Introducción
Los millones de casos de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) han generado consecuencias sanitarias sin precedentes en todo el mundo, incluida la demanda desproporcionada de internaciones, internaciones en unidades de cuidados intensivos (UCI), asistencia ventilatoria y participación de profesionales de la salud particularmente entrenados. Las consecuencias de la pandemia de COVID-19 en el sistema sanitario de cada país son diferentes y dependen, en gran medida, del equilibrio entre la demanda y la oferta de recursos para la salud.
Brasil es un país con recursos socioeconómicos intermedios a altos, con alrededor de 210 millones de habitantes en un gran territorio. Este país se caracteriza por una heterogeneidad sustancial entre las 5 regiones principales, cada una con características particulares en términos socioeconómicos y, por ende, en la disponibilidad de recursos para la salud.
El coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2) ingresó a Brasil por medio de los vuelos internacionales; los primeros casos de COVID-19 se registraron inicialmente en las grandes áreas metropolitanas.
Las crisis económicas y políticas recientes de Brasil han intensificado los problemas estructurales del sistema unificado de atención sanitaria del país – el Sistema Único de Saúde— cuyo objetivo es brindar cobertura universal para la salud.
La pandemia de COVID-19 ha puesto en jaque al sistema sanitario, en el cual se registraron más de 8.2 millones de enfermos y más de 200 000 decesos, hasta el 14 de enero de 2021. Las disparidades regionales preexistentes para el acceso a la salud se intensificaron durante la pandemia de COVID-19, con afectación desproporcionada de los grupos socioeconómicos más adversos.
La mayoría de los países con recursos socioeconómicos bajos e intermedios (LMIC por su sigla en inglés) tienen poca o ninguna integración con los sistemas nacionales de vigilancia. El sistema unificado de sanidad de Brasil y su departamento de informática (DATASUS) tienen una larga tradición en la recolección y el registro público de la información vinculada con la salud, con propósitos administrativos y epidemiológicos. A partir de estos datos se describieron las características de los primeros 250 000 pacientes con COVID-19 internados en instituciones de Brasil. También se investigaron las consecuencias de COVID-19 en la utilización de recursos para la salud y la mortalidad intrahospitalaria por COVID-19 en las 5 regiones del país.
Métodos
Para el presente análisis retrospectivo se incluyeron todos los pacientes de 20 años o más con COVID-19 confirmada por medio de reacción en cadena de la polimerasa por transcripción reversa (RT-PCR por su sigla en inglés), internados entre 16 de febrero y 15 de agosto de 2020 (semanas epidemiológicas 8 a 33) y registrados en el sistema SIVEP-Gripe, una base nacional de datos de vigilancia epidemiológica de Brasil. Se analizó la progresión de COVID-19 en 3 períodos de 4 semanas cada uno (semanas epidemiológicas 8 a 12, 19 a 22, y 27 a 30). El criterio principal de valoración fue la mortalidad intrahospitalaria. Los índices regionales de internación se estratificaron según la edad, la necesidad de internación en UCI, y la necesidad de sostén respiratorio. Los datos se analizaron para la totalidad del país y para cada una de las 5 regiones.
Resultados
Entre 16 de febrero y 15 de agosto de 2020, 254 288 pacientes con COVID-19 confirmada por RT-PCR cuantitativa fueron internados y registrados en el sistema SIVEP-Gripe. La edad promedio de los enfermos fue de 60 años; 119 657 (47%) de los 254 288 tenían menos de 60 años, 143 521 (56%) eran hombres y 14 979 (16%) de 90 829 no tenían comorbilidades.
Los números de casos aumentaron en el transcurso de los 3 períodos de 4 semanas analizados; entre las semanas epidemiológicas 19 a 22, los casos se concentraron en las regiones del norte, noreste y sudeste, mientras que entre las semanas epidemiológicas 27 a 30, la enfermedad se propagó a la región central y oeste y la región sur. Para el 91% de los enfermos (232 036 de 254 288) se dispuso de información sobre las variables de salud; el índice global de mortalidad intrahospitalaria fue de 38% en total (87515 de 232 036 enfermos), de 59% (47002 de 79 687) entre los pacientes internados en UCI y de 80% (36046 de 45205) entre los pacientes que requirieron asistencia ventilatoria mecánica.
La carga de internaciones en UCI, en relación con la cantidad de camas en UCI, fue más importante en el norte, el sudeste y el noreste del país, en comparación con la región del centro y del oeste y la región sur.
En la región del noreste, el 16% de los enfermos (1545 de 9960) requirió asistencia ventilatoria mecánica en otras áreas del hospital (no en UCI), en comparación con el 8% (431 de 5388) de los enfermos en la región sur. El índice de mortalidad intrahospitalaria en pacientes de menos de 60 años fue de 31% (4204 de 13 468) en el noreste, y de 15% (1694 de 11 196) en el sur.
Conclusión
Los resultados del presente estudio muestran una distribución generalizada de COVID-19 en todas las regiones de Brasil, con alta carga para el sistema de salud. Los índices de mortalidad intrahospitalaria fueron elevados, incluso en pacientes de menos de 60 años, y mayores aún en relación con las disparidades regionales del sistema sanitario. Sin duda la pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de mejorar el acceso al cuidado de la salud para pacientes con COVID-19 grave, especialmente en LMIC.
Copyright siicsalud © 1997-2024 ISSN siicsalud: 1667-9008