Introducción

La infección por coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2) puede ser asintomática o, por el contrario, ser causa de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés), con sólo síntomas leves del tracto respiratorio superior o con enfermedad grave con insuficiencia respiratoria e índices altos de mortalidad. Hasta noviembre de 2020 se habían comunicado más de 60 millones de casos de infección por SARS-CoV-2 en todo el mundo, con más de 1.4 millones de decesos.

Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, múltiples trabajos analizaron las características clínicas y el pronóstico de la infección por SARS-CoV-2 en su fase aguda. En consecuencia, en la actualidad es más fácil predecir el pronóstico y optimizar el tratamiento de pacientes con COVID-19, en comparación con lo que ocurrió al principio de la pandemia.

Por el contrario, el tipo y la gravedad de las secuelas funcionales y respiratorias de COVID-19 no se conocen con precisión. COVID-19 es una enfermedad sistémica con compromiso predominante de los pulmones; los estudios histopatológicos revelaron destrucción difusa del epitelio alveolar, daño capilar o sangrado, formación de membrana hialina, fibrosis de los tabiques alveolares y consolidación pulmonar. Como consecuencia de estos daños, la capacidad de difusión de monóxido de carbono (DL_CO) a menudo se observa comprometida en pacientes que se recuperan de COVID-19, tal como ha sido referido para la infección por coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS SARS]-CoV-1) y para el síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS por su sigla en inglés), otra enfermedad causada por coronavirus. En estos casos se ha referido alteración de la función pulmonar, meses o años después de la enfermedad aguda. El compromiso para la capacidad para el ejercicio a menudo ocurre de manera paralela con la reducción de la DL_CO; de hecho, los pacientes que se recuperan de neumonía por SARS tienen distancia de caminata en la prueba de 6 minutos (PC6M) y puntajes del 36-item Short Form General Health Survey más bajos de manera sostenida, en comparación con los de la población general. El deterioro funcional, asociado con COVID-19, también puede acompañarse de evolución psicológica desfavorable. En este contexto, el abordaje multidisciplinario de los pacientes con COVID-19, con atención a las secuelas funcionales y psicológicas, será especialmente útil para mejorar la evolución clínica de los enfermos. El objetivo del presente estudio de cohorte fue determinar la prevalencia y las asociaciones clínicas del compromiso funcional y psicológico, 4 meses después de la recuperación de COVID-19.

Métodos

Para el estudio se siguieron las pautas Strengthening the Reporting of Observational Studies in Epidemiology (STROBE). El presente trabajo prospectivo de cohorte se llevó a cabo en hospitales académicos del norte de Italia, con pacientes de 18 años o más (o las personas que los cuidaban), con diagnóstico confirmado de infección por SARS-CoV-2, y enfermedad grave que requirió internación entre 1 de marzo y 29 de junio de 2020. La infección por SARS-CoV-2 se confirmó por medio de prueba en reacción de cadena de la polimerasa por transcriptasa reversa (RT-PCR por su sigla en inglés) en muestras se secreciones bronquiales, por serología o por los hallazgos en la tomografía computarizada. La variable de exposición fue COVID-19 grave con necesidad de internación. El criterio principal de valoración fue el porcentaje de enfermos con DL_CO de menos del 80% del valor esperado; los criterios secundarios de valoración incluyeron el compromiso grave de la función pulmonar (DL_CO de menos de 60%), el porcentaje de pacientes con síntomas de trastorno por estrés postraumático, valorado con el Impact of Event Scale–Revised total score, el porcentaje de pacientes con compromiso funcional en la Short Physical Performance Battery (SPPB) y en la prueba de caminata de 2 minutos.

Resultados

Entre los 767 pacientes internados por COVID-19, 494 (64.4%) no aceptaron participar en el estudio, y 35 (4.6%) fallecieron durante el seguimiento. Un total de 238 pacientes (31%) de mediana de edad de 61 años (rango intercuartílico de 50 a 71 años), con 142 hombres, y con una mediana de 2 comorbilidades estuvieron dispuestos a participar en el estudio. Un total de 219 de los 238 pacientes pudieron realizar pruebas de función pulmonar y valoración de D_lco . la D_lco estuvo reducida a menos de 80% del valor estimado en 113 pacientes (51.6%) y fue de menos de 60% en 34 enfermos (15.5%). El puntaje de la SPPB sugirió movilidad limitada en 53 enfermos (22.3%; puntaje de menos de 11). Los pacientes con puntajes de la SPPB en el espectro de referencia realizaron prueba de caminata de 2 minutos, la cual mostró resultados anormales, en relación con los valores esperados según el sexo y la edad en 75 pacientes (40.5%), de modo que 128 enfermos (53.8%) presentaron compromiso funcional.  Se encontraron síntomas de estrés postraumático en 41 pacientes (17.2%).

Conclusión

Los resultados del presente estudio confirman que las secuelas respiratorias, físicas y psicológicas son frecuentes en pacientes que presentaron COVID-19, a los 4 meses del alta.