Sin duda, por ser un recurso muy rico y variado en principios activos, las plantas aplicadas al ámbito sanitario han dado origen a medicamentos muy nobles en el pasado y han sido un pilar fundamental para morigerar o curar enfermedades. Aún hoy algunos de esos principios activos no han sido superados en efectividad, como los digitálicos. Es entendible que la relevancia dada en el pasado a las plantas medicinales haya sido incentivada por la falta de la tecnología que hoy existe, que echa mano a la síntesis química por sobre el uso de esta fuente natural. Es por ello que seguramente falta mucho por descubrir, y es allí donde se requiere asignar mayores recursos y esfuerzos para lograr maximizar el conocimiento del verdadero
potencial de los principios activos que pueden ofrecer las plantas.
La importancia de estas en la medicina, ha sido manifestada por la propia Organización Mundial de la Salud, que mostró a estas, como un recurso sin sustitución para grandes poblaciones.1
Pero, como contrapartida, es necesario manifestar que es imprescindible y urgente generar un mayor conocimiento integral de cada especie, para apoyar a las comunidades usuarias dotándolas de información que permita su uso correcto, para entrenarlas y alentarlas a aplicar procedimientos y usos, en un contexto que otorgue garantía de calidad, tanto en la extracción de principios activos, como en la posología, y la conservación misma de los preparados. Asimismo, también hace falta introducir estas temáticas con mayor fortaleza en los programas académicos de formación de médicos y farmacéuticos, para que estos sean referentes en estos conocimientos, y se formen en aspectos farmacológicos y toxicológicos, para tener un perfil acabado a cada planta y sus principios activos, y así saber en qué contexto pueden ser de utilidad, como también en cuáles pueden ser riesgosos.
Es imprescindible una identificación certera de cada especie, tanto en sus características normales, macro y microscópicas y organolépticas, como en el reconocimiento de posibles alteraciones, conocer la pureza del producto, etc. Se conocen muchas situaciones que pueden ser de preocupación respecto al uso de las plantas medicinales, como intoxicaciones, interacciones que dan por tierra tratamientos que son imprescindibles para la salud, y/o reacciones adversas graves.2-4
En otro sentido, es necesario, además de lo precitado, conocer características que puedan llevar a conductas abusivas o de dependencia de los principios activos, lo que lleva a incorporar un perfil de riesgo mayor en el uso de estas plantas, como así también, las implicancias legales que esto conlleva y los controles de producción y comercialización que sean necesarios en esos casos, lo que requiere de un marco normativo específico, pues no dejan de ser un recurso sanitario como cualquier otro producto medicamentoso convencional.
Sin duda, las generosas propiedades de las plantas para la salud tienen mucho potencial, pero se requiere de mayor exploración científica, y que la información sobre estas, se disemine entre usuarios y profesionales sanitarios, para que así se transforme en un recurso más aprovechado y seguro, pues lo natural, también puede ser malo.
Bibliografía
Akerele, O. Las plantas medicinales. Organización Mundial de la Salud, Foro Mundial de la Salud, 14: 390-395, 1993.
Amorín JL. Cola de quirquincho Urostachis saururus (Lam.) Heter (Lycopodiaceas). Una peligrosa planta usada en medicina popular Argentina. Revista Farmacéutica Argentina. 1:27-31, 1974.
Macías Peacok B, Suárez Crespo MF, Berenguer Rivas, CAet al. Intoxicaciones por plantas tóxicas atendidas desde un servicio de información toxicológica. Revista Cubana de Plantas Medicinales, 14(2), 2009.
Petenatti ME, Del Vitto LA, Petenatti EM, Caffini NO, Marchevsky EJ, Las plantas medicinales como recursos terapéuticos naturales; Rev. Farm. vol. 159 nº1: 32-44 Disponible en https://www.anfyb.com.ar/info/revistas/2017/4-Petenati.pdf