El Chaltén, Argentina (SIIC)
Entrevista a la Doctora Carolina Codó, directora del Puesto de Salud El Chaltén. El pueblo de El Chaltén está en la provincia de Santa Cruz, a pocos metros de la Cordillera de Los Andes y de la frontera con Chile. La entrevista completa puede visualizarse en el canal SIICSALUD de youtube: https://www.youtube.com/watch?v=j5LxOawndQ8
El pueblo de El Chaltén se encuentra en la provincia de Santa Cruz, a pocos kilómetros de la frontera con Chile. Es un paraíso en el extremo austral de la República Argentina. En particular lo es en ciertas épocas del año, porque en otras es hostil, pero esa hostilidad, que la naturaleza hace sentir a quienes habitan en forma estable en El Chaltén, no les impide seguir trabajando ni disfrutando de esta naturaleza brillante.
La Dra. Carolina Codó es médica y dirige el Puesto de Salud de El Chaltén. Vive aquí desde hace 22 años. Llegó suponiendo que iba a ser por una corta estadía o una experiencia y se quedó.
Dra. Carolina Codó: Sí, me quedé. Y la verdad es que casi voy a estar más años aquí que en Córdoba, que es de donde vengo, y no me arrepiento.
SIIC: El ejercicio de la profesión médica que empezó a desarrollar de muy joven cuando llegó aquí no bien terminó la carrera, ¿qué particularidades tiene, si se lo compara con la actividad profesional realizada en centros urbanos, por ejemplo?
CC: Para mí básicamente es como el médico de familia de hace 50 o 60 años. El médico que conoce a todo el mundo, que sabe lo hay detrás de una visita al consultorio y que tiene una relación de afecto con el paciente. No es un NN como en un gran hospital, sino que es un nombre y apellido; el pandero, el maestro. Para mí eso es lo más valioso y es lo que yo vine buscando. No quería quedarme en el hospital público de Córdoba. Elijo este lugar básicamente porque quería ese tipo de medicina, la medicina como era antes, como la del médico de familia. Y a pesar que creo que la superespecialización es importantísima y realmente ha logrado unos avances increíbles, me gustaba más este tipo de medicina rural o de familia, en la que uno va a la casa del paciente, en la que además se atiende al perro, al abuelo, al nene. Quería esa función social del médico, porque uno está para todo, no sólo para tratarlos cuando están enfermos sino que está para consolarlos, para escucharlos, para ayudarlos. Eso es lo que más me satisface.
Cuando está trabajando aquí, si bien por supuesto el puesto de salud está en el mismo pueblo de El Chaltén, supongo que hace recorridos hacia otras localidades cercanas.
Sí, a veces nos toca ir a cubrir Tres Lagos, que es el pueblo más cercano, a 120 km, pero no es lo más común. Al principio, cuando llegué, salía mucho a las estancias, porque había menos trabajo que ahora y me gustaba ir a recorrerlas y establecer contacto con los gauchos, que son un poco ariscos. A través de esas visitas de todos los meses ellos también se animaban a venir a verme cuando realmente les pasaba algo. El gaucho patagónico es un ser muy cálido pero muy cerrado en el primer contacto. Entonces, el hecho de pasar todos los meses y tomar unos mates creaba un vínculo muy lindo. Hice esto los primeros años pero después tuve que dejarlo porque El Chaltén creció mucho y se me fue haciendo más difícil. Pero fue una linda experiencia. Por otra parte, era una aventura venir a El Chaltén en esos años; trabajar de médica, pero una aventura al fin. No había nada, era la nada, todo había que hacerlo, todo había que crearlo. Cuando yo llegué no había puesto, no había ambulancia, no había enfermero, había que crecer de cero. Por eso también fue para mí como un desafío, trabajar de médica pero además logar armar todo un edificio con todo lo que hacía falta; eso me llevó varios años, por eso creo que me fui quedando aquí porque estaba motivada por este desafío.
La Dra. Codó es muy joven, tiene un estado físico que verdaderamente llama la atención y que para ella es imprescindible para poder realizar las tareas como médica, las tareas de rescate en esta zona de El Chaltén, caracterizada por las escaladas a cerros, muy codiciados por quienes se dedican a ese deporte, no sólo de Argentina sino de todo el mundo; se trata de los cerros Fitz Roy y Torre, que son los emblemáticos, aunque hay otros que también presentan gran dificultad para su ascenso. La Dra. Codó también es escaladora. Por favor, cuéntenos su experiencia. ¿Cuál es la tarea que llevan a cabo cuando llega esta invasión de escaladores y andinistas a la zona de El Chaltén?
Tenemos un Grupo de Rescate Voluntario que depende del Club Andino, que no sólo se dedica a los andinistas sino que también desarrolla actividades entre los turistas que vienen a hacer trekking, cabalgatas, pesca, esquí, etc. Este invierno, por ejemplo, comenzamos a tener accidentes de esquí de travesía. Así que la tarea del Grupo de Rescate Voluntario, junto con Parques Nacionales y con Gendarmería, es realizar los rescates, que son muy trabajosos y muy peligrosos en algunos casos. Pero es fundamental; no se puede aquí fomentar el turismo, por parte de los gobiernos nacional y provincial, y no tener nadie que lleve a cabo los rescates, ya que con sólo fracturarse una pierna en un sendero una persona debe ser trasladada en camilla, lo cual insume dos horas de trabajo pesado para el cual se debe estar capacitado. Cada año tenemos más trabajo en este sentido, que es voluntario por parte del Club Andino. Estamos tratando de lograr el apoyo con alguna aeronave para los casos en los que se pueda volar y el tiempo lo permita, ya que no siempre se puede en esta zona efectuar vuelos en helicóptero.
Coméntenos acerca de los casos de rescate en situaciones planteadas en la montaña o sobre los inconvenientes derivados de la práctica de esquí.
Aquí no hay pistas ni servicios de telesillas, por lo que se efectúa esquí de travesía que consiste en subir caminando y luego bajar esquiando. Todos los cerros que se ven con nieve son factibles de subir. Hay algunos que son más frecuentemente usados para esta práctica en invierno, como el cerro Loma del Diablo, el cerro de Laguna del Desierto, el cerro Eléctrico, entre otros. Normalmente sólo las personas locales eran las que íbamos a estos lugares, pero desde el año pasado comenzaron a llegar grupos de europeos a hacer esquí de travesía. Así, el invierno pasado tuvimos dos accidentes de avalancha; en uno murió una mujer de Estados Unidos y otro turista de España tuvo fracturas múltiples, pero por suerte lo rescatamos con vida. Ésta es entonces una actividad más que se suma porque El Chaltén se puso de moda, y porque, además, la belleza de la zona hace que le gente quiera venir. Tenemos ahora que estar atentos a las avalanchas ya que, más allá de las condiciones naturales del terreno, tienen mucho que ver con el tránsito de personas, ya que no es lo mismo que pasen 5 a que pasen 20 personas. En Europa los accidentes por avalanchas son muy comunes, sobre todo por el caudal de gente que realiza la actividad. Ya empezamos a notar esto aquí, ya que cada vez hay más gente de El Chaltén que lo practica y, además, se suman los grupos de turistas.
¿Existe por parte del puesto sanitario, o a su cargo, algún tipo de tarea preventiva? ¿Ustedes identifican a quienes van a hacer ese deporte y les advierten de los peligros? ¿Tienen posibilidades de hacer eso?
Sí, mucha gente llega y consulta al Club Andino o a Parques Nacionales. Además, se efectúan bastantes tareas preventivas. Lo que pasa a veces es que no se puede y no existe en ninguna parte del mundo alguien que indique quién sube y quién no sube a una escalada. Nadie está capacitado o puede decidir quién va a escalar, a esquiar o a hacer trekking. Eso está sujeto a la voluntad de cada visitante
RB: Pero por ejemplo, así como para hacer un deporte submarino existen credenciales, para practicar escalada, que dentro del andinismo será lo más exigente, ¿no existe certificación?
CC: No, no hay. Existen los guías de montaña y los guías UIAGM, que son los que tiene certificación internacional o credenciales para trabajar en la montaña, pero no existe en ninguna parte del mundo, no sólo en Argentina, una credencial que habilite como escalador o que certifique qué experiencia se tiene. Sí en Parques Nacionales hay un sector dedicado a todo lo que es escalada y su personal, además, registra a las personas que suben, les advierte el peligro y les exigen llevar radio o teléfono satelital y tener seguro. Es decir, hay toda una tarea de prevención; por otra parte, el pueblo es tan chiquito que se conoce quién va a subir. Pero aquí tuvimos accidentes de gente muy experimentada, incluso guías, por lo que nadie está exento de los peligros. Muchos se deben a errores que se cometen y otros son causados por cuestiones de la naturaleza; por ejemplo, que caiga una piedra mientras se está escalando porque la tiró otra cordada es algo inevitable. Muchas cosas se pueden prevenir y muchas otras son accidentes propios de la actividad en sí que es muy riesgosa.
Usted recientemente ascendió al cerro Fitz Roy.
Sí, y es muy peligroso. Estuvimos 5 días y los peligros están todo el tiempo, sea escalando, sea con los rapeles, que es una forma de descenso, o en el glaciar superior que está lleno de grietas. Es una actividad de riesgo en la que hay que ir con mucho cuidado.
¿Cuáles son las recomendaciones básicas para un deportista o una persona, habituada o no al ascenso de semejantes cumbres, y lo que hay que tener en cuenta en la medida que esa persona esté afectada por algún inconveniente?
Lo fundamental para venir a escalar a la Patagonia, que es un lugar famoso mundialmente, es tener experiencia en otro lado. O sea, no se puede salir de un muro de escalada interno (in-door) y venir a subir la Aguja Guillaumet, que es una de las rutas que más se usan, más clásicas, ubicada al lado del monte Fitz Roy. Hay que tener experiencia en escalada alpina; no es hacer escalada deportiva y después venir a subir la Guillaumet o el Fitz Roy. Eso es básico. Una vez que se adquiere experiencia, al llegar la persona se tiene que asesorar: cómo están las condiciones de la pared, cómo ha estado el clima en los últimos días, tener la información de la vía por dónde se va a transitar: qué longitud tiene, qué dificultad presenta, cuánto tiempo me va a llevar escalar diez largos, si soy lento o si soy rápido, si el clima va a ayudar, porque éste cambia constantemente.
¿Y con respecto al estado físico?
El estado físico tiene que ser en lo posible óptimo para escalar una vía. Al escalar se debe tener la precaución de hacer las maniobras correctamente; si hay mucha gente uno no se puede quedar debajo de una cordada porque algo va a caer, eso es sentido común; no voy a ir por una vía en donde tengo 5 cordadas encima porque es muy probable que algo caiga. Para aclarar, cordada se refiere a un grupo de escaladores, normalmente dos o tres.
También se debe subir seguro; si es fácil, se puede subir en simultáneo si la persona se siente capaz; de lo contrario, hay que asegurarse y tomar todos los recaudos con los equipos que ya existen.
¿Qué ocurre, estando en altura, con personas que tienen alguna afección respiratoria o con aquellos que tienen hipertensión arterial? Porque se habla mucho de esto y no hay un acuerdo total sobre cómo comportarse.
Aquí por ejemplo no existe el mal de altura, ya que el Fitz Roy, que es la montaña más alta, tiene 3400 metros. O sea que acá no hay un problema de apunamiento como puede haber en la cordillera más al norte. En cuanto a las personas hipertensas, me imagino que tomando su medicación no van a tener ningún problema.
Básicamente la gente que escala en estos lugares es joven; lo que tiene que tener precaución es de hidratarse bien y llevar comida suficiente. El aspecto más difícil de predecir es el clima, ya que cambia muy rápidamente. No se puede ir a recorrer una vía que va a llevar tres días si se sabe que el día tercero está dudoso, porque probablemente si lo sorprende una tormenta allá arriba las cosas se complican mucho más. Ahora, con Internet, la previsión del clima es mucho más sencilla de lo que era antes, por lo que se puede anticipar.
También se debe tener precaución con las empresas que venden la vuelta al hielo continental o la vuelta al lago Huemul, que más allá que no sean técnicamente muy difíciles, la persona que va a hacerlo tiene que tener buen estado físico, porque al ir hacia el hielo continental, si hay una tormenta realmente se puede complicar mucho. Pasa de ser un paraíso a ser un infierno porque no hay punto de referencia, ya que todo se vuelve blanco y plano. Por lo tanto, estamos insistiendo mucho en ese aspecto: el turista que viene debe saber y la agencia debe saber explicarle a quien le vende la excursión; no sólo es vender un paquete para ganar dinero sino que no se puede enviar gente que no esté preparada al hielo continental.
Para aclarar, el campo de hielos continentales se trata de una de las principales reservas acuíferas del mundo por su extensión tanto en cuanto a superficie como en cuanto a profundidad; es una capa de hielo de casi 200 metros de espesor.
Además, es una belleza natural impresionante, al menos la vuelta tradicional que se hace aquí, porque el campo de hielo es inmenso (incluye Chile y Argentina). Acá hay un recorrido que abarca paso Marconi y paso del Viento, que se hace en 7 días a nivel turístico; es bellísimo, ya que pasa por el pie de las montañas, como el cerro Fitz Roy y el cerro Torre, y realmente es un paisaje que no se ve fácilmente.
Cuando participa en los rescates, nos comentaba que pueden salir 40 rescatistas, o incluso 60, dependiendo del lugar en que se produjo el accidente, para buscar a una persona.
Sí, a una o dos personas, ya que hemos tenido accidentes múltiples en los que hemos tenido que bajar a las dos personas en camilla y eso incluye a muchos rescatistas, porque el terreno es peligroso, se debe asegurar todo el recorrido de la camilla con cuerdas y, además, hay que cargarlas.
En esos casos, ¿sale como médica?; ¿la acompaña otro profesional o va en representación de la medicina?
Yo voy como rescatista voluntaria y como médica. Mi trabajo acá en el gobierno no me lo exige; lo hago porque me gusta y porque hay que hacerlo, pero no es obligatorio de mis funciones en este puesto. Igualmente, las personas del grupo de rescate hacen prácticas de primeros auxilios y están muy capacitadas para atender cosas sencillas; realmente están bien preparados. Si yo no puedo ir ellos brindan los primeros auxilios y por radio nos vamos comunicando para darles directivas.
De la montaña al llano, o a la meseta patagónica, ¿cuáles son las enfermedades predominantes en la población estable durante las diferentes estaciones del año?
El Chaltén es un pueblo joven y, además, su población también es joven: tenemos un promedio de edad de 35 años; no hay mucha gente mayor de 70 años. Así, básicamente predominan las afecciones de origen infeccioso y traumatológico; al ser una población joven hay mucho de pediatría y ginecobstetricia (embarazos, nacimientos). Eso es lo más común. Con la llegada de los turistas en verano se presenta de todo; realmente hay un abanico de afecciones: infecciosas, traumáticas, crónicas, etc., ya que llega gente de todas las edades y de todas partes del mundo, así que es interesante.
¿Llegó a apuntar cuáles son las afecciones que traen los turistas dependiendo de la zona de la que provengan? ¿Alguna particularidad en ese sentido?
No, no hay algo predominante que llame la atención. Lo más común son las lesiones de miembros inferiores: esguinces, fracturas y tendinitis. También, todo lo relacionado con enfermedades infecciosas, como afecciones de vías respiratorias, y muchas enfermedades gastrointestinales, como intoxicaciones y afecciones virósicas relacionadas con los alimentos básicamente, ya que el agua, en ese sentido, es segura.
Pero la verdad es que en verano es entretenido porque se ve todo tipo de afecciones: enfermedades crónicas, abdomen agudo por gastritis o por úlceras; hace poco, incluso, tuvimos una perforación de duodeno.
Es probable que en esas inspecciones que hace observe hallazgos de los cuales la persona no está al tanto. Por ejemplo, viene a tratarse un problema traumatológico o algún inconveniente de ese tipo y usted le descubre otras afecciones.
Sí, aunque no tenemos mucha complejidad de estudios. Aquí se hacen radiografías, ecografías y análisis de laboratorio básicos.
Sin embrago, el puesto tiene un equipamiento importante. Tiene buena aparatología y las instalaciones son muy amplias y cómodas.
Sí, para ser un puesto sanitario es muy completo; está abierto las 24 horas; funciona casi como un hospital rural del primer nivel. Esto se debe a la demanda; cuando llegué al pueblo éramos 40 habitantes y no había nada. A medida que fue creciendo, y sobre la base del turismo, fue necesario incorporar todos estos elementos. Además, tenemos turistas muy solidarios; casi todo lo que contamos es donado, ya sea por turistas o por propietarios de los campos. Realmente recibo mucho apoyo de la gente, además del gobierno provincial; pero mucho equipamiento es donado.
¿A qué cantidad de habitantes cubre el puesto sanitario, más allá de los que viven aquí en El Chaltén? ¿Hasta dónde llega el alcance del puesto?
Hasta más o menos 70 km de distancia. Hay dos o tres estancias grandes. El lago tiene su propio puesto sanitario. Y desde aquí hasta el lago del Desierto, cubrimos a todas las estancias que se encuentran en dicha ruta, hasta 35 km.
Todas son estancias con una cantidad importante de hectáreas.
Sí; tienen un promedio de 20 000 hectáreas. Las estancias de la meseta son básicamente para ganado (ovejas, vacas). Hacia adentro la mayoría de las estancias no tiene campos aptos para ello.
¿Qué cantidad de personas trabaja en una estancia de 20 000 hectáreas? ¿Ellos vienen al puesto o ustedes hacen visitas?
Depende de la cantidad de ganado; 15 personas como mínimo. Ellos vienen al puesto, pero si es necesario también vamos nosotros.
¿Qué le diría a sus colegas jóvenes que acaban de egresar, de terminar la carrera? A aquellos que se quedan en las ciudades o les cuesta dar el paso hacia el resto de su Argentina.
Creo que estos lugares no son fáciles, realmente es diferente la vida en este tipo de zona con respecto a las grandes ciudades. Uno está bastante solo, sin otro colega; yo estuve 9 años sola y a veces se necesita de otro colega para charlas casos y para compartir las angustias propias de la profesión. Pero si a uno le gusta la medicina familiar o la vida de pueblo, para mí, esto es un paraíso. Porque más allá de las desventajas que mencioné, vivir en un lugar así es seguro; es un lugar en el que se sabe que ningún paciente va a venir a atacarnos y donde la gente del pueblo reconoce la tarea del médico, cosas que creo que en las ciudades se pierde, ya que está muy cuestionado y hay juicios. Acá todavía hacemos una medicina como era antes, sin tener que hacer estudios sólo por miedo a un juicio; una medicina muy dedicada al paciente. Entendemos al paciente como una unidad, es cuerpo, alma y mente. Aquí yo conozco todo del paciente: conozco la dolencia pero también conozco su vida y sus preocupaciones. Este tipo de medicina, para mí, es muy gratificante. Además, estando solo uno aprende; se deben tomar decisiones a veces difíciles y leyendo y estudiando se aprende, a veces más que si se tiene el apoyo de 5 profesores como en una residencia.
Pero no sé si a todo el mundo le cabe este tipo de medicina. Creo que también las especialidades y todo lo que se hace en las grandes ciudades es muy importante. Creo que si a alguien le gusta puede probar; es lo que les digo a mis colegas: “vengan y prueben”. Si no les gusta o no se adaptan se pueden ir, pero no hay que tener miedo a los cambios. Yo venía por un año, no era mi idea instalarme aquí, y me quedé. Así como yo me quedé, muchos pasaron por aquí y no se adaptaron. Porque esto también tiene su parte fea, la vida de pueblo; estamos muy a la vista; qué hizo el médico, lo que dijo, el comentario con el vecino, etc. A muchos médicos les cuesta aceptar eso, que el paciente no es un NN como en la ciudad, sino que si atendió al panadero, éste le comentó al gomero, etcétera. Entonces tenemos que estar cuidándonos de cómo atendimos al paciente, cómo lo tratamos; si nos equivocamos, obviamente se entera la mitad del pueblo; si acertamos, somos Dios por un rato. O sea, tiene toda esta parte de la vida de pueblo, y como se dice: “pueblo chico, infierno grande”. Pero también tiene el otro aspecto que comentaba antes que, para mí, es muy lindo.
Por otra parte, no considero que me haya enterrado en este pueblo, como muchos me dicen. Creo que aprendí mucho de lo que me interesaba; era una medicina que yo quería hacer. Así que hay que animarse, hay que salir un poco de las grandes ciudades, además, siempre se puede volver. Pero si uno se queda con la duda nunca lo sabrá.
El programa Caminos a los Maestros de la Salud llegó hasta aquí no sólo porque queríamos conocer a la Dra. Carolina Codó, sino para que los tantos miles y miles de colegas médicos, profesionales de la salud en general de la Argentina, de América Latina, de España y Portugal tengan la posibilidad de acercarse a otro hermoso lugar en el que, además de las bellezas naturales, se puede encontrar también la dedicación de una colega que está aquí desde hace 22 años ejerciendo la medicina. Y bien vale visitarla, saludarla y compartir sus experiencias profesionales. Así que Caminos a los maestros de la salud pasó por El Chaltén para que todos ustedes también pasen.