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Introducción
La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por sus siglas en inglés) habría surgido en China a fines de 2019 y rápidamente se convirtió en pandemia. Se estima que para mediados de Julio de 2020 se reportaron más de 13 millones de casos de COVID-19 en todo el mundo y casi 600 000 muertes vinculadas con esta enfermedad. Estudios previos sugieren que los sujetos expuestos a largo plazo a contaminación del aire tendrían mayor riesgo de resultados graves de COVID-19. Los contaminantes del aire pueden influir tanto de forma directa como indirecta sobre la gravedad del COVID-19. No obstante, resta por determinar qué papel cumplen los contaminantes peligrosos del aire (CPA) sobre el riesgo de mortalidad por COVID-19. Este grupo único de contaminantes también se ha relacionado con un mayor riesgo de afecciones respiratorias e inmunes. Los CPA incluyen una amplia gama de tóxicos conocidos como químicos orgánicos volátiles, metales, pesticidas, entre otros, que podrían estar relacionados con el estrés respiratorio crónico. Esto a su vez haría que el individuo sea vulnerable al COVID-19.
El objetivo del presente estudio fue comprender la relación entre la exposición a niveles elevados de CPA y la mortalidad por COVID-19 en los Estados Unidos (EE.UU.).
Métodos
Se utilizó un enfoque de síntesis socioambiental, datos públicos y modelos de regresión para analizar la mortalidad por COVID-19 a nivel de cada condado de los EE.UU.
Los valores del índice de riesgo (IR) respiratorio y del cociente de riesgo (CR) respiratorio de CPA se obtuvieron de una herramienta que evalúa los posibles efectos sobre la salud de las mezclas químicas mediante la estimación de las concentraciones ambientales de 187 CAP liberados de fuentes puntuales, difusas y naturales, así como CPA que surgen de la formación secundaria en la atmósfera. El presente estudio se centró en 5 CPA específicos: el formaldehído, el acetaldehído, la acroleína, el naftaleno y el humo del combustible diesel. Estos serían los 5 principales contaminantes asociados con mayor frecuencia con trastornos respiratorios en los EE.UU. También se incluyeron las concentraciones promedio de ozono y de materia particulada de 2.5 micrómetros (MP 2.5) del condado. En el modelo se incluyeron covariables referidas al estado socioeconómico e indicadores de salud de la población. También se obtuvieron las fechas en las que se informaron los primeros casos de COVID-19 de cada condado como una forma de explicar la propagación de la infección en el presente modelo. Se calculó la mortalidad por COVID-19 en función de los niveles de toxicidad respiratoria para exposición combinada a CPA, así como para contaminantes específicos.
Resultados
Al 11 de julio de 2020, se notificaron 129 832 muertes confirmadas y probables atribuidas a la infección por COVID-19 en 3223 condados de EE.UU. Un total de 1204 condados no reportaron muertes por COVID-19. Se observó que las tasas de mortalidad fueron más altas en áreas pobladas así como en los condados rurales del sur; ambas áreas también muestran niveles más altos de IR respiratorio, indicativo de posibles efectos nocivos sobre la salud de las mezclas químicas presentes en el aire. La exposición a múltiples CPA estuvo asociada con una mayor mortalidad del COVID-19. El análisis del efecto individual de cada uno de los CAP incluidos demostró que el aumento en la concentración de acetaldehído en el ambiente se asocia con un aumento del 24% en la tasa de mortalidad por COVID-19. El aumento de la concentración de humo de combustible diesel en el ambiente se asoció con un aumento del 182% en la tasa de mortalidad por COVID-19.Los modelos de contaminantes individuales también demostraron que el aumento de las concentraciones de naftaleno resultó en un aumento del 791% en la tasa de mortalidad por COVID-19. No se encontraron asociaciones estadísticamente significativas para formaldehído y acroleína. El efecto de controlar múltiples contaminantes pareció atenuar el impacto de cada contaminante individual en la mortalidad por COVID-19, excepto el acetaldehído y el humo de combustible diesel.
Variables sociodemográficas del condado como la raza negra, el porcentaje de personas que no terminaron el secundario, el porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza federal y el porcentaje de personas mayores de 64 años, estuvieron asociadas de manera significativa con mayor mortalidad por COVID-19.
Discusión
Los condados con tasas más altas de mortalidad por COVID-19 también presentaron niveles elevados de contaminantes en el aire que se sabe que son nocivos para la salud. Esto permitiría explicar por qué algunos condados rurales han experimentado tasas de mortalidad más altas que las áreas urbanas. Promover políticas y hacer cumplir leyes que limiten la emisión de contaminantes está relacionado con la mejora de la salud en la sociedad. La asociación de la mortalidad por COVID-19 con la contaminación ambiental pone de relieve las medidas tomadas o no tomadas para prevenir la contaminación. El presente estudio indica que la exposición crónica acumulada a los CPA a niveles por debajo de la concentración de referencia, una estimación de la exposición diaria por inhalación que probablemente no tenga un riesgo apreciable de efectos nocivos durante la vida, podría aumentar la mortalidad por COVID-19. También se demostró que cambios pequeños en los niveles de concentraciones de partículas de diesel y acetaldehído parecen aumentar las tasas de mortalidad por COVID-19. Se cree que la exposición crónica a estos contaminantes a niveles muy bajos, si bien no causa daños observables en el sistema respiratorio, reduciría la capacidad del cuerpo para recuperarse del COVID-19. La exposición acumulativa a los contaminantes parecería impactar en la mortalidad por COVID-19. Estos resultados son más sorprendentes en el contexto de las métricas de exposición acumulativa y especialmente relevantes para una comprensión holística del sistema socioambiental. Además, se observó que no todos los grupos enfrentan el mismo nivel de vulnerabilidad. Las exposiciones acumulativas son especialmente relevantes en las comunidades minoritarias y entre los niños muy pequeños.
Conclusión
Los resultado del presente estudio parecen indicar que el aumento de la exposición crónica a múltiples contaminantes del aire (incluso a niveles por debajo de los esperados que provoquen efectos nocivos para la salud) se asocia con tasas de mortalidad de COVID-19 más altas cuando se controlan las influencias conocidas de salud conductual y socioeconómica.
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