LA OBESIDAD Y DIABETES GESTACIONAL ESTÁN RELACIONADAS CON RECIÉN NACIDOS MACROSÓMICOS
María Angélica González Stäger
DocenteAcadémico, Departamento de Nutrición y Salud Pública, Facultad ciencias de la Salud y de los Alimentos, Universidad del Bío-Bío, Chilllán, Chile
Chilllán, Chile (SIIC)
El propósito de este trabajo fue determinar la relación entre el estado nutricional materno y las características del recién nacido en embarazadas con diabetes gestacional controladas en el Hospital Clínico Herminda Martin de Chillán, Chile.
La diabetes gestacional (DG) se origina por una insuficiente adaptación a la resistencia a la insulina que se produce durante el embarazo. Constituye la alteración metabólica que más frecuentemente se asocia con el embarazo y afecta el pronóstico de la madre y el hijo. En Chile, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Salud, la prevalencia de diabetes en las mujeres es del 10.4%; de ellas, entre el 3% y 5% son casos de DG. El estado nutricional de la gestante, antes y durante el embarazo, es un factor fundamental para su salud y la de su hijo; las embarazadas constituyen un grupo vulnerable desde el punto de vista nutricional y más aun si tienen DG. Pueden presentar complicaciones como infecciones urinarias, candidiasis vaginal, polihidramnios, estados hipertensivos del embarazo y prematuridad. En el feto y el neonato, malformaciones y abortos, retraso del crecimiento intrauterino, macrosomía. Todo lo anterior, lleva a distocias, traumatismo obstétrico y aumento de la tasa de cesáreas, miocardiopatía hipertrófica e inmadurez fetal. La obesidad de la madre contribuye a aumentar las complicaciones, constituyendo un factor de riesgo importante durante el embarazo, sobre todo si está condición se presenta al inicio.
El propósito de la investigación* fue determinar la relación entre el estado nutricional de la embarazada con diagnóstico de DG con las características de su gestación y del recién nacido. Para ello se estudió a 149 embarazadas con diagnóstico de DG, de 16 a 45 años de edad, atendidas en la Unidad de Alto Riesgo Obstétrico del Consultorio de Especialidades y Unidad de Maternidad del Hospital Clínico Herminda Martin de Chillán (HCHM), Chile. La información se obtuvo de la historia clínica de las madres: edad, peso, talla, tipo de parto, las semanas de gestación y el estado nutricional al término del embarazo de acuerdo con las normas del Ministerio de Salud de Chile (MINSAL). De la ficha clínica de los recién nacidos se obtuvo el peso, la talla, la circunferencia cefálica y el diagnóstico gestacional. El diagnóstico de DG se realizó durante el embarazo cuando en dos determinaciones la glucemia en ayunas fue mayor de 105 mg/dl o mayor de 140 mg/dl a las dos horas luego de una carga de 75 g de glucosa.
De un total de 3 243 partos ocurridos en el año 2010 en la Maternidad del HCHM de Chillán, el 5.4% tenían diagnóstico de diabetes gestacional, cifra mayor a la estadística nacional, situación que podría deberse a que en este hospital se resuelven todos los embarazos de alto riesgo obstétrico del Servicio de Salud Ñuble. La muestra quedó constituida por 149 mujeres (84.6%), quienes tenían el registro completo del control metabólico de la DG. La edad promedio fue de 30.9 ± 6.6 años, peso de 82.7 ± 12.6 kg, talla de 1.56 ± 0.06 m y 36.6 ± 4.1 semanas de gestación. Al término del embarazo, el 87.4% tenía malnutrición por exceso (27% sobrepeso y el 60.4% obesas). Cifra mayor a la del Servicio de Salud de Ñuble (58.8%) y la meta nacional (55%); lo cual demuestra que la DG se presenta en mayor proporción en mujeres gestantes con estado nutricional en exceso. Además, si la condición de malnutrición está en la etapa preconcepcional existe un riesgo 6.6 veces mayor de presentar DG.
Al término del embarazo el estado nutricional de la madre no se relacionó con la edad, pero sí con su peso y talla (p < 0.05), las mujeres con malnutrición por exceso tendían a ser más bajas y a tener mayor peso que aquellas con estado nutricional normal.
Respecto de la vía de parto, el 55.6% presentaron parto por cesárea, siendo mayor en las mujeres obesas (p < 0.05). Algunos autores sostienen que no existe una relación entre la DG y el parto por cesárea, sólo que el diagnóstico de esta enfermedad podría influir el manejo obstétrico, provocando un aumento innecesario de operaciones cesáreas. Por otro lado, Sweeney y colaboradores, sostienen que la incidencia de cesárea se incrementa en la DG por la macrosomía fetal y la toxemia.
En relación con las características de los recién nacidos, el peso promedio fue de 3 494.7 ± 574.0 g; la talla fue de 49.4 ± 2.4 cm, la circunferencia craneana 34.7 ± 1.4 cm y tuvieron 38.94 ± 1.6 semanas de gestación. Los hijos de madres con estado nutricional normal tenían menor peso que los de madres con sobrepeso y obesidad (p < 0.05). El 86.2% de las madres con sobrepeso y obesidad tuvieron hijos macrosómicos. En un estudio realizado en el mismo centro de salud, se encontró una incidencia de recién nacidos macrosómicos de un 10.3%, cifra que estaba dentro de las estadísticas internacionales, que van del 7% al 10% de los recién nacidos vivos; en este estudio se obtuvo una cifra mayor (12.1%) dado que sólo se investigó a madres con DG, situación similar a la de otros estudios. Lo anterior puede ser considerado como un marcador sustituto para algunos de los efectos de la programación intrauterina.
Al analizar variables de la madre y del recién nacido en forma conjunta se observó que las mujeres con estado nutricional normal tenían vía de parto vaginal, eran multigestas, sus recién nacidos eran adecuados para la edad gestacional y normocéfalos. Por otro lado, las mujeres con sobrepeso tienden a ser primigestas, sus niños son microcéfalos y tienen un diagnóstico gestacional pequeño. Por último, las mujeres obesas tienen mayor proporción de cesáreas, sus hijos son macrocéfalos y grandes para la edad gestacional. De acuerdo con lo anterior, se encontró una asociación estadística multivariada entre las variables involucradas, donde la variable estado nutricional de la madre es la que tiene mayor peso y se correlaciona con todas las demás, por lo tanto, explicaría mayoritariamente dicha tendencia (p < 0.01), lo que revela que el excesivo peso del recién nacido está asociado con la mayor ganancia materna de peso durante el embarazo, así como también con la obesidad materna.
Las observaciones formuladas en la última década por Barker acerca del “origen fetal” de las enfermedades crónicas del adulto han demostrado que el ambiente nutricional intrauterino parece ser de especial importancia en términos de imprimir en el feto características metabólicas que influyen sobre su riesgo de presentar obesidad o enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) durante la vida adulta. En nuestro estudio se encontró asociación en las mujeres con DG con su estado nutricional: aquellas que eran obesas tenían una mayor proporción de cesáreas, niños macrocéfalos y grandes para la edad gestacional, lo que podría llevar a sus hijos a presentar ECNT en la vida adulta, en especial obesidad y diabetes tipo 2, dado que se suma el riego de tener DG y además tener un peso corporal mayor que el normal.
Se concluye que la obesidad en las mujeres con DG expone a una mayor proporción de partos por cesárea, recién nacidos macrocéfalos y grandes para la edad gestacional. Dado que la DG tiene un pronóstico adverso reconocido, el mantenimiento de un buen control metabólico durante todo el embarazo debería evitar las complicaciones y los riesgos, por ello es recomendable que las mujeres obesas con DG cuiden su estado nutricional, a fin de evitar complicaciones durante el embarazo y prevenir ECNT en el hijo.