Autor del informe
Andrés Zubrzycki
Jefe, Hospital Braulio Moyano, Buenos Aires, Argentina
La Dra. I. Kremer realiza la revisión “Criterios actuales para el abordaje de las enfermedades psiquiátricas desde la salud” a partir de una búsqueda bibliográfica exhaustiva. El objetivo del trabajo concluye con una propuesta de un diagnóstico dimensional combinado con los diagnósticos categoriales en uso. Esto lo realiza sobre la base de indicadores positivos de salud mental, más allá de los distintos síntomas o trastornos que manifieste una persona.
La autora comienza con una introducción en la cual desarrolla los cambios en la concepción de la constitución de la subjetividad temprana, centrados actualmente en la capacidad de tener experiencias. Se estudia al niño mediante la observación desde la salud y en relación, en contraste, con el énfasis en la conducta y la observación del
sujeto en un entorno aislado.
Continúa con una síntesis de las nuevas tendencias en psicoanálisis, las cuales incorporan otros modelos de pensamiento, relacionándolas con diversas fuentes teóricas que complementan y amplían el conocimiento.
Luego de esto, se centra en los diagnósticos psiquiátricos, presenta cambios y avances de perspectivas, principalmente teniendo como base los enfoques pluralistas jasperianos y los integracionistas según los aportes de Kandel. Suma también los conceptos de Ghaemi en relación con la diferencia del diagnóstico del proceso de enfermedad y del cuadro clínico.
Con todo lo expuesto, la autora coincide con los investigadores que realzan la necesidad de proponer modificaciones y alternativas en los sistemas diagnósticos psiquiátricos categoriales actuales. Como ejemplo, se refiere al DSM V como estático, estigmatizante y obstaculizador de la psiquiatría preventiva ya que, en contrapartida, la tendencia actual es a conceptualizar la experiencia humana como pasible de generar cambios en los sentimientos y rasgos sobresalientes en respuesta al entorno. Se resalta la necesidad de considerar que ciertos síntomas son expresión de crisis vitales o existenciales y que no deberían ser incluidos en categorías psicopatológicas. Entonces surge la necesidad de combinar categorías con dimensiones, trabajar con estadios clínicos y admitir una “zona gris”.
Por lo expuesto, la autora propone algunas capacidades orientadoras de salud mental desde su variante positiva, para ser tenidas en cuenta como dimensiones, y ser consideradas, en ciertas ocasiones, como alternativa, y en otras, como mejoramiento de los diagnósticos categoriales.
Se concluye que la incorporación de la evaluación positiva de la salud mental significa un avance evitando la estigmatización, tolerando la presencia de síntomas que orientan a la salud sin forzar categorías patológicas, promoviendo la prevención y el cuidado en situaciones de vulnerabilidad y considerando siempre la matriz intersubjetiva en los asuntos humanos.
Los manuales diagnósticos actuales en psiquiatría generan controversias y críticas constantes de la comunidad científica actual. Propuestas como la de este trabajo deberían considerarse y profundizarse para que puedan incluirse en los debates que busquen alternativas que modifiquen y mejoren lo actualmente establecido.
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