Red Científica Iberoamericana

IMPORTANCIA DE LA RELACION COBRE-ZINC COMO INDICADOR BIOQUIMICO DE DISMENORREA PRIMARIA

Maximo Jerez1,Maribel Carreño2,Aribert Castro3,Oscar Marino Alarcon Corredor4,Carlos Rondon5,Maria Ysabel Garcia Fernandez6 y Maria Luisa Di Bernardo Navas7
1Medico, Hospital Universitario De Los Andes, Venezuela
2Medico, Hospital Tipo Ii-tovar
3Bioanalista, Facultad De Farmacia Y Bioanalisis
4Medico, Universidad De Los Andes
5Quimico, Universidad De Los Andes
6Farmaceutico, Universidad De Los Andes
7Farmaceutico-toxicologo, Universidad De Los Andes-merida-venezuela. Facultad De Farmacia Y Bioanálisis., Merida, Venezuela

Merida, Venezuela (SIIC)

La dismenorrea primaria requiere de una evaluación de los niveles séricos de cobre y zinc antes del ciclo menstrual y durante éste, permitiendo administrar estos elementos y minimizar el impacto que esta entidad ocasiona, tales como depresiones, dolores, irritabilidad de conducta, lo que conlleva ausentismos escolares y laborales.

La relación cobre/zinc es una razón matemática que se emplea en la actualidad en el diagnóstico y pronóstico de diversas situaciones clínicas, así como para evaluar la respuesta de éstas a los tratamientos aplicados. En diversos procesos patológicos habitualmente se cuantifican las concentraciones plasmáticas de cobre (CuP) o de zinc (ZnP) de manera individual.
En estos procesos, con pocas excepciones, se encuentra un incremento en el cobre y una disminución simultanea en los niveles de zinc. Sin embargo, la relación CuP/ZnP no ha sido evaluada en la gran mayoría de las enfermedades, aun cuando ésta se modifica más drásticamente que las concentraciones individuales del cobre y del zinc.
El cobre y el zinc son sustancias químicas que se encuentran en pequeñas cantidades en el organismo para intervenir en su metabolismo. Estos elementos químicos, en su mayoría metales, son esenciales para el buen funcionamiento de las células.
Es muy importante mantener estos elementos químicos en sus valores y concentraciones normales, ya que nuestras células son permanentemente atacadas por el estrés, el cansancio, los disgustos y las enfermedades.
Por consiguiente, su déficit es sinónimo de que los dos sistemas que luchan en contra de estos radicales llamados enzimáticos (actividad controlada por la disponibilidad del cobre, del magnesio, del manganeso, del zinc o del selenio) y no enzimáticos (antioxidantes como las vitaminas C y E), no actúen de forma debida, predisponiendo a nuestro organismo a sufrir serios y graves trastornos de salud.
Estos sistemas participan en varias funciones corporales y cada elemento tiene un rango óptimo de concentraciones, dentro de los cuales el organismo funciona adecuadamente.
Estos elementos son importantes en los procesos fisiológicos y fisiopatológicos del ciclo menstrual. La carencia de zinc en la mujer puede llevar a problemas como alteración en la síntesis y excreción de la hormona folículo estimulante (FSH) y de la hormona luteinizante (LH), desarrollo anormal del ovario, alteraciones del ciclo menstrual, abortos frecuentes, prolongación del embarazo, efectos teratógenos, preeclampsia, toxemia, así como malformaciones fetales. Se ha demostrado que la variación de los niveles de cobre lleva a una alteración de las prostaglandinas
La relación cobre/zinc puede resultar un buen indicador bioquímico para la dismenorrea primaria. Los dolores premenstruales y menstruales fuertes, como los problemas o conductas depresivas manifestadas por las pacientes que cursan esta patología bien podrían explicarse por la disminución brusca de los niveles séricos de zinc con aumento de los de cobre. Esto se verifica en el efecto antagonista de estos elementos, ya informado por otros autores. Este aumento brusco de los niveles de cobre podría estar relacionado con el dolor presentado por las pacientes, debido a que el cobre altera las prostaglandinas, lo que estimula, por ende, la contractibilidad uterina. Evaluar esta relación matemática cobre/zinc resultaría interesante en esta patología, y ayudaría a mitigar los procesos dolorosos, evitando así el ausentismo escolar y laboral de estas pacientes, a la vez que les permitiría afrontar la menstruación como un proceso fisiológico normal, tal como lo es.
Este estudio comprendió la evaluación clínica y analítica de un grupo de 25 mujeres con edades comprendidas entre 17 y 21 años, todas bajo diagnóstico de dismenorrea primaria y sin tratamiento. Se contó adicionalmente con un grupo control. Los elementos estudiados mostraron diferencias estadísticas altamente significativas, con un valor de p < 0.05 entre los grupos.
Los resultados obtenidos, nos permiten asumir, estadísticamente, que el cobre y el zinc influyen en la exacerbación de la patología estudiada, produciendo alteraciones directas sobre las prostaglandinas, tal como fuera informado en estudios previos. Esta investigación encontró concentraciones de cobre superiores en el grupo B (durante la menstruación), con diferencias estadísticamente significativas en comparación con el grupo A (antes de la menstruación) durante la menstruación (p = 0.0026). Los niveles de zinc en los grupos A y B antes de la menstruación no mostro diferencias significativas (p = 0.16). Sin embargo, durante la menstruación se verificó un valor de p = 0.0033. Esto demuestra una vez más que, efectivamente, los niveles de cobre se ven afectados por la alteración de las prostaglandinas, lo que lo hace probablemente uno de los responsables tanto de las molestias que se presentan en la dismenorrea primaria como de otros efectos secundarios motivados por el descenso brusco de los valores del zinc, tales como la alteración en la síntesis y excreción de la FSH y la LH, el desarrollo anormal del ovario y las alteraciones del ciclo menstrual. Esta carencia de zinc puede conducir probablemente a trastornos hematológicos y bioquímicos, interesantes de estudiar y evaluar. Sin embargo, este objetivo será planteará como complemento en otro trabajo de investigación.
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