períodos de hipoxia y reoxigenación intermitente durante el sueño, con desequilibrio entre factores antioxidantes y oxidantes que se traducen en estrés oxidativo y disfunción endotelial, el cual es considerado como un marcador temprano de daño vascular y punto de partida para enfermedades cardiovasculares y trastorno metabólico sistémico asociado con estimulación simpática e hipercoagulabilidad. Éste es el mecanismo fisiopatológico fundamental para considerar el SAOS como un importante factor predisponente de disfunción ventricular, arritmias e insuficiencia cardiaca (IC), debido a que se reconoce su asociación con la hipoxia, que es el detonante principal de disfunción endotelial y facilitador de aterogénesis, hechos asociados con la aparición de comorbilidades que se presentan como las principales causas de muerte a nivel mundial.
Es de llamar la atención como Sánchez de la Torre y colaboradores, una vez que desarrollan el estudio sobre SAOS y enfermedad cardiovascular, describen de manera muy interesante los trastornos fisiopatológicos profundos en el endotelio y el metabolismo oxidativo asociados con el SAOS y concluyen que: “No hay evidencia clara hasta ahora para apoyar el tratamiento con presión positiva continua en la vía aérea (CPAP) para la prevención primaria o secundaria de la enfermedad cardiovascular”. “No existen datos relevantes sobre el efecto de otras opciones de tratamiento del SAOS sobre la incidencia o el desarrollo de eventos cardiovasculares”.
Al respecto, debemos aceptar que la prevalencia del SAOS está siendo subestimada, debido a que la mayoría de los pacientes que acuden a las clínicas del sueño representan la forma más evidente de la enfermedad, por lo que es necesario realizar estudios poblacionales en los que se pueda reflejar el impacto del SAOS, preferentemente en la población general; por extensión, es muy posible que el impacto del tratamiento con CPAP esté minimizado en los estudios que no apoyan su uso en la prevención primaria y secundaria de enfermedad cardiovascular y más aun si aceptamos su comprobado efecto protector al reducir los niveles séricos de lípidos.
Por otra parte, en varios estudios el uso de CPAP ha mostrado tener beneficio en pacientes con SAOS e IC.2 Los resultados de un metanálisis indican que el tratamiento produce un aumento de 3.5% en la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) de los pacientes con SAOS e IC después de recibir terapia con CPAP.3 Sun y colaboradores realizaron un metanálisis que mostró que el tratamiento con CPAP induce una reducción estadísticamente significativa en la presión arterial pulmonar de pacientes con SAOS y se muestra que el tratamiento con CPAP se asocia con una disminución en la PAP de pacientes con SAOS.4
Es interesante observar cómo se desestima, en la mayoría de los estudios, el estilo de vida en el tratamiento de SAOS, por lo que debe insistirse en realizar, ante la falta de resultados ostensibles en la reducción de la morbimortalidad asociada con el síndrome, un gran esfuerzo encaminado a favorecer la prevención y considerar el tratamiento de la obesidad y el estilo de vida que acompañan frecuentemente este síndrome, como el punto clave y el camino más lógico para la prevención y tratamiento del SAOS y sus complicaciones.
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Bibliografía
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3. Sun H, Shi J, Li M, Chen X. Impact of continuous positive airway pressure treatment on left ventricular ejection fraction in patients with obstructive sleep apnea: a meta-analysis of randomized controlled trials. PLoSOne 8(5):e62298, 2013. doi: 10.1371/journal. pone.0062298.
4. Sun X, Luo J, Xiao Y. Continuous positive airway pressure is associated with a decrease in pulmonary artery pressure in patients with obstructive sleep apnoea: a meta-analysis. Respirology 19(5):670-674, 2014. doi: 10.1111/resp.12314.