Autor del informe
Fernanda Figueroa Ledesma
Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, Argentina
Es bien conocido que en la sociedad actual, y, específicamente, en la población adolescente, el consumo de tabaco se ha acrecentado en los últimos años. Sumado a esto, la actividad física presenta una curva inversamente proporcional al aumento del tabaquismo.
El aspecto más interesante del estudio
Nivel de actividad física, consumo de tabaco y eficiencia cardiovascular (Salud i Ciencia 21(3):256-61, May 2015) fue la demostración de que a mayor consumo de tabaco, menores niveles de actividad física y peor condición cardiovascular en una población adolescente. Esto se reflejó principalmente en la población femenina, donde aproximadamente el 28% del total de mujeres evaluadas eran fumadoras y su nivel de actividad física era bajo. Se observó que una proporción del 39% del total
de mujeres estudiadas referían fumar y su actividad física era de tipo moderada. Como era de esperar, los adolescentes con alto grado de actividad física eran mayoritariamente no fumadores, estos representaron una proporción del 23% del total de mujeres y del 24 % del total de varones. El 50% de los adolescentes refirió realizar una actividad física de tipo moderado, con un aumento significativo de la eficiencia cardiovascular.
Haría pensar que esto sucede porque el hecho de realizar actividad física regular y de alta intensidad conlleva la adopción de un estilo de vida diferente, lo que implicaría que hábitos tóxicos como el tabaquismo, y quizás también el alcohol (que no fue evaluado en este estudio), no formarían parte de esos hábitos.
A pesar de ser este un estudio observacional y descriptivo de una población pequeña de adolescentes, podría ser extrapolado a una muestra poblacional de cualquier zona del mundo, dado que el consumo de tabaco, en la actualidad, es una pandemia, mayor aún en la población joven.
Sería interesante llevar a cabo un estudio similar en nuestro medio y con un número mayor de adolescentes, a fin de lograr una muestra representativa, teniendo en cuenta las mismas variables y abarcando, además, el consumo de alcohol y drogas, creciente en la juventud.
Este estudio deja en evidencia que gran parte de esta población necesita educación para la salud y para la prevención primaria, por sobre todas las cosas, de esa manera se evitarían problemas futuros y se lograría una mayor salud cardiovascular.
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