DIFERENCIAS ENTRE SÍNTOMAS DE DEPRESIÓN Y TRASTORNO DEPRESIVO EN MÉDICOS RESIDENTES
José Luis Jimenez López1,Jesús Arenas Osuna2 y Ulises Angeles Garay3
1Médico, Jefe De Departamento Clínico, Hospital De Especialidades, Centro Médico Nacional La Raza, Instituto Mexicano Del Seguro Social, México D.F., México
2Médico, Jefe de la División de Educación Médica, Hospital De Especialidades, Centro Médico Nacional La Raza, Instituto Mexicano Del Seguro Social, México D.F., México
3Médico, Director de Epidemiología Hospitalaria, Hospital De Especialidades, Centro Médico Nacional La Raza, Instituto Mexicano Del Seguro Social, México D.F., México
México D.F., México (SIIC)
Las exigencias de la residencia producen manifestaciones de malestar emocional más evidentes en individuos predispuestos.
La elevada demanda asistencial, aunada a la carga académica de los cursos de especialización en medicina, afecta la salud mental de los médicos residentes produciendo manifestaciones que van desde el simple malestar emocional hasta la aparición de trastornos afectivos e incluso el suicidio. Estas manifestaciones han sido motivo de estudio por las repercusiones que tienen en el ámbito profesional y personal cuando son producto de trastorno depresivo; se ha descrito que favorece la producción de errores médicos y el deseo de abandonar la residencia, además de ser la causa más frecuente de suicidio.
En los Estados Unidos recientemente se crearon programas encaminados a prevenir el suicidio en médicos, después de descubrir que este evento no era tan infrecuente como se pensaba; estos programas están implementados en universidades e incluyen estudiantes y profesores, principalmente.
En la Unidad Médica de Alta Especialidad Dr. Antonio Fraga Mouret, del Instituto Mexicano del Seguro Social, se creó la Clínica de Salud Mental para Médicos Residentes, después de que los registros internos detectaran diez suicidios consumados entre los años 2000 y 2009. El primer objetivo de la clínica fue investigar los niveles de depresión, ansiedad y riesgo de suicidio en médicos residentes a lo largo de un ciclo académico, y su relación con trastorno mental, carga asistencial/académica, sexo y especialidad.* Para ello se aplicaron escalas de medición al inicio, a la mitad y al final del año. También se realizaron entrevistas a quienes presentaban puntajes sospechosos de trastorno mental o que acudían espontáneamente a solicitar evaluación.
Se incluyeron 108 residentes de segundo año de las especialidades de cirugía general (37%), anestesiología (28%), medicina interna (28%), anatomía patológica (4%) y urología (4%), el 35% de los participantes eran mujeres, un 80.5% eran solteros, el 6.5% tenía antecedente personal de depresión, y el 8% antecedente, familiar de depresión. Se observó que los niveles de estos síntomas se incrementaban conforme avanzaba el ciclo y disminuían al final. La fluctuación de los niveles de estos síntomas presentaron diferencias estadísticamente significativas pero los puntajes promedio no se clasificaron como patológicos, excepto para quienes presentaron trastorno mental. Cuando se excluyó del análisis a aquellos participantes que tuvieron trastorno mental, las fluctuaciones de la sintomatología persistieron.
En la especialidad de medicina interna se informó mayor malestar, manifestado por ansiedad, probablemente por el alto nivel de exigencia del curso. En el caso de los trastornos mentales, la depresión fue el principal diagnóstico (4.6%), más prevalente las en mujeres y en personas solteras y podía asociarse con riesgo de suicidio. Este trastorno mental se presentó en individuos con antecedente personal de depresión, quienes reportaron conflictos sentimentales como factor desencadenante, y no tuvo fluctuaciones a lo largo del estudio. No se diagnosticó trastorno de ansiedad.
El análisis de los datos arrojó que los residentes con antecedente personal de depresión tenían cinco veces más riesgo de presentar síntomas depresivos al inicio de la residencia y 22 veces más riesgo después de seis meses, así como 12 veces más riesgo de síntomas suicidas a los seis meses.
Estos resultados confirman que las condiciones inherentes al proceso de formación de los especialistas, como jornadas largas de trabajo y pocas horas de sueño, generan malestar emocional, pero no trastornos mentales propiamente dichos; estos se producen en los individuos predispuestos, teniendo como factores desencadenantes situaciones no relacionadas con el ambiente académico y laboral. Aunque estos datos se obtuvieron de residentes de segundo año exclusivamente, es posible que los residentes de otros años presenten resultados similares, ya que las condiciones académico/laborales son semejantes. Se concluye que la prevalencia de trastorno depresivo en esta muestra de residentes médicos es similar a la reportada en la población general, que no tuvo asociación con las condiciones inherentes a los cursos de especialización y que las exigencias de la residencia producen manifestaciones de malestar emocional más evidentes en los individuos predispuestos.
Esta primera investigación, producto de la Clínica de Salud Mental para Médicos Residentes, ha generado estrategias que tienen como objetivo amortiguar el malestar emocional, además de la detección y tratamiento oportuno de los trastornos mentales en los médicos residentes predispuestos.