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Introducción
La prevalencia de diabetes tipo 2 ha aumentado considerablemente en todo el mundo y se estima que el número de pacientes de menos de 20 años con esta enfermedad crecerá significativamente en los próximos años. Según los resultados de un estudio, la prevalencia de diabetes en adultos de Taiwán fue del 5.3% en 1996 y se incrementó a 9.1% en 2008. La enfermedad se asocia con consecuencias muy desfavorables para los sistemas de salud.
La dieta, la obesidad y el sedentarismo son algunos de los factores que contribuyen en la aparición de diabetes. Asimismo, diversos estudios mostraron que la duración del sueño también se asociaría con la incidencia de la enfermedad y con índices más altos de mortalidad. En numerosos trabajos, el sueño extremadamente corto (5 horas o menos por noche) o muy prolongado (9 horas o más por noche) se asoció con el aumento del riesgo de diabetes. Además, en modelos experimentales, la privación aguda del sueño afecta el metabolismo de la glucosa, reduce la sensibilidad a la insulina y aumenta la resistencia a la hormona. Sin embargo, otros trabajos no encontraron correlaciones entre la duración del sueño y el riesgo de aparición de diabetes y la información al respecto, para la población de Taiwán, es muy escasa.
El objetivo del presente estudio fue analizar la asociación entre la duración del sueño y el riesgo de diabetes en adultos de Taiwán, a partir de los datos de la Nutrition and Health Survey in Taiwan (NAHSIT) de 2005 a 2008.
Pacientes y métodos
La NAHSIT es un estudio poblacional y de diseño transversal de la totalidad de residentes permanentes en Taiwán, según 5 regiones geográficas: dos en el norte, una central, una en el sur y una en el este del país. La selección de los participantes se basó en un proceso de tres pasos, con la inclusión de los distintos municipios y distritos. Además, en función de la densidad de la población en los municipios y distritos, 6 de ellos se seleccionaron como unidades primarias de muestreo (PSU [primary sampling units]). Se analizaron 48 PSU de los diferentes estratos y 128 participantes de cada PSU. La probabilidad de ser seleccionado para participar en el estudio se basó en el área de residencia, la edad y el sexo.
El índice de respuesta en la NAHSIT fue del 65%, en tanto que el índice de respuesta para el examen físico fue del 59%. Se realizaron entrevistas guiadas por cuestionarios, mediciones antropométricas y pruebas de laboratorio. A partir de los cuestionarios se obtuvo información sobre los antecedentes clínicos, la duración del sueño y la presencia de alteraciones del sueño.
Para el presente análisis secundario se incluyeron 1533 participantes del estudio original, de 19 a 64 años; los sujetos completaron el cuestionario y se realizó examen físico.
Los participantes refirieron la duración promedio del sueño en los días de la semana y los fines de semana, en la última semana; con los datos, la totalidad de la muestra se clasificó en cuatro grupos, considerando el umbral del percentilo 25: sujetos con sueño extremadamente corto (5 horas o menos), individuos con sueño moderadamente breve (entre 5 y 7 horas), personas con sueño de duración normal (entre 7 horas o más y menos de 9 horas) y sujetos con sueño prolongado (9 horas o más). Los trastornos del sueño en el mes previo se detectaron mediante un cuestionario que permitió conocer las dificultades para conciliar y mantener el sueño y el despertarse temprano, en escalas de Likert de 5 puntos.
La diabetes se estableció en los pacientes con niveles de glucemia en ayunas > 126 mg/dl y en aquellos tratados con agentes hipoglucemiantes. La hipertensión arterial se definió según los criterios del Joint National Committee VII, es decir, valores de presión arterial sistólica > 140 mm Hg, presión arterial diastólica > 90 mm Hg o participantes en tratamiento con antihipertensivos.
Las diferencias en la duración del sueño entre los cuatro grupos se analizaron con modelos de varianza. El análisis post hoc para comparaciones múltiples de los promedios se realizó con pruebas de Scheffe. Las comparaciones entre los grupos, según la duración del sueño, y de las variables categóricas se efectuaron con pruebas de chi al cuadrado. Mediante modelos de regresión se calcularon los odds ratios (OR), con intervalos de confianza del 95% (IC 95%). Los valores < 0.05 se consideraron estadísticamente significativos.
Resultados
Fueron estudiados 733 hombres y 800 mujeres de 19 a 64 años (edad promedio de 43.7 y 42.7 años, respectivamente). La duración promedio del sueño fue de 7.2 horas en la totalidad de la cohorte (7.1 horas en los hombres y 7.3 horas en las mujeres). El 54.6% de los participantes refirió dormir entre 7 y 8 horas por noche, en tanto que el 35.1% dormía menos de 7 horas, el 6.1% dormía 5 horas o menos y el 10.1% lo hacía durante 9 horas o más. Los participantes con sueño de 5 horas o menos de duración fueron de mayor edad y presentaron niveles significativamente más altos de glucemia en ayunas, en comparación con el resto de los pacientes (p < 0.05).
En el primer modelo, es decir, sin ajuste, los grupos con 5 horas o menos de sueño y con 5 a 7 horas de sueño tuvieron valores de OR para la prevalencia de diabetes 2.76 y 1.53 más altos (IC 95%: 1.54 a 4.96 y 1.04 a 2.27, respectivamente), en comparación con el grupo control, con sueño de 7 a 8.9 horas de duración. Luego de considerar la edad, el sexo, el índice de masa corporal, la circunferencia abdominal, los niveles séricos de colesterol total, los trastornos del sueño y la hipertensión arterial, el grupo con duración de sueño de 5 horas o menos presentó un OR de diabetes 2.04 más alto (IC 95%: 1.05 a 3.95), en comparación con el grupo control, con 7 a 8.9 horas de sueño.
En los modelos con ajuste, los pacientes de 19 a 44 años que dormían 5 horas o menos tuvieron 5.24 veces más riesgo (IC 95%: 1.17 a 23.47) de tener diabetes, en comparación con el grupo control, con 7 a 8.9 horas de sueño. Entre los hombres, los sujetos que dormían 5 horas o menos tuvieron una prevalencia de diabetes 3.33 veces más alta (IC 95%: 1.42 a 7.8), en comparación con los hombres del grupo control. Los pacientes con trastornos del sueño y que dormían 5 horas o menos y entre 5 y 7 horas tuvieron OR 2.76 (IC 95%: 1.54 a 4.96) y 1.53 (IC 95%: 1.04 a 2.27) más altos, en comparación con el grupo con trastornos del sueño y sueño de 7 a 8.9 horas de duración.
Discusión y conclusión
En el presente estudio realizado en adultos de 19 a 64 años de Taiwán, el sueño de 5 horas o menos de duración se correlacionó significativamente con la prevalencia de diabetes, incluso después de considerar diversos factores de confusión.
Los estudios experimentales mostraron que la privación del sueño afecta la utilización de glucosa y la regulación de la secreción de insulina. En un ensayo fisiológico, la menor duración del sueño se acompañó de mayor actividad del eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal y mayor secreción de cortisol. Asimismo, se demostró que el sueño de corta duración afecta la homeostasis de las hormonas que regulan el apetito, con disminución de los niveles de leptina y aumento de la concentración de grelina, ambos factores de riesgo de obesidad y diabetes.
Numerosos estudios demostraron que el sueño participa en la regulación del metabolismo de la glucosa y en la función neuroendocrina en pacientes adultos. En los ensayos de seguimiento, el sueño de 5 horas o menos se asoció con mayor riesgo de aparición de síntomas diabéticos, como sed excesiva, poliuria, pérdida de peso y aumento del apetito, en comparación con el sueño de 8 horas. En el presente trabajo, los pacientes que dormían 5 horas o menos tuvieron niveles más altos de glucosa en sangre; sin embargo, debido a que el diseño fue de casos y controles no fue posible establecer relaciones causales. En este sentido, en los estudios futuros deberán evaluarse los cambios en la glucemia durante períodos prolongados. Asimismo, debería analizarse la arquitectura del sueño a largo plazo en los pacientes con hiperglucemia, con la finalidad de conocer el riesgo de diabetes. Los pacientes con sueño de 5 horas o menos de duración tuvieron, con mayor frecuencia, trastornos del sueño, con una prevalencia del 63.4%.
Los pacientes de 19 a 44 años y con sueño de 5 horas o menos tuvieron 5.24 veces más riesgo de presentar diabetes, en comparación con los sujetos de la misma edad que dormían entre 7 y 8.9 horas; sin embargo, esta correlación no se observó en los pacientes de 45 a 64 años. Asimismo, se constató una probabilidad 3.33 veces superior de diabetes en los varones que dormían 5 horas o menos, en comparación con los hombres que referían dormir entre 7 y 8.9 horas; estas correlaciones no se observaron en las mujeres. Las diferencias entre los sexos, referidas también en trabajos anteriores, podrían obedecer, al menos en parte, a distintos hábitos de estilo de vida, por ejemplo, en el tabaquismo y el consumo de alcohol. Según un grupo de estudio, la asociación entre el sueño de corta duración y el mayor riesgo de diabetes sería secundaria a las modificaciones en los niveles endógenos de testosterona.
Los trastornos del sueño inducen activación simpática y activación del sistema de estrés. En este trabajo no se observaron asociaciones entre la duración del sueño y el riesgo de diabetes en los pacientes sin alteraciones del sueño, posiblemente como consecuencia de que el sueño de corta duración sería un marcador de los trastornos del sueño. En una investigación previa, la combinación de alteraciones del sueño y sueño de corta duración se correlacionó con 21% más riesgo de mortalidad.
En conclusión, los resultados del presente trabajo indicaron que la correlación entre la duración del sueño y la diabetes es más fuerte entre los sujetos que duermen 5 horas o menos, de modo que el sueño de corta duración podría ser un factor importante, y novedoso, de riesgo de diabetes. Por ende, las estrategias de prevención de la diabetes deberían considerar la duración y la calidad del sueño, además de los factores convencionales de riesgo, como la obesidad, la dieta y la actividad física.
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