activados, células T y células NK (pero no linfocitos en áreas de ruptura de aneurismas o en zonas de estrechamiento crítico. Los gránulos lisosomales, presuntamente liberados por las células inflamatorias, en coincidencia con un proceso destructivo dependiente de proteinasas, se observan en el cuello de los aneurismas intracraneales.29 Recientemente hemos encontrado que en la pared de los aneurismas intracraneales hay focos con aumento de la actividad de las MM 28. Con la utilización de muestras de aneurismas humanos 28 también detectamos que la reacción inmunológica e inflamatoria eran hallazgos comunes en aneurismas cerebrales no rotos. El complemento, una parte importante del sistema inmune innato y adaptativo, se identificó en casi todos los aneurismas estudiados. Tanto el C3, la proteína del sistema del complemento más abundante en sangre, como el C9, la proteína terminal de la cascada del complemento, estaban presentes en aneurismas cerebrales y son indicadores de la activación del complemento.64,65 En los aneurismas intracraneales no disgregados se encontró, con frecuencia, depósitos de IgG e IgM e infiltrado inflamatorio de macrófagos (figura 2) y linfocitos T. Aún se desconoce el mecanismo por el cual las células VCAM-1 positivas en la pared del aneurisma participan en la respuesta 7É3 inflamatoria. La VCAM-1 también se expresa en otros tipos de enfermedades vasculares inflamatorias 66, en las placas ateroescleróticas 67 y se ha observado que está regulada en más tanto en el endotelio como en las células de músculo liso de la pared vascular expuestas a situaciones de estrés.68-70 Aún no está establecido si los depósitos de inmunoglobulinas que se observan en aneurismas intracraneales son consecuencia de un proceso autoinmunitario o de algún otro evento. El hecho de que la mayoría de los aneurismas no disgregados se observan en mujeres4,9 coincide con la teoría de que la autoinmunidad está conectada con la génesis de las alteraciones vasculares. La hemorragia subaracnoidea por aneurismas muestra una variación estacional71,72 y es paralela a la incidencia de algunas infecciones virales.73,73 Por lo tanto, es posible que algún mecanismo de mimetismo molecular, con la participación de un antígeno ambiental, intervenga en pacientes con aneurismas cerebrales. Los aneurismas cerebrales y otras formas frecuentes de enfermedad vascular muestran signos de inflamación vascular y de reacción inmunológica. Los aneurismas intracraneales comienzan cuando están presentes las condiciones que favorecen su iniciación. Otras condiciones de aparición posterior favorecen la formación de la anomalía vascular, y el crecimiento puede estar seguido de situaciones que desencadenan la ruptura aneurismática. Nuestros datos apuntan a que la reacción inflamatoria e inmunológica precede la ruptura del aneurisma. No obstante, nuestra información no conecta el comienzo de la inflamación a un estadio específico del desarrollo del aneurisma. Tal como ocurre en la ateroesclerosis y en los aneurismas aórticos,54,75,76 se desconoce si las reacciones inflamatorias e inmunológicas son procesos primarios involucrados en el comienzo de la patología o eventos secundarios que se incian en forma tardía, durante la evolución de la enfermedad (por ejemplo, ateroesclerosis). La observación de una reacción inflamatoria e inmune extensa en aneurismas no disgregados podría tener importantes implicancias desde el punto de vista clínico y terapéutico. Los procesos que conducen a la formación del aneurisma y a su ruptura no se conocen y las terapias actuales se basan en la obliteración mecánica del aneurisma y en el manejo de las consecuencias de la hemorragia subaracnoidea. A pesar de dos décadas de innovación diagnóstica y terapéutica, la hemorragia subaracnoidea genera importante mortalidad y morbilidad en mujeres y hombres de edad media.3,7,77 La mayor parte de la evolución desfavorable ocurre como consecuencia directa e irreversible de la hemorragia grave inicial. Se estima que el reconocimiento a nivel comunitario y el manejo de los factores riesgo son responsables del descenso de la incidencia de ciertos tipos de enfermedad cerebrovascular.78 Sin embargo, la incidencia de hemorragia subaracnoidea ha permanecido sin modificaciones a lo largo de las últimas cinco décadas.7 Estas informaciones recientes justifican la exploración de tratamientos tendientes a prevenir la formación y ruptura de los aneurismas intracraneales. Las estrategias que incluyen medidas antiinflamatorias o antiproteolíticas específicas dirigidas contra aneurismas cerebrales u otras enfermedades vasculares comunes requieren de un cuidadoso desarrollo y evaluación. Estos 7É3 hallazgos ponen en evidencia la importancia de la extensión del conocimiento y del esclarecimiento de la relación entre las MM, inflamación, reacción inmune y desarrollo de aneurismas cerebrales. Figura 1. Microfotografía de un aneurisma cerebral sin ruptura obtenido con zimografía in situ . Las áreas negras sobre un fondo gris brillante indican áreas de lisis gelatinosa debida a metaloproteinasas y otras enzimas proteolíticas. Se pueden observar áreas focales de lisis gelatinosa. Aumento original × 990. Figura 2. Microfotografía de un aneurisma cerebral sin ruptura que muestra la localización inmunohistoquímica de macrófagos y monocitos (CD68). Las áreas de color verde brillante indican células CD68 positivas. Los núcleos celulares aparecen en color azul. (900×).