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Introducción
Se define como vértigo a la sensación subjetiva de movimiento y según su etiología se clasifica en dos tipos: en primer término el que se produce debido a un daño a nivel del sistema vestibular y en segundo lugar el que se debe a afecciones extra-vestibulares entre las cuales podemos destacar los cuadros de vértigo que se producen frente a una enfermedad cardíaca o el síndrome vertiginoso que se manifiesta como efecto adverso posterior a la administración de un fármaco.
A su vez, el vértigo vestibular se clasifica según su origen en vértigo periférico que se caracteriza por un compromiso a nivel de estructuras que forman parte del sistema vestibular periférico como en caso de daño a nivel del laberinto o del nervio vestibular; y en un síndrome vestibular central, que es causado por compromiso del sistema nervioso central debido a lesiones en el tronco cerebral o el cerebelo.
El vértigo paroxístico postural benigno se constituye en la causa más frecuente de vértigo de tipo periférico. Por otro lado la enfermedad de Menière, que se caracteriza por la presencia de episodios recurrentes de vértigo, asociados a tinnitus, hipoacusia y sensación de presión en el oído afectado, constituye en la segunda causa más frecuentes después del vértigo paroxístico postural benigno.
Las terapias disponibles en la actualidad para el manejo del vértigo incluyen el uso de fármacos, la rehabilitación vestibular, el tratamiento con gentamicina por vía intratimpánica y, en caso necesario, la cirugía. Entre los objetivos del tratamiento del paciente con vértigo se destacan, el manejo de los síntomas durante la etapa aguda, el estudio de la enfermedad de base causante del vértigo y a largo plazo el tratamiento preventivo que disminuya el riesgo de nuevos episodios.
La betahistina es una terapia farmacológica ampliamente utilizada en el tratamiento de pacientes con vértigo; si bien su mecanismo de acción no es completamente conocido, se postula que actúa como agonista a nivel de los receptores H1 y, por otro lado, presenta un efecto antagonista de receptores H3. A su vez se postula que tiene acción a nivel vascular en regiones del cerebro y de la cóclea y también se sostiene que juega un rol importante en el mecanismo de excitabilidad neuronal, mediante un efecto inhibitorio sobre las neuronas del núcleo vestibular medial y del núcleo vestibular lateral. Así mismo, hay datos firmes que señalan que el receptor H3 de la histamina juega un rol importante en mecanismos de compensación vestibular y reducción de la sintomatología. Todas estas características ponen de manifiesto que el tratamiento con betahistina podría ser útil en enfermedades que comprometen el sistema vestibular periférico.
El presente estudio se realizó con el objetivo de evaluar la eficacia de la terapia con betahistina en pacientes afectados de vértigo vestibular o de enfermedad de Menière
Materiales y métodos
Se llevó a cabo una revisión sistemática de estudios aleatorizados, a doble ciego y controlados con placebo, de sujetos que presentaban vértigo de causa vestibular. Las bases de datos consultadas fueron Medline, Embase, Biosis, Scisearch y Derwent Drug Abstracts.
Resultados
De un total de 29 publicaciones encontradas en las bases de datos revisadas, se incluyeron para el análisis 12 ensayos clínicos, con un número total de 921 pacientes, de los cuales 469 fueron tratados con betahistina y 452 recibieron placebo. La dosis de betahistina utilizada fue de 16 a 48 mg/día y la duración del tratamiento varió entre 14 días y 3 meses.
Para realizar el presente análisis se tuvo en cuenta como criterio de valoración al grado de respuesta de los síntomas posterior a recibir algún tipo de tratamiento de forma continua por un periodo mínimo de un mes. Se estimó el cociente de probabilidades de forma independiente para cada uno de los ensayos clínicos incluidos en el análisis.
De acuerdo con los investigadores, de los 12 estudios evaluados, en 11 se evidenció una mejoría importante de los síntomas con el uso de betahistina en comparación con el grupo que recibió placebo. En 4 ensayos clínicos, esta diferencia fue estadísticamente significativa con un coeficiente de probabilidad >1.0. Se estableció que el análisis de efectos aleatorios produjo un coeficiente de probabilidad promedio de 2.58 (IC 95% 1.67 - 3.99) indicando que los pacientes tratados con betahistina tienen una probabilidad de 2.58 veces mayor de lograr una remisión de la sintomatología en comparación con la administración de placebo.
Sobre la base de estos resultados, los autores afirman que si un paciente al recibir placebo tiene una probabilidad de 25% de lograr una mejoría muy favorable, la probabilidad del mismo paciente al ser tratado con betahistina de poder alcanzar dicho grado de mejoría sería de 46.2%. De igual manera estimaron que si un paciente tratado con placebo tiene una probabilidad de un 30% de lograr una mejoría parcial de la sintomatología, la probabilidad de alcanzar dicha mejoría con el uso de betahistina se incrementa a un 52.5%.
Así mismo, en el análisis independiente de pacientes con vértigo vestibular por un lado y con enfermedad de Menière por otro, mediante la observación de los datos obtenidos, se detectaron resultados estadísticamente significativos a favor del tratamiento con betahistina en cada uno de los subgrupos evaluados, con un coeficiente de probabilidad de 3.37 (IC 95% 2.14 – 5.29) para la enfermedad de Menière y de 2.23 (IC 95% 1.20 - 4.14) para el vértigo vestibular.
Discusión
Los autores destacan que en los últimos 10 años, se publicaron solamente dos estudios en los cuales los sujetos incluidos recibieron betahistina y tuvieron un grupo de control con placebo; por un lado una revisión sistemática la cual no logro demostrar evidencia suficiente que afirme que la betahistina tiene un efecto favorable sobre los síntomas de la enfermedad de Menière y por otro lado un metanalisis de ensayos clínicos en el cual se observó que el grupo de enfermos con un cuadro de vértigo paroxístico postural benigno y con vértigo secundario a insuficiencia arterial tratados con betahistina presentaron mejoría de los síntomas. A su vez subrayan que el presente metanalisis además de constituir en una actualización y extensión de los dos ensayos clínicos previamente publicados, también incluye reportes internos no publicados en la literatura médica de ensayos clínicos que fueron controlados con placebo.
Por medio de la combinación de estudios publicados y no publicados en este metanálisis, los autores señalan el beneficio terapéutico del uso de betahistina en el control de los síntomas de pacientes con enfermedad de Menière y vértigo vestibular. Once de los 12 ensayos clínicos analizados establecieron una respuesta favorable con el uso de betahistina y en 4 de estos estudios, los hallazgos fueron estadísticamente significativos.
Conclusión
Según los resultados obtenidos, los autores postulan que la betahistina es una terapia farmacológica segura y efectiva para el tratamiento del vértigo vestibular y para la enfermedad de Menière.
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