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Introducción
Los índices de enfermedad por el nuevo coronavirus (COVID-19 por su sigla en inglés) y de mortalidad asociada varían entre los distintos países. Las políticas nacionales de salud pública relacionadas con la aplicación de la vacuna BCG en los niños podrían ser un factor de influencia en las diferencias observadas. De hecho, en algunos estudios se refirieron índices más bajos de COVID-19 confirmada y de mortalidad en los países en los cuales se aplica universalmente la vacuna BCG, en comparación con los países en los cuales no se indica la inmunización.
La comparación de las características de los brotes entre los países está fuertemente influida por numerosos factores de confusión, entre ellos las diferentes fases de la epidemia, la edad promedio de la población afectada, el abordaje de la pandemia, la cantidad de pruebas de rastreo que se efectúan, las definiciones de las muertes asociadas con COVID-19 y la modalidad de registro.
En Israel, entre 1955 y 1982 todos los neonatos recibieron la vacuna BCG, como parte del programa nacional de inmunizaciones. Globalmente, el índice de aceptación de la vacunación fue alto, con cobertura superior al 90%. A partir de 1982, sin embargo, la vacuna sólo se aplica a inmigrantes, provenientes de países con prevalencia alta de tuberculosis. Por lo tanto, este cambio en la política de vacunación con BCG permite comparar diversos aspectos de COVID-19 en relación con el estado de vacunación: sujetos nacidos durante los 3 años antes y los 3 años que siguieron a la interrupción de la inmunización universal con BCG.
Métodos
Según la política de salud pública del Israeli Ministry of Health, todos los pacientes con síntomas respiratorios agudos graves deben ser evaluados para descartar o confirmar infección por el nuevo coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2). Por lo tanto, en todos los enfermos que presentan tos, disnea o fiebre se toman muestras de hisopado nasofaríngeo para la detección de SARS-CoV-2 por reacción en cadena de la polimerasa por transcriptasa reversa en tiempo real (PCR por su sigla en inglés) en laboratorios autorizados para tal fin. Se consideraron los resultados de una única prueba, realizada entre 1 de marzo y 5 de abril de 2020, y los resultados se estratificaron por año de nacimiento. Los datos poblacionales para años específicos de nacimiento se obtuvieron del National Central Bureau of Statistics. Las comparaciones entre los grupos en las proporciones y los índices por cada 100 000 casos con resultados positivos se realizaron con pruebas de chi cuadrado, entre sujetos con síntomas compatibles con COVID-19 nacidos entre 1979 y 1981 (30 a 41 años) y los nacidos entre 1983 y 1985 (35 a 37 años).
Resultados
Se revisaron 72 060 resultados, 3064 de pacientes nacidos entre 1979 y 1981 (1.02% de la cohorte nacida en ese período; 49.2% de sexo masculino, edad promedio de 40 años) y 2869 de pacientes probablemente no vacunados entre 1983 y 1985 (0.96% de la totalidad de la cohorte de nacimiento; 50.8% de sexo masculino; edad promedio de 35 años).
No se registraron diferencias significativas en la proporción de resultados positivos entre el grupo con vacunación con BCG (361 [11.7%]), respecto del grupo que no recibió la vacuna (299 [10.4%]; diferencia de 1.3%; intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: −0.3% a 2.9%; p = 0.09), como tampoco con en los índices de positividad por cada 100 000 casos (121 en el grupo con vacunación, en comparación con 100 en el grupo sin vacunación; diferencia de 21 por cada 100 000; IC 95%: −10 a 50 por 100 000; p = 0.15). Se refirió un caso de enfermedad grave, con necesidad de asistencia ventilatoria mecánica o internación en unidades de cuidados intensivos, en cada grupo, pero no se registraron decesos en ninguno de los grupos.
Conclusión
En la presente cohorte de adultos de Israel de 35 a 41 años, la aplicación de la vacuna BCG en la niñez se asoció con índices similares de resultados positivos para SARS-CoV-2, en comparación con los jóvenes sin antecedente de vacuna BCG en la niñez. Debido a que se refirieron pocos casos de enfermedad grave no fue posible establecer conclusiones para la relación entre la BCG y la gravedad de la enfermedad.
Si bien la vacuna BCG tiene por propósito específico proteger contra la tuberculosis, se ha referido que se asocia con efectos beneficiosos inespecíficos en otras infecciones y con aumento de la inmunogenicidad de ciertas vacunas, como la vacuna contra la influenza. Los efectos obedecerían a mecanismos heterogéneos sobre la inmunidad adaptativa, como reactividad cruzada mediada por células T, y a la acentuación de la respuesta inmune innata.
En conclusión, los resultados del presente estudio no avalan la teoría de que la aplicación de la vacuna BCG en la niñez se asocie con efectos protectores contra COVID-19 en adultos.
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