CONDUCTA SUICIDA, FACTORES DE RIESGO Y SU ASOCIACIÓN CON LETALIDAD
Alejandro J. Zingale1,Leonardo Hess2 y Mario Ruiz3
1Psicólogo, Coordinador de Docencia e Investigación, Fundación INECO Rosario, Rosario, Argentina
2Médico Especialista en Psiquiatría, Fundación INECO Rosario, Rosario, Argentina
3, Sanatorio Parque, Rosario, Argentina
Rosario, Argentina (SIIC)
El presente estudio analiza los factores de riesgo típicamente asociados con la conducta suicida, como predictores de la gravedad y letalidad de la conducta desplegada. Se deduce de los resultados la importancia de incluir otros factores, específicos para la gravedad de la conducta, y la posibilidad de rescate.
El suicidio se encuentra entre las principales causas de muerte y carga de enfermedad a nivel mundial. A pesar de que ha habido importantes avances en la investigación en lo referente a la conducta suicida, así como un aumento en la disponibilidad de tratamientos para estos pacientes, no se ha registrado un descenso en la tasa general de conducta suicida.1
Otra señal de la gravedad del problema asociado con el trastorno del comportamiento suicida, así como de su prioridad como objeto de investigación, es su integración al sistema categorial del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) en el año 2013.2 Esta categoría diagnóstica se suma en un apartado titulado “Afecciones que necesitan más estudio”, y postula como criterios diagnósticos para esta, que el individuo haya realizado, en los últimos 24 meses, una secuencia de comportamientos iniciada por el propio individuo, quien en el momento de comenzarlos espera que el conjunto de acciones llevará a su propia muerte; que el acto no cumple criterios para la autolesión no suicida, es decir, no conlleva una autolesión dirigida a la superficie corporal que se realiza para aliviar un sentimiento/estado cognitivo negativo o para conseguir un estado de ánimo positivo; que el diagnóstico no se aplica a la ideación suicida o a los actos preparatorios; que el acto no se inició durante un delirium o un estado de confusión, y que el acto no se llevó a cabo únicamente con un fin político o religioso.2
Una de las tareas más importantes de los clínicos es determinar qué paciente está en riesgo de suicidio a corto plazo o inminente. Esta determinación es extremadamente difícil, porque poco se sabe sobre los factores de riesgo a corto plazo;3 fuera de ello, la combinación de deseo de muerte e ideación suicida es el mejor predictor de intento suicida.4
Sin embargo, predecir la tentativa puede no decirnos mucho sobre la gravedad de la conducta suicida manifestada, por lo que algunos estudios han hecho foco en la gravedad y la posibilidad de rescate asociados con la conducta suicida.5
La inmensa mayoría de los estudios que abordan la conducta suicida se centran en factores de riesgo, generalmente utilizando un método de autopsia psicológica; esta estrategia permite asociar información detallada sobre características y estados del paciente y la conducta suicida desplegada. No obstante, este abordaje dice muy poco sobre la gravedad y posible letalidad de la tentativa suicida. Una alternativa utilizada, pero aún poco extendida, es la discriminación de las tentativas suicidas serias, esto es, los intentos autolíticos que hubieran sido mortales de no ser por el rescate y rápido accionar de los sistemas de emergencia o de salud.6 Es posible utilizar diferentes criterios para determinar la seriedad de la tentativa suicida,7 y los resultados de los estudios retrospectivos o de seguimiento basados en la mortalidad nos permiten intuir que algunas características del intento, como el método utilizado, la planificación y el arrepentimiento, juegan un papel central en la seriedad y gravedad de las lesiones y la posibilidad de muerte o daño irreparable.5-7
Es en esta vía, donde el estudio de los factores de riesgo, ampliamente reconocidos como predictores de la gravedad del acto suicida, escasamente estudiada, se convierte en un tema de interés central para la investigación y para los aportes traslacionales que puedan generarse.
El presente informe corresponde a la realización de un trabajo retrospectivo observacional de los pacientes ingresados a internación en el departamento de emergencia del Sanatorio Parque y del Sanatorio de Niños de la ciudad de Rosario, en un lapso de 30 meses que se extiende del 1 de enero de 2016 al 30 de junio de 2018. Los datos son recopilados desde el ingreso del paciente en forma directa por interrogatorio o a través de su historia clínica, por el médico especialista en psiquiatría perteneciente al Departamento de Psiquiatría de Enlace de la Red UNITAS de Rosario.
Se analizan y agrupan los datos con el objeto de detectar variables como factores de riesgo que presenta cada paciente y, por otro lado, variables que caractericen la gravedad del acto en sí.
Del conjunto total de datos ingresados como conducta autolítica (n =115), se descartaron cinco sujetos por no haber podido completar adecuadamente los datos debido a complicaciones clínicas al momento de la atención, con lo que resulta una base final ajustada de n = 110 (90 mujeres y 20 varones; 24 menores de 18 años y 86 mayores de 18 años).
La estadística fue analizada mediante la utilización de GraphPad v5.0. y Minitab Statistical Software v15.1.20.0.
Se seleccionaron los factores relacionados con la gravedad; el método utilizado en la tentativa, que comprende el uso de armas de fuego –considerado como el daño mecánico de mayor gravedad–, las técnicas de sofocación y el ahogamiento –de gravedad intermedia–, y la ingesta medicamentosa y el corte con arma blanca –como mecanismo de menor gravedad; el tipo de ingesta cuando correspondiere, sumando un valor menor al puntaje final, pero haciendo una distinción necesaria entre la ingesta de psicofármacos sin combinación, la ingesta de otros medicamentos, de venenos y el policonsumo de medicamentos y bebidas alcohólicas; la necesidad de tratamiento médico posterior, y la planificación del acto.
De esta forma, cada sujeto de la muestra obtuvo un valor, dentro de un rango R = 7.007 (2.001/7.008), relativo a la gravedad del intento de quitarse la vida, un valor para la posibilidad de rescate R = 4 (0/4) y un valor resultante de la diferencia de ambos y la suma de dos puntos R = 9.007 (0.001/9.008). Este último valor se utilizó para confeccionar una distribución por cada variable categórica de factor de riesgo, y se analizaron las diferencias de dichas distribuciones en busca de diferencias estadísticamente significativas.
El análisis de las distintas relaciones no mostró valores que permitan evaluar la posible letalidad o gravedad de la conducta suicida a partir de los factores típicamente utilizados para valorar el riesgo a desplegar comportamientos autolíticos. Aunque se destacan algunas tendencias observadas, congruentes con el consenso actual sobre el tema, como mayor utilización de métodos peligrosos por el sexo masculino, mayor prevalencia de intento en relación con el sexo femenino, elección más frecuente para el horario (18.00 a 24.00 h) y los días sábado y domingo.
Se deduce de los resultados la importancia de incluir otros factores, específicos para la gravedad de la conducta y la posibilidad de rescate, que, en algunos casos, podrían ser tanto o más eficaces para salvar una vida que predecir la conducta en términos de probabilidad de ocurrencia.