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Introducción y objetivos
Debido al rápido aumento de la población mundial se estima que, para 2100, la cantidad de adultos mayores (AM) de 60 años aumentará 3 veces. Es sabido que aproximadamente un 20% de los AM presenta algún trastorno mental, neurológico o ambos. La depresión es la primera causa de discapacidad debida a trastornos mentales en todo el mundo; además, se informó que este trastorno no se diagnostica ni trata adecuadamente en los servicios de medicina clínica. La American Psychiatric Association define la depresión como un estado de desánimo, tristeza, sin esperanza, motivación ni interés por la vida en general. Cuando estos sentimientos duran más de 2 semanas e interfieren en las actividades de la vida diaria (cuidado de la familia, tiempo con amigos, desempeño laboral, escolar o académico) se considera un episodio depresivo mayor. En los AM, la depresión tiene consecuencias negativas sobre las comorbilidades (cardiopatía isquémica, insuficiencia cardíaca, osteoporosis, autopercepción de la salud), las capacidades funcionales (discapacidad física y social) y los costos de los servicios médicos y de asistencia de la salud. Además, diversos estudios identificaron la relación entre la depresión y la pobreza. En los AM con escasos recursos, la prevalencia de depresión varía entre el 2.5% y 40% y los factores asociados incluyen la percepción negativa de la salud, la pérdida del trabajo, el desempleo, la educación básica incompleta, vivir solo, la ausencia de un hogar estable, el alcoholismo y el tabaquismo, entre otros.
Los datos de 2010 indican que, en México, un 10% de la población es AM, el índice de envejecimiento es del 31%, la dependencia de la familia es del 9% y 1 de cada 10 AM no tiene ingresos económicos adecuados para vivir dignamente. Según los autores del presente trabajo, el envejecimiento, la pobreza y las condiciones de salud mental son un problema de salud pública en México que debe atenderse en forma urgente. De acuerdo con los datos de la población usuaria del seguro social del Instituto Mexicano del Seguro Social, la prevalencia de la depresión es del 21.7%, afecta más a los pacientes mayores de 75 años, a las mujeres, a las personas con problemas económicos y aquellas que están separadas o divorciadas. Además, se informó que la depresión se asocia con deterioro cognitivo, dependencia funcional y desnutrición.
El objetivo de este estudio fue identificar la depresión asociada con la pobreza en AM beneficiarios de un programa social en Ciudad Juárez, Chihuahua, México.
Pacientes y métodos
Los participantes del estudio fueron los beneficiarios del programa social “Vive en plenitud” para personas mayores de 60 años de Ciudad Juárez, en el Estado de Chihuahua, México. El estudio se realizó en 2012. Se encuestaron 941 AM, con condiciones de vida de pobreza extrema. La selección de los participantes se hizo por muestra probabilística aleatoria, con un 99% de confiabilidad y 1% de margen de error. Fueron excluidos los AM con antecedentes de enfermedad mental, diagnosticada con anterioridad al estudio. El estudio fue aprobado por un comité local de ética y los participantes firmaron un consentimiento informado.
Se registraron los datos demográficos y socioeconómicos, las variables clínicas y las comorbilidades, de acuerdo con los criterios de la décima edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE 10.0). Los síntomas depresivos se evaluaron con la escala geriátrica de Yesavage, para lo cual el personal en salud fue capacitado específicamente.
Se utilizaron estadísticas descriptivas y análisis univariado para la distribución de las variables de interés. Para la comparación de las diferencias se utilizó la prueba de chi al cuadrado; los resultados se expresaron como odds ratio, con sus intervalos de confianza del 95%. Se consideró estadísticamente significativo un valor de p < 0.05.
Resultados
En el presente estudio, la prevalencia general de depresión en los AM fue del 45.4%, con mayor cantidad de mujeres afectadas (46.7%); se halló depresión leve en el 37.4% de las mujeres y 36.8% de los hombres (diferencia no significativa). El grupo etario más afectado fue el de 60 a 69 años (58.8%), seguido por los pacientes mayores de 90 años (50.0%). La depresión fue más frecuente entre los pacientes viudos (46.9%), seguidos por los solteros (45.7%). Los AM sin trabajo remunerado tuvieron mayor riesgo de depresión que aquellos con trabajo pago (43.7% frente a 30.7%, respectivamente; p < 0.05). La depresión fue significativamente más frecuente en los AM sin escolaridad o con educación básica incompleta. Los AM internados en geriátricos tuvieron mayor riesgo de depresión que aquellos que vivían en una casa ajena o propia (68.8%, 45.4% y 44.8%, en ese orden; p = 0.04).
Respecto de las comorbilidades, la depresión fue más frecuente en los pacientes con hipertensión arterial o cardiopatías (p = 0.02) y en aquellos con enfermedades pulmonares crónicas (p = 0.01), en tanto que no se observó mayor riesgo de depresión en los pacientes con diabetes mellitus.
Discusión y conclusiones
La depresión es uno de los trastornos psiquiátricos más frecuentes en los AM. Diversos estudios epidemiológicos realizados en México y otros lugares del mundo informaron valores de prevalencia entre el 2% y 27% en los AM que viven en la comunidad (los AM que viven en instituciones tienen tasas más altas de depresión). Los resultados de este estudio indicaron que la depresión supera el 50% en los AM con pobreza extrema, beneficiarios de un programa de ayuda social. La tasa de depresión es aun mayor entre las mujeres y los AM que viven en instituciones.
Varios estudios epidemiológicos identificaron a la depresión como una de las causas principales de morbilidad en personas mayores de 80 años. Este grupo etario es más vulnerable por la disminución de la capacidad física y el deterioro de la economía personal, la inserción social, el acceso a los sistemas de salud y la atención de salud mental especializada. Las comorbilidades crónicas se asocian con un incremento de hasta 6 veces en el riesgo de presentar depresión. La pérdida del trabajo remunerado ocasiona desinterés vital, alteraciones del sueño y el apetito y puede conducir a cuadros depresivos permanentes, con reducción de la calidad de vida relacionada con la salud. Por el contrario, en diversos estudios, la educación formal se identificó como un factor de protección; los AM con más de 6 años de educación formal tienen menor riesgo de deterioro cognitivo y enfermedades mentales, especialmente, depresión.
Los autores concluyen que los programas sociales en beneficio de los AM deben estar respaldados por una planificación estratégica a largo plazo para aumentar su eficacia. La asistencia de la salud mental de los AM con pobreza extrema es de especial importancia para mejorar la salud pública y optimizar el uso de los recursos del Estado.
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