El suicidio es una de las principales causas de muerte entre adolescentes y jóvenes a nivel mundial, y constituye una creciente preocupación en la Argentina, particularmente en contextos vulnerables (como el conurbano bonaerense). El presente comentario científico analiza, desde la perspectiva de la psiquiatría clínica y comunitaria, el estudio
, realizado en el Hospital Zonal General de Agudos (HZGA) Mi Pueblo de Florencio Varela, provincia de Buenos Aires. A partir de los datos epidemiológicos locales, las autoras reflexionan sobre la multicausalidad del fenómeno, los factores de riesgo más relevantes y la necesidad de contar con dispositivos de prevención eficaces, sostenidos y contextualizados. Se enfatiza el rol de la psiquiatría en la identificación precoz, la
intervención interdisciplinaria y la promoción de estrategias comunitarias para reducir los intentos de suicidio en población joven.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS),1 el suicidio juvenil es la cuarta causa de muerte entre personas de 15 a 29 años, con particular impacto en países de ingresos bajos y medios. En la Argentina, diversos estudios han señalado un aumento sostenido de suicidios consumados e intentos autolíticos en adolescentes y jóvenes, aunque las estadísticas oficiales son insuficientes o están desactualizadas.2
El estudio realizado por Suárez Palla y colaboradores, en el HZGA Mi Pueblo, aporta datos relevantes sobre internaciones por intento de suicidio en jóvenes del municipio de Florencio Varela, brindando evidencia empírica valiosa para comprender el fenómeno y diseñar estrategias de abordaje. Este comentario científico se propone ampliar el análisis desde una perspectiva psiquiátrica, con foco en la prevención, la multicausalidad y el rol de los servicios de salud mental en los contextos vulnerables.
Dimensión epidemiológica y expresión local del fenómeno
Según lo informado, entre junio de 2023 y febrero de 2024 se registraron 277 internaciones por salud mental, de las cuales el 41% correspondieron a intentos autolíticos (el principal motivo de ingreso). Del total, 57 casos se situaron en el grupo etario de 15 a 24 años, siguiendo el criterio de juventud de la OMS.
Entre los hallazgos relevantes se destacan:
Mayor prevalencia de intentos en mujeres (58.9%), con predominio de la sobreingesta medicamentosa como método.
La mitad de los casos tenía antecedentes de tratamiento en salud mental.
El 21.9% de los casos estaban asociados con situaciones de violencia de género.
Alta proporción de estudiantes y jóvenes desocupados en la muestra.
Estos datos coinciden con estudios que indican una feminización de la ideación e intento autolítico, y subrayan el peso de factores estructurales como el desempleo, la exclusión y la violencia interpersonal.3-4
Aportes desde la psiquiatría clínica y comunitaria
Desde el enfoque psiquiátrico contemporáneo, la conducta suicida se comprende como un fenómeno complejo, multicausal e históricamente determinado. En un estudio de 2016, los autores proponen un modelo integrador que incluye la predisposición biológica, los trastornos mentales, los eventos vitales estresantes, el acceso a medios letales y las condiciones contextuales.5
Los datos del estudio indican que más del 50% de los jóvenes ya había tenido contacto previo con servicios de salud mental. Esta información interpela la eficacia de las estrategias de prevención secundaria y la continuidad del cuidado. El hecho de que dichas intervenciones no hayan evitado el intento autolítico sugiere la necesidad de reforzar el vínculo terapéutico, la evaluación de riesgo y el seguimiento posterior al alta.6
El abordaje psiquiátrico debe contemplar no solo el tratamiento del padecimiento mental de base, sino también el contexto social y familiar del paciente, sus recursos de afrontamiento, su red de apoyo y los determinantes estructurales del sufrimiento psíquico. En este sentido, es crucial articular los dispositivos clínicos con estrategias comunitarias e intersectoriales.
Prevención del suicidio: niveles y estrategias clave
Prevención primaria
Campañas de promoción de la salud mental y desestigmatización.
Espacios de escucha y acompañamiento en instituciones educativas y comunitarias.
Capacitación de los agentes de salud, los docentes y los líderes comunitarios en señales de alarma y rutas de derivación.
Prevención secundaria
Evaluación sistemática del riesgo suicida en consultas médicas y psicológicas, con la utilización de escalas (como la Columbia-Suicide Severity Rating Scale [C-SSRS]).
Intervenciones breves centradas en el riesgo, con énfasis en la motivación para vivir.
Planes de seguridad personalizados.
Prevención terciaria
Seguimiento intensivo posterior alalta, especialmente en el primer mes.
Integración con servicios ambulatorios y comunitarios.
Trabajo con la familia y la red de apoyo del paciente.
El modelo propuesto por la OMS en 2014 destaca que las intervenciones comunitarias sostenidas tienen mayor eficacia que las puramente clínicas. En contextos como el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires), donde el acceso a los servicios es desigual, las estrategias deben adaptarse a la realidad territorial (contemplando la escasez de recursos, la sobrecarga de los servicios y la fragmentación institucional).
Reflexiones críticas sobre el sistema de salud y la producción de datos
Uno de los aportes más importantes del estudio es visibilizar el déficit de información local y nacional sobre intentos autolíticos. Mientras que las muertes por suicidio suelen estar registradas, los intentos —que representan una proporción mucho mayor— no son sistemáticamente documentados. El formulario digital implementado por el equipo de investigación constituye una herramienta útil y replicable, aunque se vio limitado por la falta de historias clínicas completas y la ausencia de sistemas informatizados en el hospital.
Esto revela la urgencia de fortalecer los sistemas de registro, implementar historia clínica electrónica en salud mental y desarrollar indicadores sensibles para monitorear la evolución del riesgo suicida.
Conclusiones
El trabajo desarrollado en el HZGA Mi Pueblo pone en evidencia que los intentos autolíticos en jóvenes constituyen una problemática central para los servicios de salud mental del AMBA. Desde la psiquiatría, se vuelve imprescindible promover una mirada integral, interdisciplinaria e intersectorial y la implementación de políticas sostenidas de prevención con enfoque comunitario. Es fundamental garantizar el acceso efectivo a la salud mental con calidad y continuidad, producir y sistematizar la información local que oriente la toma de decisiones.
La psiquiatría contemporánea, lejos de limitarse al diagnóstico, debe articular escucha, contexto y acción. El sufrimiento de las juventudes del conurbano bonaerense requiere respuestas comprometidas, sensibles y sostenidas en el tiempo.
Copyright © SIIC, 2025
Bibliografía
1 Organización Mundial de la Salud. Prevención del suicidio: un imperativo global, 2021. https://www.who.int.
2 Observatorio de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. Informe sobre suicidio adolescente en Argentina, 2020. https://www.observatoriodelainfancia.gob.ar
3 González MA., Pérez S, Navarro R. Factores asociados a la conducta suicida en adolescentes latinoamericanos. Revista Latinoamericana de Salud Mental, 14(2):113-126, 2022.
4 UNICEF Argentina. La salud mental en la adolescencia: una prioridad pospandemia, 2019. https://www.unicef.org/argentina
5 Turecki G, Brent DA. Suicide and suicidal behaviour. The Lancet 387(10024): 1227-1239, 2016. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(15)00234-2
6 Zalsman G y col. Suicide prevention strategies revisited: 10-year systematic review. The Lancet Psychiatry 3(7):646–659, 2016. https://doi.org/10.1016/S2215-0366(16)30030-X