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Introducción
La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) provocada por coronavirus 2 asociado al síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2) tuvo su origen en China en diciembre de 2019 y fue declarada pandemia por la Organización Mundial de la Salud en marzo de 2020. En julio de 2020 se observaron diferencias significativas en los distintos países del mundo, tanto para la tasa de propagación, la gravedad de los síntomas como para la tasa de mortalidad de la COVID-19. La tasa de mortalidad fue diferente, no sólo entre los distintos países, sino también en las distintas regiones de un mismo país. Estudios recientes demostraron una asociación entre la contaminación atmosférica y un pronóstico más grave de la COVID-19. También se demostró que las masas de aire marino contribuyen de forma importante a reducir los niveles de concentración de material particulado fino (MP2.5) en las zonas costeras. La bibliografía médica demostró que vivir cerca de la costa puede mejorar la salud y el bienestar. Al respecto, se encontró que el agua de mar contiene microbiota y moléculas biogénicas que podrían influir en la salud humana; así como vivir en zonas costeras mejora la concentración de vitamina D. Además de las zonas cercanas a la costa, las zonas montañosas son aquellas en las que hay menor contaminación, con una correlación negativa entre el MP2.5y la altitud.
La bibliografía científica sobre el efecto de la altitud sobre la salud de los residentes arrojó resultados contradictorios. Al respecto, se notificaron casos de COVID-19 en regiones de gran altitud de Europa, Asia, Sudamérica, Norteamérica y África. La presente investigación examinó si las condiciones ambientales del aire (como la exposición al MP2.5, las masas de aire marino y la altitud) influyeron en el riesgo de internación por COVID-19 en Italia y en qué medida lo hicieron, luego de tener en cuenta la propagación del virus y el porcentaje de personas mayores en la población.
Métodos
Se estimó un modelo de regresión múltiple logarítmico-lineal en el que se consideró como variable dependiente el logaritmo de la tasa de pacientes hospitalizados por habitante, desde el inicio de la epidemia hasta el 27 de julio de 2020, como variable dependiente. Entre las variables independientes, se tuvieron en cuenta la propagación del virus, la tasa de personas mayores de 50 años, la concentración de MP2.5, la tasa de población que vive junto al mar, la tasa de espacios públicos verdes por cada residente y la tasa de población que vive a gran altura.
Resultados
Esta investigación centró su atención en la influencia de las condiciones ambientales del aire (como la exposición a las partículas finas, MP2.5, al aire del mar y a la altitud) en el riesgo de hospitalización por COVID-19 en Italia y en qué medida lo hicieron, luego de tener en cuenta la propagación del virus y el porcentaje de personas mayores en la población.
Los resultados demostraron que, para este estudio de casos italiano, la tasa de internación aumentó con el porcentaje de personas mayores de 50 años, así como con la concentración promedio de MP2.5y disminuyó con la mayor población de residentes junto al mar. Esto indica que las provincias cercanas al mar, además de tener beneficios sobre la contaminación, ya que la brisa marina reduce las concentraciones de MP) tuvieron un efecto pequeño pero estadísticamente significativo en la gravedad de la COVID-19, con una disminución en el índice de hospitalización en aproximadamente un 2%. La altitud, en estos modelos realizados, no tuvo ningún efecto significativo sobre el nivel de agresividad de la COVID-19, además de los beneficios en la reducción del MP.
Discusión y conclusión
Comentan los autores que la tasa de pacientes hospitalizados por habitante aumentó con la propagación del virus y con el aumento en la edad promedio (más de 50 años) de la provincia. Estos datos concordaron con un estudio previo, que demostró una tasa creciente de internación por COVID-19 con el aumento de la edad promedio (entre 1482 pacientes hospitalizados, el 74% tenía 50 años o más). Además, otra afirmación importante se refiere al aumento de la tasa de internación con una mayor concentración promedio de MP2.5, que coincide con un estudio estadounidense que demostró la relación entre una exposición a largo plazo al MP2.5y las tasas de mortalidad por COVID-19. Además, el estudio estadounidense demostró que la tasa de mortalidad por COVID-19 fue mayor en las regiones donde hubo una exposición a largo plazo al MP2.5. Este resultado se confirmó también en otras investigaciones italianas, lo que indica un aumento de la tasa de mortalidad con una mayor exposición a la contaminación atmosférica. El modelo del presente estudio demostró que las concentraciones de MP2.5explicaron alrededor del 21% de la tasa de hospitalización. Si los límites cuantitativos promedios de MP2.5permitidos por la normativa actual de la Unión Europea (25 µg/m3) se hubiesen respetado en todas las provincias italianas (reducción en Italia de un 4% de las emisiones, aproximadamente 1 µg/m3), habría unas 7339 hospitalizaciones menos por COVID-19 (-11%).
Los resultados mostraron un efecto pequeño pero estadísticamente significativo de la exposición al mar, que podría disminuir la gravedad de los síntomas de COVID-19 en aproximadamente un 2%, además del efecto sobre las concentraciones de MP. De este modo, en el caso de los italianos que no viven cerca del mar, si se consideran los mismos niveles de concentración de MP, habría unas 1363 (2%) hospitalizaciones más en el período analizado. A pesar de que la altitud tiene un efecto positivo, no fue estadísticamente significativo. Este resultado es congruente con un ensayo publicado previamente, que demostró que vivir a mayor altitud no tuvo un efecto adicional sobre la salud humana. Estos resultados difieren con las hipótesis de diversos estudios que indicaron una menor incidencia de la COVID-19 debido a una menor transmisión del virus entre las poblaciones que residen a gran altitud. Sin embargo, los autores consideran que el resultado obtenido en este trabajo podría explicarse si se tiene en cuenta la muy baja proporción de ciudadanos que viven por encima de los 1200 metros sobre el nivel del mar en Italia.
Los autores consideran que los resultados expuestos no son generales y solo son válidos bajo los supuestos específicos de este estudio de casos italiano en el período de tiempo analizado, con el sistema de emergencias de salud pública, la proporción de población que vive a gran altura y cerca del mar, el gran porcentaje de población de edad avanzada, la propagación inicial constante en toda la región, entre otros. Sin embargo, los autores consideran que, dada la complejidad de la asociación causa-efecto, solo pueden abordar una parte del problema. De hecho, este documento no tuvo en cuenta las diferentes formas de propagación de la pandemia por cada región y su dinámica. La investigación principal debería centrarse en la dinámica de la propagación y los efectos en la propagación de la COVID-19, que son asimétricos. Además, para validar estos resultados, habría que comprobar otros estudios de casos.
El propósito de este trabajo fue determinar las zonas con mayor riesgo de hospitalización en Italia, para ayudar al gobierno italiano a reforzar las medidas del sistema de salud. De hecho, el conocer donde están las mayores tasas de hospitalización puede predecir cuales son las zonas en las que hay que reforzar los sistemas de salud. Según los resultados, esto está directamente relacionado con la gravedad de los síntomas que disminuye con la exposición prolongada al mar. Por lo tanto, una estrategia exitosa del gobierno italiano podría ser la detección de las zonas con una mayor tasa de hospitalización y reforzar los sistemas de salud para que estén preparados para la atención de nuevos casos.
En conclusión, los resultados de este estudio de casos italiano mostraron que la tasa de internación aumentó con el porcentaje de personas mayores de 50 años, así como con la concentración promedio de MP2.5y disminuyó con la mayor población de residentes junto al mar. La altitud no tuvo ningún efecto significativo sobre el nivel de agresividad de la COVID-19.
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