Los pacientes con diabetes tipo 2 presentan una regulación deficiente de la secreción de insulina y glucagón. Esto se vincula con la acción inadecuada de las incretinas. En la actualidad se cuenta con tratamientos específicos destinados a aumentar el efecto de las incretinas con el objetivo de mejorar el control glucémico en presencia de diabetes tipo 2. El tratamiento con incretinas puede realizarse mediante la administración de inhibidores de la dipeptidil peptidasa 4 (DPP-4) y la consiguiente disminución de la depuración del polipéptido inhibidor gástrico (GIP) y el péptido 1 similar al glucagón (GLP-1). Asimismo, es posible administrar análogos del GLP-1. Dichas drogas generalmente no aumentan el riesgo de hipoglucemia, no generan aumento ponderal y complementan la acción de la metformina sobre el control glucémico.

El incumplimiento terapéutico es un obstáculo significativo para lograr valores apropiados de glucemia en pacientes con diabetes tipo 2. Entre los motivos de incumplimiento se destaca la administración de un esquema de tratamiento complejo. Por ello, es aconsejable administrar combinaciones fijas de los fármacos en un solo comprimido. En este sentido, resulta útil el empleo de formulaciones de metformina de acción prolongada en combinación con inhibidores de la DPP-4, que pueden administrarse una vez por día. De hecho, la disminución de la cantidad de comprimidos diarios es otra estrategia para mejorar el cumplimiento terapéutico.

Los avances en el campo de la investigación de los bisfosfonatos favorecieron la creación de comprimidos que se administran una vez por semana. Esto también puede lograrse mediante el empleo de análogos del GLP-1 inyectables como la exenatida. Si bien este fármaco debe inyectarse dos veces por día debido a su vida media breve, la creación de formulaciones de liberación prolongada permitiría superar dicho obstáculo. En la actualidad se evalúa el empleo de inhibidores de la DPP-4 de acción prolongada con el objetivo de administrar una dosis semanal y mejorar el cumplimiento del tratamiento, en comparación con lo verificado ante la administración de una toma diaria. Dado que los beneficios del tratamiento con inhibidores de la DPP-4 se asocian con el efecto residual observado al final del intervalo entre dosis, las formulaciones de aplicación semanal también deberían tener dicho efecto residual.

Es necesario contar con estudios que permitan valorar la eficacia de las formulaciones de inhibidores de la DPP-4 de aplicación semanal. Además, se desconoce la eficacia relativa del tratamiento con formulaciones de aplicación semanal en comparación con lo observado ante la administración de formulaciones diarias. Finalmente, debe evaluarse el cumplimiento del tratamiento con las formulaciones de aplicación semanal. Más allá de la falta de información sobre las cuestiones mencionadas, la creación de inhibidores de la DPP-4 de aplicación semanal continúa su curso.