Introducción
En la actualidad, cada vez hay más datos, aunque incompletos, que permiten comprender la fisiopatología y la manifestación clínica de la infección provocada por coronavirus 2 asociado con síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2) y los factores de riesgo de gravedad y mortalidad. Las personas de edad avanzada y aquellas con comorbilidades, como enfermedades respiratorias crónicas, diabetes, trastornos cardiovasculares y cáncer, son más propensas a presentar una enfermedad grave con la infección por SARS-CoV-2.Además, se observó que la mortalidad por SARS-CoV-2 es superior en algunos países con respecto a otros, diferencia que puede atribuirse al porcentaje de personas mayores en una zona, la disponibilidad y el valor de la atención médica, la salud general y la situación socioeconómica. Un elemento que parece afectar el pronóstico de la infección por SARS-CoV-2 es el nivel de vitaminas de la población.
El objetivo de esta reseña fue evaluar si la insuficiencia vitamínica puede provocar mayor riesgo de infección por SARS-CoV-2 o complicaciones graves y si la administración de suplementos con vitaminas representaría un complemento terapéutico en estos pacientes. En particular, se evaluó la existencia de estudios relacionados con los niveles y los efectos de las vitaminas D, C, B y A en pacientes con infección por SARS-CoV-2.
Vitamina D y COVID-19
Diversas pruebas directas e indirectas parecen confirman la existencia de una correlación estrecha entre la vitamina D y SARS-CoV-2. En un informe preliminar se encontró una relación entre la disminución de los niveles de vitamina D y la infección por SARS-CoV-2.La deficiencia de vitamina D parece un factor de riesgo para enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19).Además, la reducción de los niveles de vitamina D parecen correlacionarse con resultados más desfavorables. Según los datos existentes, no se cuenta con confirmación directa suficiente acerca de la correlación causal entre los niveles de vitamina D y la infección, aunque se destaca la importancia de los niveles normales de vitamina D y se sugiere la administración de suplementos en las personas que están en cuarentena. Un metanálisis de 15 estudios controlados y aleatorizados no encontró disminución del riesgo de infecciones respiratorias con los suplementos con vitamina D en sujetos sanos. Sin embargo, numerosos elementos indirectos permiten plantear la hipótesis de una correlación entre la deficiencia de vitamina D y la infección por SARS-CoV-2.Al respecto, en un estudio se planteó una correlación posible entre los niveles promedio de vitamina D en diferentes naciones con la aparición, la morbilidad y la mortalidad provocada por SARS-CoV-2. Los niveles de vitamina D fueron inferiores especialmente en las poblaciones ancianas de Italia, España y Suiza, es decir, la población más susceptible a la infección por SARS-CoV-2.
La distribución de las pandemias en la comunidad muestra patrones estacionales, con temperatura, latitud y humedad específicas, de manera similar a las infecciones virales estacionales del tracto respiratorio. La infección por SARS-CoV-2 se diseminó principalmente en los países de latitudes medias del norte, con temperaturas promedio de 5° C a 11° C y menos humedad.Se demostró una correlación cuadrática entre la aparición de deficiencia de vitamina D en los países más frecuentemente afectados y sus latitudes. Además, las personas con piel más oscura son más vulnerables a la infección por SARS-CoV-2, y esto podría deberse a su mayor predisposición a presentar disminución de los niveles de 25-hidroxivitamina D, especialmente aquellas que residen en latitudes más altas.
La vitamina D también puede disminuir el riesgo de infecciones y muerte de diversas maneras, como la preservación de la integridad de la barrera física celular, el incremento de la inmunidad innata mediante un efecto sobre los monocitos y los macrófagos y la modificación de la respuesta de las células dendríticas y T hacia un patrón más antiinflamatorio. Además, la vitamina D mejora parcialmente la inmunidad innata celular mediante el estímulo de la liberación de péptidos antimicrobianos, como catelicidina humana, LL-37 y defensinas.
La deficiencia de vitamina D parece intervenir en diferentes momentos de la infección por SARS-CoV-2 y empeorar el pronóstico de los pacientes por mecanismos distintos. Por un lado, puede alterar las actividades del 70% de las proteínas de SARS-CoV-2 y modificar la expresión del 25% de los genes humanos que codifican las proteínas, que es el objetivo de este virus. Por el otro, la deficiencia de vitamina D combina la inflamación relacionada con el envejecimiento con la tormenta de citoquinas en personas de edad avanzada con SARS-CoV-2. La vitamina D también reduce la expresión de los genes proinflamatorios, en tanto que su deficiencia se relaciona con el aumento de las complicaciones trombóticas, que son frecuentes en la infección por SARS-CoV-2.
El 27 de junio de 2020 había 28 ensayos clínicos incluidos en el registro de los National Institutes of Health (NIH) (clinicaltrials.gov) diseñados para evaluar los efectos de los suplementos con vitamina D en combinación con otros fármacos y comparar las dosis altas con las estándares.
La eficacia de los complementos con dosis altas de vitamina D3 para disminuir el riesgo de infección por SARS-CoV-2 es una extrapolación de las pruebas actualmente disponibles, que con frecuencia son contradictorias, sobre la eficacia de esta vitamina para reducir el riesgo de otras infecciones del tracto respiratorio. Sin estudios específicos para la infección por SARS-CoV-2, es discutible si la vitamina D mejora el pronóstico y es prematuro proponer una suplementación amplia con vitamina D con el objetivo de tratar la infección por SARS-CoV-2.
Vitamina C y COVID-19
Si bien el coronavirus humano puede provocar el resfrío común, la COVID-19 se debe a un coronavirus nuevo con una secuencia diferente de genoma y no se supone que los efectos de la vitamina C se puedan extrapolar al tratamiento de la infección por SARS-CoV-2. Sin embargo, más allá de su efecto antiinfeccioso, con actividad antiviral documentada para diversos tipos de virus, la vitamina C podría ejercer efectos positivos en diversas características de la COVID-19. Por ejemplo, en ensayos recientes se evaluó esta vitamina como parte del tratamiento del síndrome de dificultad respiratoria aguday shock séptico. En un análisis de metarregresión que incluyó a 8 estudios, la vitamina C redujo el período de asistencia ventilatoria mecánica en pacientes que la requerían por tiempo prolongado. También se informó que la vitamina C preserva la barrera epitelial alveolar y aumenta de manera transcripcional los canales de proteínas (acuaporina-5, canales epiteliales de sodio, CFTR y Na+/K+ ATPasa), que controla la depuración del líquido alveolar. La vitamina C también cumple un papel en la disminución del ADN libre de células plasmáticas generado a partir de la trampa extracelular de neutrófilos, que es el iniciador de la inflamación sistémica en la insuficiencia multiorgánica provocada por la sepsis. La vitamina C es capaz de reducir la tormenta de citoquinas provocada por otros sistemas desconocidos. El 26 de junio de 2020 había 25 ensayos clínicos en el registro del NIH diseñados para evaluar los efectos de los suplementos con vitamina C en pacientes con infección por SARS-CoV-2.
Vitamina B y COVID-19
El interés por un posible uso de vitaminas del complejo B en pacientes con infección por SARS-CoV-2 se basa esencialmente en datos indirectos. Se reconoce que las vitaminas del complejo B estimulan al sistema inmunitario, especialmente la vitamina B2. En este sentido, en estudios in vitro se demostró que la vitamina B2, junto con la luz ultravioleta, disminuyó los títulos de coronavirus asociado con el síndrome respiratorio de Oriente Medio por debajo del límite de detección después de la inoculación del virus en plasma humano.
El 27 de junio de 2020 había 5 ensayos clínicos en el registro de los NIH destinados a evaluar la suplementación con vitaminas del complejo B en pacientes con infección por SARS-CoV-2. El objetivo de esos estudios fue evaluar los suplementos con vitaminas del complejo B en combinación con otros fármacos, como hidroxicloroquina, azitromicina o vitamina D3.
Vitamina A y COVID-19
El papel de la suplementación con vitamina A en pacientes con infección por SARS-CoV-2 se basa en supuestos puramente teóricos. Los ácidos retinoicos ejercen una acción relevante en el control de la diferenciación, el crecimiento y la función de los neutrófilos, estimulan una respuesta rápida a la infección por patógenos por fagocitosis y estimulan las células T natural killer.La disminución de la concentración de vitamina A se asoció con alteraciones en la actividad de
neutrófilos, macrófagos, células T y B. Además, los pacientes con reducción de los niveles de vitamina A presentaron modificaciones histopatológicas en el epitelio y el parénquima pulmonar, con mayor riesgo de insuficiencia pulmonar y enfermedad respiratoria. Este hallazgo es significativo si se tienen en cuenta los efectos que SARS-CoV-2 ejerce sobre la función pulmonar. Dado que los retinoides pueden aumentar la señalización de interferón I (IFN-I) del hospedero, esto justifica la experimentación preclínica de combinaciones de IFN-I y retinoides en modelos celulares y con animales de infección por SARS-CoV-2.
El 27 de junio de 2020 había 5 ensayos clínicos en el registro de los NIH destinados a evaluar la suplementación con vitamina A en sujetos con infección por SARS-CoV-2.
Conclusión
Los suplementos con vitaminas A, B, C, D y E parecen representar un enfoque económico y suficientemente seguro para los pacientes con infección por SARS-CoV-2. Sin embargo, si bien la dieta, los suplementos nutricionales y los procedimientos similares muestran un gran potencial para prevenir y tratar la infección por SARS-CoV-2, es necesario contar con pruebas más sólidas provenientes de estudios clínicos.
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