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Introducción y objetivos
La mayoría de los países de América latina se encuentran en etapas intermedias o en etapas avanzadas de la transición demográfica. El envejecimiento poblacional ocasiona un incremento en la prevalencia de las enfermedades crónicas. Esta carga de morbilidad incide sobre la mortalidad y sobre los efectos discapacitantes en los adultos mayores. Los indicadores clásicos de salud -como la esperanza de vida al nacer y la tasa bruta de mortalidad- se complementan con nuevos indicadores demográficos, como la esperanza de vida libre de discapacidad (EVLD). Este indicador es útil para uso poblacional, su método de cálculo es sencillo y los resultados son fáciles de interpretar. Sus ventajas están relacionadas con la estandarización de los conceptos, con las fuentes de información y con los métodos de cálculo. La EVLD es un indicador recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el seguimiento de las estrategias de salud y se ha incorporado como uno de los indicadores estructurales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y de la Unión Europea.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha desarrollado también la metodología para el cálculo de la esperanza de vida saludable (EVISA). La EVLD introduce el concepto de calidad de vida como el equivalente de años de buena salud, y se interpreta como el promedio de años sin discapacidad que una persona podría esperar vivir, de no modificarse las tasas de mortalidad y la prevalencia de los problemas de salud o de discapacidad en una sociedad determinada. Por otro lado, la EVISA es independiente del tamaño poblacional y de su estructura etaria, y por ello permite hacer comparaciones directas entre distintos subgrupos poblacionales o entre países.
El IMSS es una institución de salud que atiende a 57.5 millones de personas, poco más de la mitad de la población mexicana; los adultos mayores representan aproximadamente el 12% de la población total. Entre los años 2004 y 2012 se registró un aumento de la población asistida por el IMSS en los grupos etarios de 45 a 64 años y de 65 años en adelante (47.3% y 45.9%, respectivamente). El índice de crecimiento de la utilización hospitalaria en el grupo de mayores de 65 años ha pasado a ser 3.6 veces más alto en comparación con 1986. El objetivo de los autores del presente estudio fue analizar la EVLD y la EVISA en los adultos mayores de 60 años asistidos por el IMSS.
Métodos
Se utilizó la información de las estadísticas nacionales del IMSS para 2010, así como la información del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática respecto de la estructura poblacional, a las causas de consulta y a los egresos hospitalarios. El procedimiento metodológico permitió la construcción de tablas de vida, para el cálculo de la esperanza de vida y de la prevalencia de discapacidad.
Para la estimación de los años de vida saludables perdidos (AVISA) se utilizó la metodología del estudio de Carga Global de Enfermedad. Para el cálculo de los años perdidos por muerte prematura se ajustaron las causas de muerte con los criterios de la Clasificación Internacional de Enfermedades (10ª revisión). Los datos por grupos de edad y de sexo se estandarizaron con la tabla de vida de Coale Demeny (modelo Oeste nivel 26).
Para el cálculo de años vividos con discapacidad se utilizó el programa DISMOD II, que sirvió para construir los modelos matemáticos y para dar consistencia interna a la información epidemiológica disponible. Para estimar la prevalencia de discapacidad se ponderaron los casos prevalentes de cada padecimiento y de su respectiva secuela, según la gravedad de la discapacidad, entre un valor de 0 (perfecta salud) y un valor de 1 (cercano a la muerte). La esperanza de vida de los diferentes grupos etarios se calculó según el método demográfico de Chiang. Con los datos de la esperanza de vida y de la prevalencia de discapacidad se calculó la esperanza de vida con discapacidad y la esperanza de vida libre de discapacidad (EVLD). Finalmente, el indicador EVISA es la diferencia entre la esperanza de vida calculada en la tabla y los años vividos con discapacidad. No se requirió consentimiento informado por tratarse de un análisis de información estadística de fuentes secundarias.
Resultados
El IMSS registró en 2010 un total de 185 469 muertes (tasa de mortalidad general: 523.7 por 100 000 derechohabientes), de las cuales 128 096 muertes fueron en adultos mayores (tasa de mortalidad: 3 432 muertes por 100 000 derechohabientes), lo que representa el 68.9% del total de las defunciones en el país. La esperanza de vida al nacimiento se estimó en 76.3 años, con una diferencia de 2.8 años más a favor de las mujeres. La EVISA se estimó en 66.5 años y la esperanza de vida con discapacidad en 9.8 años, lo que indica que la población asegurada permanecerá enferma casi diez años.
La EVLD fue mayor en los hombres (74.1 %) que en las mujeres, y la expectativa de discapacidad fue menor en los hombres (9.4 años). El análisis de la EVLD muestra que las mujeres adultas mayores viven aproximadamente 16 años con vida saludable, aun cuando la diferencia entre hombres y mujeres no es significativa (menos de un año). Por otra parte, la esperanza de vida con discapacidad se estimó en 6.2 años en las mujeres, en comparación con 5.4 años en los hombres.
La prevalencia global de discapacidad en este grupo etario fue de 28.7%: uno de cada tres adultos mayores de 60 años tuvo algún grado de discapacidad; esta proporción se incrementó conforme avanzaba la edad, para alcanzar una cifra máxima a los 90 años, con una prevalencia de discapacidad mayor en las mujeres. Los resultados mostraron que en 2010 se perdieron 1.8 millones de AVISA (47.4% correspondió a los años de vida perdidos en las mujeres y 52.6% en los hombres). La diabetes mellitus fue la primera causa de pérdida de años de vida saludable en las mujeres; le siguieron, en orden de importancia, el glaucoma, la cardiopatía hipertensiva y los trastornos depresivos mayores; en esta última, la carga de enfermedad fue casi dos veces más alta en las mujeres. La artritis reumatoidea fue 3.9 veces más frecuente en las mujeres, con respecto a los hombres. En contraste, la cardiopatía isquémica y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica resultaron más frecuentes entre los hombres.
Discusión
Los autores de este estudio sobre la población bajo cobertura del IMSS hacen especial énfasis en las tendencias marcadas por el indicador AVISA-EVISA en las mujeres, con claras diferencias en la expectativa de vida y en las causas de muerte. Al igual que en otras poblaciones, se evidencia que las mujeres, en promedio, viven más, pero que también permanecen más tiempo con enfermedades crónicas y con limitaciones funcionales, lo que reduce su esperanza de vida saludable. Esta situación ha sido identificada en diversos estudios, en los que la esperanza de vida y la expectativa de vida saludable son mayores entre las mujeres, pero la proporción de años libres de enfermedad es en realidad más baja en las mujeres que en los hombres. La mayor proporción de años vividos con discapacidad en las mujeres podría ser explicada por una mayor supervivencia después de contraer la enfermedad. Los resultados de la carga de morbilidad en las mujeres muestran un patrón consistente con padecimientos relacionados con una mayor prevalencia de exposición a estilos de vida no saludables, de sobrepeso y de obesidad tempranos, de consumo de alcohol y de tabaquismo.
Al comparar la percepción de la salud entre hombres y mujeres del mismo grupo etario, se pone de manifiesto que las mujeres generan mayores condiciones de dependencia, situación que se da por igual en los países desarrollados y en los países que están en desarrollo. En contraste, algunos países desarrollados muestran que las tasas de discapacidad entre la población mayor de 60 años disminuyen de manera constante.
Los resultados en el IMSS muestran consistencia con los datos informados previamente. Las cifras de EVISA son superiores, comparadas con las que se registran en otros países con economías emergentes, como Brasil, Rusia, India y China, con 64, 60, 56 y 66 años, respectivamente. Por otra parte, países desarrollados como Canadá y los Estados Unidos alcanzan 73 y 70 años de esperanza de vida saludable, respectivamente. Chile, Costa Rica y Cuba son los países americanos en desarrollo con mayor avance en este indicador. En países pobres, como El Salvador y Haití, la mujer pierde más del 14% de su esperanza de vida al padecer una enfermedad crónica o una discapacidad. El diferencial entre hombres y mujeres es mayor en la esperanza de vida al nacer que en la esperanza de vida saludable.
Desde la perspectiva económica, los datos disponibles indican que el aumento de los gastos sanitarios no está relacionado con la vejez en sí misma, sino más bien con el costo de la discapacidad y con la mala salud, relacionados con la edad avanzada. A medida que las personas envejezcan con un mejor estado de salud, será posible lograr que el gasto médico no se incremente.
Conclusiones
La salud es un estado acumulativo que debe cuidarse a lo largo de toda la vida con el fin de asegurar sus beneficios a edades avanzadas. La buena salud es esencial para que las personas mayores conserven una calidad de vida aceptable y para asegurar su contribución continuada en la sociedad. La esperanza de vida saludable es un indicador que puede ayudar a construir escenarios para sustentar la planificación, la administración y la gestión estratégica de programas de envejecimiento saludable, orientados hacia un modelo de atención de la salud que retome una visión integral y anticipatoria, con base en los patrones de morbilidad, de mortalidad y de discapacidad, y con énfasis en la población anciana.
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