Ninguna, ya que no se encontró relación entre el hábito de caminar y el riesgo de padecer demencia.
Pueden estar relacionados a través del efecto en la vitalidad general, el envejecimiento biológico, la salud cardiovascular, las ventajas de llevar un estilo de vida activo y posiblemente una influencia directa en las reservas funcionales y estructurales del cerebro.
El hábito de caminar disminuyó el riesgo de padecer demencia sólo en individuos genéticamente susceptibles, por lo que ésta sería la relación.
Se relacionan sólo por un mejor estado cardiovascular, a través de una disminución importante de la demencia por causa vascular.