Informe
Autor del informe original
María Eugenia Elorza
Columnista Experto de SIIC
Institución: Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (IIESS) UNS-CONICET
Bahía Blanca Argentina

Las brechas de género en las áreas de trabajo del sistema de salud argentino
El objetivo de este estudio fue caracterizar a las personas ocupadas del sector de salud del partido de Bahía Blanca, Argentina, desde una perspectiva de género. Los principales resultados señalan que, aun cuando el sector esté compuesto por una mayoría de mujeres, estas enfrentan situaciones de segregación laboral horizontal y vertical, a la vez que se observan diferencias en las condiciones de contratación.

Resumen
Los estudios con perspectiva de género se centran en la forma en que se relacionan mujeres y varones en distintos ámbitos, reflejando la distribución de poder entre ambos. La división del trabajo según el género condiciona las trayectorias laborales de las mujeres, quienes suelen destinar menos horas que los varones al trabajo remunerado, lo que repercute en su ingreso laboral, así como en otras compensaciones no monetarias. El objetivo de este trabajo fue caracterizar a las personas ocupadas del sector de salud del partido de Bahía Blanca, Argentina, desde una perspectiva de género. Para ello se analizó la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), utilizando una metodología cuantitativa. Los principales resultados señalan que, aun cuando el sector este compuesto por una mayoría de mujeres, incluso mayor que en el resto del país, con mayor educación y experiencia laboral que sus compañeros varones, estas enfrentan condiciones de segregación laboral horizontal y vertical, a la vez que se observan diferencias en las condiciones de contratación. El trabajo desde una mirada de género contribuirá al diseño de políticas que se propongan la equidad de género, es decir la ausencia de diferencias sistemáticas e injustas en las condiciones y las oportunidades de trabajo entre mujeres y varones. En particular, esta información puede resultar de gran utilidad para diseñar estrategias que tiendan a mejorar la situación de las mujeres cuando la gestión de la atención de salud se encuentra descentralizada a los niveles inferiores de gobierno.

Publicación en siicsalud
Artículos originales > Expertos de Iberoamérica >
https://www.siicsalud.com/des/expertocompleto.php/170617

Comentario
Autor del informe
Cecilia Maribel Diaz Olmedo 
Hospital General Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social Quevedo, Quevedo, Ecuador


Las brechas de desigualdad de género están relacionadas socialmente con el acceso, la participación, la asignación, el uso, el control y la calidad de los recursos, los servicios, las oportunidades y los beneficios de desarrollo en todos los ámbitos de la vida.A nivel laboral causa discriminación en el lugar de trabajo, que se manifiesta mediante la escasa participación de las mujeres en puestos de liderazgo y de alta dirección, sumado ala falta de políticas de conciliación de la vida personal y profesional.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el índice actual de participación de las mujeres en la población activa a nivel mundial se aproxima al 49%, mientras que el de los hombres es del 75%. Existe una diferencia de casi
el 26% y, en algunas regiones,esta discrepancia puede llegar hasta el50%. En algunos países, especialmente África del Norte y los Estados Árabes, el índice de desempleo femenino supera el 16%.
Las mujeres enfrentan limitantes para acceder a trabajos mejor remunerados debido a su condición de madre y a las responsabilidades del cuidado del hogar y de los hijos. También influyen los patrones culturales patriarcales discriminatorios y violentos, arraigados aún en muchos países, donde se limita su autonomía. Si están en condiciones de trabajar bajo dependencia, deben hacerlo muchas más horas al día, tomando en cuenta las tareas diarias del hogar, muchas veces no compartidas con su pareja. Una gran cantidad de mujeres realizan trabajos informales ocasionales con menor ingreso económico,sin contrato y sin las garantías de estar afiliado a la seguridad social. Este trabajo informal les permite contribuir con los ingresos familiares, sobre todo cuando son madres solteras o no son profesionales.
Otra de las limitantes para acceder al trabajoremunerado con contrato es la selección de personal por maternidad; muchas empresas privadas restringen el ingreso a madres gestantes debido al gasto que produce para la empresa pagar el permiso de maternidad y las horas de lactancia, que son beneficios obligatoriosde la seguridad social para las mujeres; sin embargo, no se garantiza su estabilidad laboral durante el período de gestación y la licencia de doce semanas a las que tienen derecho.
En América Latina, la población femenina, de acuerdo con el sector de actividad económica, se distribuye en: actividades empresariales de comercio 21%, manufactura 11%, turismo(alojamiento y comidas) 9%, empleo doméstico formal 11%, enseñanza 9.8% y sistema de salud 7%.
La formación académica es un factor condicionante para el desempeño laboral, de esta forma, las mujeres no profesionales tienen mayor probabilidad de acceder empleos precarios, caracterizados por la falta de remuneración monetaria y los altos niveles de informalidad. Las mujeres profesionales acceden a trabajos que les garantizan un salario suficiente para superar la pobreza, le proporcionan autosuficiencia y seguridad económica, y asegura beneficios de protección social como seguro de desempleo y pensiones dignas en la vejez.
La falta de equidad en puestos directivos empresariales está influenciada por las exigencias de las empresas, como la necesidad de disponibilidad permanente, de trabajo de horas extraordinarias y en días libres, lo que sitúa a las mujeres en una posición de desventaja a la hora de competir con sus colegas de sexo masculino e ir ascendiendo de categoría, pues ellas deben equilibrar las responsabilidades familiares y profesionales.
En la mayoría de las empresas las mujeres con cargos directivos se concentran en funciones de apoyo administrativo, como recursos humanos, finanzas y administración, en los que tienen un poder de decisión limitado y escaso margen para realizar aportaciones estratégicas, así como pocas posibilidades de ascender en la empresa. En cambio, los directivos de sexo masculino predominan en las áreas de investigación y desarrollo, pérdidas y ganancias, y operaciones que se consideran más estratégicas, y, por lo general, conducen a cargos de adopción de decisiones en niveles más altos. A medida que se asciende en el escalafón directivo disminuye el porcentaje de mujeres, lo que equivale a que los hombres siguen predominando en los cargos ejecutivos y los consejos de administración. Se ha demostrado que las empresas con mujeres en los consejos de administración tienen más probabilidades de tener también mujeres en cargos de gestión estratégica.
Es importante mencionar que las mujeres en Ecuador, al igual que en muchos otros países, desempeñan un papel significativo en el sector salud y han estado ocupando posiciones cada vez más prominentes en los últimos años. Las mujeres han sido históricamente una fuerza laboral importante en el sector salud de Ecuador, desempeñando un papel crucial como enfermeras, auxiliares de enfermería, parteras y médicas en diversas áreas profesionales de la salud. En las últimas décadas, ha habido un aumento en el acceso de las mujeres a la educación superior, lo que ha permitido el incremento en el número de mujeres profesionales en el sector salud y que cada vez estén más especializadas, a la par o, en algunos casos, superando al sexo masculino. Sin embargo, no siempre ocupan un porcentaje equivalente de cargos administrativos altos. La representación de mujeres en puestos directivos y de toma de decisiones es desigual en comparación con la de los hombres, y es también un factorcondicionante la influencia política en la asignación de los puestos de dirección del sistema de salud.
Para disminuir la brecha de género en el sector salud se debe promover y garantizar el acceso equitativo de mujeres y niñas a la educación en todas las disciplinas relacionadas con la salud, la participación de mujeres en áreas técnicas, científicas y de investigación, y en roles de liderazgo en instituciones educativas de salud. Además, promover la formación y capacitación en liderazgo para mujeres profesionalespara lograr una verdadera igualdad de género en el sector salud y en todos los ámbitos de la vida.
Copyright © SIIC, 2023

Palabras Clave
perspectiva de género, segregación laboral, condiciones de contratación, equidad de género, gestión de la atención de salud
Especialidades
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Informe
Autor del informe original
S Weyers
Institución: Duesseldorf University Hospital,
Duesseldorf Alemania

La Desigualdad Social y la Obesidad Infantil
Los niños de barrios desfavorecidos y familias con menor nivel educativo tienen un mayor riesgo de obesidad infantil.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/165891

Comentario
Autor del informe
Cecilia Maribel Diaz Olmedo 
Profesional de Planta, Hospital General Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social Quevedo, Quevedo, Ecuador


La obesidad se define como el exceso de grasa corporal debido al aumento de calorías acumuladas que causan efectos adversos sobre la salud, también influyen otros factores como la genética, el ambiente prenatal y el tipo de alimentación de los primeros años de vida, la cantidad de actividad física realizada, las horas de sueño y la calidad de la dieta.
Actualmente se considera a la obesidad infantil como un problema prioritario de Salud Pública, debido a su estrecha relación etiológica con el desarrollo de las enfermedades crónicas no transmisibles: enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo II, hipertensión arterial, algunos tipos de cáncer, osteoartritis y osteoporosis, entre otras, que producen un alto costo en los sistemas de salud por las complicaciones crónicas que producen.
Según la OMS
la Región de las Américas tiene la prevalencia más alta con 62,5% de los adultos con sobrepeso u obesidad. En el grupo etario de 5 a 19 años, el 33,6% de los niños, niñas y adolescentes tienen sobrepeso u obesidad, y el 7,3% de los niños y niñas menores de cinco años, de acuerdo con las últimas estimaciones de UNICEF, la OMS y el Banco Mundial. De acuerdo a las últimas estadísticas reportadas por la Federación Mundial de Obesidad en el año 2020, 158 millones de niños y adolescentes tenían obesidad y se espera que en el año 2030 esta cifra aumente hasta los 254 millones a nivel mundial.
En la mayoría de los países en vías de desarrollo se observa una relación directa entre el nivel socioeconómico bajo y los altos índices de obesidad, aunque en algunos países esta relación puede ser inversa y estar condicionada por el ritmo de la transición epidemiológica y nutricional de cada país. En varios estudios realizados se observa un proceso de interrelación permanente entre la obesidad y las condiciones socio económicos deficientes, donde a la hora de elegir alimentos tiene más peso el factor económico, siendo los carbohidratos y azúcares los de mayor consumo por su bajo precio. Las frutas, vegetales, lácteos y alimentos proteicos con alto valor nutricional son inaccesibles para las poblaciones con bajos recursos económicos. Aunado a esto, la industria alimenticia oferta alimentos con alta proporción de grasas, azúcares refinados que son de buen sabor, producen un alto nivel de saciedad y por su costo bajo son accesibles para el consumo, por lo tanto, se ve favorecida la mal nutrición por el bajo poder adquisitivo familiar y la obesidad debido a la ingesta excesiva de productos bajos en nutrientes lo que genera un desequilibrio energético importante.
Otros factores como la pandemia actual de COVID-19, que obligó al confinamiento con el cierre de escuelas y limitación para actividades al aire libre por aproximadamente 2 años, además, los altos índices de inseguridad por la delincuencia y el microtráfico de drogas limitan a la población para practicar deportes y realizar actividad física rutinaria. La falta de acceso a los programas educativos y de prevención en los servicios de salud son también un factor contribuyente.
En el estudio realizado por Weyers en el que se analizan los datos de 5.656 niños de 5 a 7 años de edad en Dusserdof Alemania se puede establecer que hay una estrecha relación entre la obesidad infantil y la situación socioeconómica del entorno; siendo más alta la prevalencia en entornos de alta privación económica y educación parental media y baja. En padres con educación superior que viven en barrios desfavorecidos se observa la migración (86%) como factor condicionante relacionado al desarrollo de obesidad, lo que permite concluir que los resultados obtenidos en este estudio siguen la misma tendencia mundial.
Se observa una relación directa entre sobrepeso y obesidad en contextos carenciales en varios países de América Latina y el Caribe como lo demuestran los estudios de Peña – Bacallao, Martínez-Visbal en Colombia, en Argentina por Cordero - Cesani y otros países como Estados Unidos Escobar- Divisón- Segui Diaz que reportan una mayor prevalencia de obesidad en los niños de estrato socioeconómico bajo que en los niños pertenecientes al estrato socioeconómico alto. En España la obesidad infantil afecta al 23% de familias pobres, frente al 11% en aquellas con nivel socioeconómico alto en base a los resultados del Estudio Aladino 2019 sobre Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad.
Como medidas preventivas es necesario aplicar sobre todo en sectores con privación económica programas educativos enfocados principalmente a asesoría nutricional a madres de familia que permita mejorar la calidad de la dieta y sustituir alimentos de alto valor nutricional que no están a su alcance por otros más económicos que aporten alto contenido de nutrientes. Implementar medidas preventivas desde el inicio del embarazo para evitar el retardo de crecimiento intrauterino, fomentar la lactancia materna exclusiva y una dieta complementaria adecuada durante los primeros meses de vida. Implementar programas educativos integrales que constituyan un pilar fundamental en la educación de la población para mantener estilos de vida saludables, evitar el consumo de alcohol y tabaco, mantener una dieta equilibrada y fomentar la actividad física sistemática como medidas de prevención de enfermedades crónicas. Además, es importante que los programas educativos se inicien en etapas tempranas de la vida y de preferencia que sean impartidas como parte del pensum escolar obligatorio.

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