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Introducción
El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés); alrededor del 20% de los pacientes infectados deben ser internados y el 6% requiere cuidados intensivos y asistencia ventilatoria invasiva. En los primeros estudios epidemiológicos, el 8.2% de los enfermos evolucionó rápidamente a insuficiencia cardíaca, con hallazgos similares a los que se observan en pacientes con síndrome de distrés respiratorio agudo.
Los pulmones son los órganos más comprometidos en pacientes con COVID-19; se han identificado distintos patrones fisiopatogénicos, como destrucción difusa del epitelio alveolar, formación de membrana hialina, daño capilar y sangrado, proliferación fibrosa de los tabiques alveolares y consolidación pulmonar. Una característica de COVID-19 es el daño extenso de las células epiteliales alveolares y de las células endoteliales, con proliferación fibrosa secundaria, trastornos que podrían asociarse con fibrosis pulmonar o hipertensión pulmonar, luego de la infección aguda.
Las pruebas de función pulmonar, como la espirometría, la capacidad de difusión y la medición de los volúmenes pulmonares, se utilizan para conocer la capacidad funcional respiratoria; las pruebas complementarias, como el estudio de los músculos respiratorios o de la resistencia de la vía aérea, permiten conocer mejor las propiedades del pulmón y determinar, de manera objetiva, las consecuencias de las enfermedades respiratorias agudas o crónicas.
Las anormalidades que se observan en la tomografía computarizada pueden inducir fibrosis pulmonar. Las guías recientes recomiendan el seguimiento de los pacientes que presentaron COVID-19 y neumonía grave con pruebas funcionales 12 semanas después del alta. En los pacientes que tuvieron COVID-19 y neumonía leve a moderada, las pruebas funcionales pulmonares deberían realizarse según los hallazgos que se observan en la radiología de tórax.
El objetivo de la presente revisión sistemática con metanálisis fue determinar la prevalencia de patrón restrictivo, patrón obstructivo y compromiso de la capacidad de difusión en pacientes que presentaron COVID-19.
Métodos
Para la revisión se siguieron las pautas Preferred Reporting Items for Systematic Reviews and Meta-Analyses (PRISMA). Para el metanálisis se siguieron las recomendaciones Meta-analysis of Observational Studies in Epidemiology (MOOSE). Se incluyeron estudios clínicos controlados y aleatorizados y trabajos de observación con pacientes con COVID-19 confirmada; en los ensayos se debían haber seguido las pautas de la ATS/ERS. Los artículos publicados hasta 15 de julio de 2020 se identificaron mediante búsquedas en PubMed/MEDLINE, la Web of Science, CINAHL y el Cochrane Register of Clinical Trials (CENTRAL). La calidad metodológica de los estudios se estableció con los Quality Assessment Tools del National Heart, Lung and Blood Institute (NHLBI). Se aplicaron modelos de efectos aleatorios, como consecuencia de la heterogeneidad importante anticipada, valorada con el estadístico I2.
Resultados
Siete estudios reunieron los criterios de inclusión para la presente revisión (6 fueron realizados en China y 1 se llevó a cabo en Francia); tres estudios fueron retrospectivos, tres fueron de diseño prospectivo y el último fue un trabajo clínico controlado y aleatorizado.
Se evaluaron en total 380 pacientes que habían presentado COVID-19 (entre 18 y 110 enfermos según el estudio). Globalmente se analizaron 162 mujeres y 190 hombres de 46.7 y 69.1 años en promedio, respectivamente. En tres investigaciones se refirieron comorbilidades respiratorias, como enfisema, asma, sarcoidosis, tuberculosis, bronquitis crónica y bronquiectasias. El tiempo que transcurrió hasta la realización de los estudios pulmonares fue muy variable (un mes después del alta, un mes después del inicio de los síntomas, 3 meses después del alta, dos semanas después del alta).
Siete estudios refirieron los resultados de las pruebas funcionales respiratorias; en todos se aportó información sobre la capacidad vital forzada (CVF), el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (VEF1) y el cociente VEF1/CVF. Seis estudios aportaron datos de volúmenes pulmonares. Un estudio no refirió los patrones en las pruebas funcionales, de modo que en los análisis de sensibilidad se incluyeron sólo 6 trabajos. La prevalencia de patrón restrictivo fue de 0.15 (intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 0.09 a 0.22, p = 0.03; I2 = 59%), en tanto que la prevalencia de patrón obstructivo fue de 0.07 (IC 95%: 0.04 a 0.11, p = 0.31; I2 = 16%).
Cinco estudios analizaron la capacidad de difusión de monóxido de carbono (DLCO); la prevalencia de compromiso de la DLCO fue de 0.39 (IC 95%: 0.24 a 0.56; p < 0.01; I2 = 86%). En el análisis de gravedad, la prevalencia fue de 0.66 (IC 95%: 0.31 a 0.94; p < 0.01; I2 = 82%) para los pacientes con antecedente de COVID-19 grave, y de 0.36 (IC 95%: 0.28 a 0.46; p = 0.27; I2 = 25%), para los pacientes con COVID-19 no grave.
Conclusión
La presente revisión con 7 estudios y 380 pacientes mostró una prevalencia de compromiso de la DLCO, de patrón restrictivo y de patrón obstructivo de 0.39, 0.15 y 0.07, respectivamente. El compromiso de la DLCO fue particularmente pronunciado en los pacientes con antecedente de neumonía grave.
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