Introducción

En diciembre de 2019 se comunicaron los primeros casos de una nueva enfermedad infecciosa en la provincia de Hubei, China; poco tiempo después, el agente etiología de esta forma de neumonía atípica se identificó como un nuevo coronavirus, el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2). Globalmente, hasta 5 de noviembre de 2020 se refirieron más de 47 millones de casos de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés) en 188 países y territorios, con más de 1.2 millones de muertes. Los pacientes con COVID-19 esencialmente presentan síntomas del tracto respiratorio inferior, como fiebre, tos, disnea y malestar en el pecho; algunos pacientes presentan, también, compromiso del tracto respiratorio superior, como odinofagia, congestión nasal, rinorrea, y disfunción olfatoria. La British Association of Otorhinolaryngology-Head and Neck Surgery emitió un comunicado en abril de 2020 acerca de la importancia de la anosmia de reciente inicio, en ausencia de daño cerebral u obstrucción nasal, como una manifestación característica de COVID-19. Asimismo, la European Rhinologic Society sugirió que la pérdida del olfato era un síntoma sustancial en pacientes con COVID-19, presente en el 20% al 60% de los casos. Más aún, en pacientes con COVID-19, la pérdida del olfato podría ser un síntoma de presentación, antes que aparezcan las manifestaciones típicas, como la tos, la fiebre y la disnea. En el contexto de la pandemia, en los enfermos con pérdida súbita del olfato debería considerarse fuertemente el diagnóstico de COVID-19.

La disfunción olfatoria afecta considerablemente la calidad de vida de los pacientes; el olfato ejerce una función importante para la detección rápida de situaciones de alarma en la vida cotidiana, como la exposición a gas o a químicos. La disfunción olfatoria posterior a las infecciones virales es una de las formas más comunes de pérdida del olfato.

Además, de los efectos antiinflamatorios, los corticoides intranasales podrían mejorar la función olfatorio al modular la funcionalidad de los neuronas de los receptores olfatorios, por medio de efectos sobre la Na-K-ATPasa olfatoria. En un estudio previo se analizaron los efectos de los corticoides tópicos y sistémicos en pacientes con pérdida olfatoria; la administración local de mometasona en spray nasal se asoció con mejora del sentido del olfato. Los beneficios de esta forma de tratamiento se observaron en pacientes con pérdida idiopática del olfato, infecciones del tracto respiratorio superior, enfermedad de los senos paranasales y pérdida postraumática del olfato.

El objetivo del presente estudio fue determinar la eficacia del tratamiento con furoato de mometasona, un corticoide intranasal, en pacientes con anosmia e hiposmia luego de la recuperación de COVID-19.

Pacientes y métodos

La investigación prospectiva, aleatorizada y controlada se realizó en el Benha University Hospital de Egipto, entre agosto y noviembre de 2020. Se incluyeron pacientes con antecedente de COVID-19 que presentaban anosmia o hiposmia. Los enfermos debían haber tenido infección por SARS-CoV-2 confirmada por reacción en cadena de la polimerasa por transcriptasa reversa (RT-PCR por su sigla en inglés) en muestras nasofaríngeas. La recuperación se definió en los enfermos que presentaron resultados negativos en 2 pruebas de PCR consecutivas.

Se incluyeron pacientes de 18 años o más; se tuvieron en cuenta el sexo, la edad, la duración y la gravedad de COVID-19 y el lugar del aislamiento. También se registraron los antecedentes de diabetes, hipertensión arterial y de tratamiento con corticoides, durante el curso de COVID-19.

Un total de 100 pacientes fueron aleatoriamente asignados a dos grupos; en el grupo I se incluyeron 50 pacientes tratados con furoato de mometasona (spray nasal en dosis de 2 disparos [100 µg] una vez por día en cada fosa nasal durante 3 semanas, con entrenamiento olfatorio) en tanto que los otros 50 pacientes sólo recibieron entrenamiento olfatorio. La valoración del sentido del olfato se realizó con escalas visuales analógicas de 0 a 10 putos. Los pacientes fueron evaluados después de la recuperación de COVID-19 y, nuevamente, 3 semanas más tarde. Se tuvieron en cuenta los puntajes de olfato, la duración de la pérdida de la función olfatoria y el tiempo hasta la recuperación de la misma.

Resultados

Los puntajes de la función olfatoria mejoraron en los dos grupos de pacientes hacia el final de la tercera semana (p < 0.001). Cuando se compararon los puntajes entre los enfermos de ambos grupos después de 1, 2 y 3 semanas de tratamiento no se observaron diferencias significativas entre los grupos.

El 62% de los enfermos del grupo I presentó recuperación completa de la función olfatoria después de 3 semanas, en comparación con el 52% de los pacientes del grupo control (p = 0.31).

Conclusión

Los resultados del presente estudio sugieren que el tratamiento con furoato de mometasona en spray nasal no se asocia con beneficios significativos en términos de los índices de recuperación y la duración de la anosmia luego de COVID-19.