. Sin embargo, en el estudio se analizaron pacientes con enfermedad moderada a grave y se sabe que los trastornos febriles pueden alterar la función gonadal, de modo que los cambios observados podrían ser atribuibles a la hipertermia y no específicamente a COVID-19. En ningún estudio se realizó análisis seminal, de modo que no se conocen los efectos del virus sobre la fertilidad. El virus de las paperas y otros virus se asocian con efectos gonadales directos, motivo por el cual los posibles efectos de SARS-CoV-2 deben ser mejor estudiados.
Conclusión
Como para cualquier otra enfermedad emergente, existen más sospechas e hipótesis que certezas acerca de los posibles efectos de COVID-19 sobre el sistema reproductor masculino. Si bien el virus fue detectado en semen de pacientes infectados, las consecuencias de este hallazgo sobre el sistema reproductor masculino deberán ser estudiadas en el futuro.
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