Resúmenes amplios

ALCOHOL Y DESGARROS DEL MANGUITO ROTADOR


Roma, Italia:
El consumo diario de alcohol y la duración del hábito en pacientes con desgarros del manguito rotador son mayores en comparación con controles sanos, y la ingesta diaria superior a la recomendada es un factor de riesgo significativo para la aparición de estos desgarros, la lesión de los tendones y la magnitud del daño.

Acta Orthopaedica 87(2):165-168

Autores:
Passaretti D, Candela V, Gumina S

Institución/es participante/s en la investigación:
"La Sapienza" University

Título original:
Association Between Alcohol Consumption and Rotator Cuff Tear

Título en castellano:
Asociación entre el Consumo de Alcohol y los Desgarros del Manguito Rotador

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.28 páginas impresas en papel A4

Introducción

En la inserción de los tendones del músculo supraespinoso e infraespinoso en la tuberosidad mayor existe una zona hipovascularizada de 15 mm; se postuló que todas las enfermedades locales, los cuadros sistémicos o los hábitos con impacto negativo sobre la microvascularización (como la hipertensión arterial, la enfermedad cardiopulmonar, la obesidad, el tabaquismo y la hipercolesterolemia) pueden provocar degeneración y ruptura de los tendones. En varios estudios con animales y en seres humanos se detectó que el consumo de dosis altas de bebidas con etanol tiene efectos negativos sobre la microcirculación capilar y la perfusión tisular, por lo que el objetivo del presente estudio fue evaluar si la ingesta de dosis grandes de alcohol a largo plazo es un factor de riesgo para la aparición y la gravedad de los desgarros del manguito rotador (DMR).

Métodos

Se realizó un estudio de casos y controles en el que se incluyeron 249 pacientes consecutivos con una media de edad de 64 (entre 54 y 78) años, de los cuales 139 eran varones. Los individuos recibieron tratamiento por artroscopia por DMR diagnosticado mediante examen físico, radiografías y resonancia magnética nuclear. Se excluyeron los sujetos con cirugías previas del hombro, enfermedades reumatológicas o inflamatorias, artrosis primaria del hombro, índice de masa corporal mayor de 25 kg/m2 o con hipertensión arterial, diabetes mellitus o hipercolesterolemia sin tratamiento adecuado.

Durante la cirugía se clasificaron los desgarros como completos (tipo 1, como en los casos de lesiones cortantes), menores de 2 cm sin retracción de los extremos desgarrados y con compromiso de un único tendón (tipo 2), completos de un tendón entero, con retracción mínima de los bordes y de 3 a 4 cm (tipo 3) o con compromiso de dos o más tendones del manguito, generalmente con retracción o cicatriz de los bordes y lesiones muchas veces irreparables (tipo 4). Estos tipos fueron agrupados en lesiones pequeñas (desgarros tipo 1), grandes (tipo 2 y 3) y masivas (tipo 4).

Se evaluaron 428 individuos sin antecedentes de patología del hombro seguidos en forma ambulatoria en el hospital, y se realizaron exámenes físicos y ecografías para descartar lesiones del manguito rotador; se excluyeron de este grupo aquellos con al menos una prueba positiva o DMR asintomático detectado en la ecografía. Tras estas pruebas se incluyeron como controles 356 individuos, con una media de edad de 66 años (entre 58 y 82), de los cuales 186 eran varones.

Se utilizaron cuestionarios estandarizados sobre hábitos y enfermedades de los pacientes (tabaquismo, consumo de alcohol y diabetes mellitus), y se registró detalladamente el tipo de bebida alcohólica consumida, la cantidad y la duración de la ingesta. Se analizó por separado el consumo de cerveza, de vino y de licores, y se sumaron las cantidades netas para obtener el consumo total diario de alcohol. Se consideró que cada unidad de alcohol correspondía a 12 gramos; en guías italianas de nutrición saludable no se recomienda exceder las 2 a 3 unidades por día en los hombres y 1 a 2 unidades diarias en las mujeres. Se consideró que los sujetos no eran bebedores si consumían menos de 0.01 gramos de etanol por día, y los bebedores consumían una cantidad mayor que esa desde hacía al menos dos años. Los varones que bebían menos de 36 gramos diarios fueron clasificados como bebedores moderados, y los que superaban ese valor, bebedores excesivos, mientras que para las mujeres el límite entre esas categorías fue de 24 gramos. Para el análisis estadístico se utilizó la prueba de Kolmogorov-Smirnov y la de la t de Student, el método de Altman para calcular los odds ratio (OR), análisis de varianza y regresión logística; se consideraron significativos valores de p < 0.05.

Resultados

No se detectaron diferencias significativas entre los casos y los controles en cuanto a edad, distribución por sexos o índice de masa corporal, pero el consumo total de alcohol y de vino y el antecedente de consumo de alcohol eran mayores en el grupo con DMR en comparación con los controles, tanto en hombres como en mujeres. El consumo de cerveza también fue mayor en los hombres con DMR en comparación con los hombres sin este cuadro. Se detectó asociación entre el consumo de alcohol y la presencia de DMR en hombres (OR: 1.4; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0.6 a 1.8; p = 0.02) y mujeres (OR: 2.2; IC 95%: 0.7 a 3.1; p = 0.04). No se observó riesgo significativo asociado con el consumo moderado de alcohol en hombres (OR: 0.8; IC 95%: 0.4 a 0.9) o mujeres (OR: 0.6; IC 95%: 0.4 a 1.4), pero sí cuando el consumo era excesivo (OR: 1.7; IC 95%: 1.2 a 3.9; p = 0.04, en hombres, y OR: 1.9; IC 95%: 0.94 a 4.1; p = 0.04, en mujeres). Se halló riesgo significativamente mayor de DMR en sujetos con mayor duración del consumo, tanto en los hombres (OR: 1.4; IC 95%: 0.86 a 1.7; p = 0.04) como en las mujeres (OR: 1.2; IC 95%: 0.8 a 2.1; p = 0.03). El consumo de alcohol fue mayor en los individuos con DMR masivos en comparación con las lesiones pequeñas (p = 0.01) y grandes (p = 0.03). En el análisis de regresión logística el consumo diario de alcohol, el tabaquismo y la diabetes se asociaron individualmente con la aparición de DMR (p < 0.001, p = 0.03 y p < 0.001, respectivamente).

Discusión y conclusiones

Existe poca información sobre la asociación entre el consumo de alcohol y los DMR, con sólo un estudio en el que no se halló relación entre estos fenómenos aunque no se consideró la cantidad de alcohol diario, la duración del hábito ni posibles diferencias entre hombres y mujeres (factor posiblemente importante debido a la mayor biodisponibilidad del etanol en las mujeres, por su metabolismo gástrico más lento y el menor volumen de distribución en comparación con los hombres).

En el presente estudio se observó que tanto en hombres como en mujeres con DMR había mayor duración del consumo de alcohol y mayores cantidades (tanto para el alcohol total como para el vino) en comparación con los controles. En cuanto al consumo de cerveza, se observó una diferencia significativa entre los pacientes varones con DMR y los controles, posiblemente por un sesgo estadístico relacionado con las características locales de consumo de cada tipo de bebida. Se halló que el consumo excesivo de alcohol, pero no el consumo moderado, era un factor de riesgo significativo para la aparición de DMR en hombres y mujeres, probablemente por los efectos tóxicos de las grandes cantidades de alcohol sobre los tendones (inhiben la proliferación de fibroblastos y la síntesis de colágeno). La duración del consumo también fue un factor de riesgo significativo para la aparición de estos desgarros, y la cantidad consumida fue proporcional a la magnitud de la lesión (por mayor daño sobre la microvasculatura a dosis mayores). El consumo intensivo de alcohol fue un factor de riesgo independiente incluso tras ajustar los resultados por otros factores conocidos, como tabaquismo y diabetes.

Los autores concluyen que el consumo diario de alcohol y la duración del hábito en pacientes con DMR fueron mayores en comparación con controles sanos, y la ingesta diaria superior a la recomendada fue un factor de riesgo significativo para la aparición de estos desgarros. El consumo de alcohol excesivo fue un factor de riesgo significativo para la lesión de los tendones y la magnitud del daño.



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