Introducción

En respuesta a la pandemia de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), el gobierno del Reino Unido implementó la cuarentena nacional con el cierre de las escuelas y el distanciamiento social. Sin embargo, surgió preocupación importante por las posibles consecuencias adversas de estas medidas sobre la salud mental de niños y adolescentes. La evidencia directa al respecto, no obstante, es muy limitada, en parte por la falta de datos acerca de la salud mental en la población pediátrica, antes de la cuarentena. Los cambios longitudinales, valorados en los mismos individuos, representan la forma más directa para cuantificar la asociación entre el inicio de la cuarentena y la salud mental de la población pediátrica.

Es muy probable que la implementación de las medidas de aislamiento social haya afectado, de manera negativa, la salud mental de los niños. Los primeros estudios con cohortes de adultos sugirieron ansiedad y deterioro del bienestar mental durante la cuarentena; en un estudio, los sujetos más jóvenes y aquellos con menos recursos socioeconómicos fueron los más afectados. Sin embargo, un estudio longitudinal con una amplia muestra de adultos de Holanda reveló cambios leves y no significativos en la depresión y la ansiedad, valoradas con el Mental Health Index de 5 secciones.

En un estudio longitudinal a gran escala en pacientes de 13 a 14 años del Reino Unido se refirió un patrón mixto de cambios en el estado de bienestar, depresión y ansiedad en abril y mayo de 2020, en comparación con octubre de 2019. Se observaron mejoras en el estado de bienestar y en la ansiedad durante la cuarentena, en comparación con el período previo. Sin embargo, en los análisis no se tuvieron en cuenta la edad ni los cambios promedio en el puntaje de depresión y ansiedad en la totalidad de la muestra.

El objetivo del presente estudio, realizado en el contexto del Resilience in Education and Development (RED), fue conocer con precisión los cambios en el estado de bienestar, la ansiedad y la depresión durante la cuarentena, respecto de los registros basales.

Pacientes y métodos

Para el estudio RED se consideraron dos grupos. Un grupo incluyó 567 alumnos de 22 clases y 6 escuelas y el otro abarcó 92 niños que completaron las mismas pruebas y otras valoraciones. Las mediciones basales se realizaron entre junio de 2018 y marzo de 2019 en el primer grupo, y entre diciembre de 2018 y septiembre de 2019 en el segundo grupo. Las mediciones de salud mental se realizaron en 168 niños de 7.6 a 11.6 años, evaluados antes y durante la cuarentena implementada en el Reino Unido, entre abril y junio de 2020. Se tuvieron en cuenta las referencias de los pacientes, de los padres y de los maestros. Los puntajes de salud mental se compararon con modelos mixtos lineales.

Se aplicaron tres escalas para la valoración de la salud mental: el Strengths and Difficulties Questionnaire (SDQ), la subescala Emotional Problems del SDQ y las subescalas de depresión y ansiedad de la Revised Child Anxiety and Depression Scale (RCADS).

Resultados

Se comprobó aumento significativo de los síntomas de depresión durante la cuarentena, según los puntajes de la RCADS. Los intervalos de confianza sugirieron efectos moderados a amplios. No se registraron cambios sustanciales en la subescala de ansiedad de la RCADS, como tampoco en la subescala de trastornos emocionales en el SDQ.

Conclusión

Las consecuencias del distanciamiento social y del cierre de los colegios sobre la salud mental de los niños no se conocen con precisión. La adolescencia es un período de particular vulnerabilidad a la interacción reducida con pares y a la soledad. Los estudios disponibles para la población adulta sugirieron consecuencias desfavorables de la cuarentena sobre la salud mental.

En el presente estudio con una cohorte de niños de 8 a 12 años del Reino Unido se analizaron los cambios en tres escalas de salud mental, antes y durante la cuarentena. Se comprobó un aumento de los síntomas de depresión durante la cuarentena, incluso en los modelos con ajuste por edad. En cambio, los cambios en las escalas de ansiedad y de trastornos emocionales fueron mínimos y estadísticamente no significativos. Por lo tanto, la depresión sería particularmente vulnerable a las medidas de aislamiento social.