Red Científica Iberoamericana

INTERVENCIONES DE TERAPIA OCUPACIONAL EN SALAS DE INTERNACIÓN DE UN HOSPITAL GENERAL DE AGUDOS

Mariela Alejandra Pérez
Lic. T.O.Terapista de Planta, Supervisora y docente de residentes y concurrentes, Hospital Bernardino Rivadavia, Buenos Aires, Argentina

Buenos Aires, Argentina (SIIC)

La terapia ocupacional es una profesión que busca promover el bienestar de las personas a través del uso de la ocupación. Se describen diferencias entre la función de un terapista ocupacional en una institución de agudos y en una con enfermos crónicos o que están en proceso de rehabilitación.

SIIC: ¿Cuáles son, en general, los objetivos de la terapia ocupacional?
MP: Cuando hablamos de terapia ocupacional la definimos como una profesión que busca promover el bienestar de las personas a través del uso de la ocupación. Cuando decimos ocupación nos referimos, en un sentido amplio, a todas las actividades que realiza una persona en su vida diaria, desde las más básicas, que tienen que ver con la higiene, el vestido, la alimentación, hasta aquellas actividades en las que interactúa con el ambiente, su trabajo, los roles que desempeña, todo esto es lo que abarca la terapia ocupacional: buscar que la persona se involucre en las actividades de todos los días.

¿Podría relatar la situación actual de esta disciplina en los hospitales?
Acá es necesario hacer una diferencia; en lo que tiene que ver con hospitales del Gobierno de la Ciudad, la terapia ocupacional está inserta específicamente en las áreas de salud mental en su mayoría. Antes, la terapia ocupacional se llevaba a cabo en el ámbito de la salud mental, con pacientes con enfermedades y trastornos mentales, es decir en los hospitales monovalentes, como el Moyano y el Borda o aquellos donde existe el servicio para este tipo de rehabilitación. A partir de la creación de la residencia específica, en 1997, la terapia ocupacional empieza a incorporarse en los hospitales generales. Los primeros fueron el Tornú y el Piñero, y posteriormente, el Rivadavia, que fue el primer hospital donde se concursó el cargo. De esta manera, la terapia ocupacional abarca a todo paciente que tiene otros problemas para involucrarse en estas actividades. Por eso la inserción de la actividad es bastante reciente en los hospitales generales de agudos, que no cuentan con servicios o unidades de terapia ocupacional en su organigrama; si bien últimamente se están creando cargos en otros hospitales, por ejemplo, en el Tornú, donde hay un llamado a concurso.

¿Cuáles fueron los objetivos del trabajo presentado en las Jornadas Científicas de la Asociación de Profesionales del Hospital Rivadavia?
El objetivo fue empezar a definir cuál es el papel de la terapia ocupacional en un hospital de agudos, porque toda la historia de nuestra disciplina está referida a las enfermedades crónicas. Es decir que no había una definición clara de cuáles son las intervenciones que se llevan a cabo más frecuentemente, con qué población se trabaja, si hay alguna diferencia con una y otra. Entonces, el objetivo era encontrar las encontrar las diferencias, y establecer científicamente cuáles son, más allá de lo que desde el punto de vista empírico, podíamos percibir. A su vez, otra de las cosas que tenía como objetivo este trabajo, era ver si había alguna relación entre las intervenciones que hacíamos en las salas de internación y la edad de los pacientes. Es decir, si había correlación entre una y otra y lo mismo en relación a la presencia de un cuidador o familiar.

¿La edad de los pacientes se relaciona de alguna forma con las intervenciones?
Sí. A mayor edad hay más relación en cuanto a las intervenciones que encontramos con mayor frecuencia. Por ejemplo, se sabe que un paciente anciano internado pasa a perder capacidades funcionales. El reposo en cama, independientemente de la enfermedad que padezca, hace que los ancianos se debiliten más rápidamente, con mayor riesgo de presentar úlceras por presión, por ejemplo. Todo esto limita su participación en actividades como darse vuelta en la cama, ir al baño solos (generalmente por debilidad o porque lo tienen contraindicado), ya sea porque no se sienten motivados o porque tienen una familia sobreprotectora hace que ellos disminuyan su participación. Todas las intervenciones tendientes a evitar las complicaciones derivadas del reposo prolongado en cama fueron más prevalentes en los adultos mayores, que son más dependientes que las personas más jóvenes.

¿La presencia de un cuidador de los pacientes internados es una variable relevante en la tarea del terapista ocupacional?
Sí, es fundamental, porque en muchas ocasiones también encontramos pacientes con alteración del nivel de conciencia o con deterioro cognitivo, y en esos casos nosotros hacemos muchas intervenciones de educación para evitar complicaciones. Por otro lado, cuando los pacientes conservan sus capacidades y pueden ser autónomos, el familiar o cuidador colabora en el proceso terapéutico reforzando las cosas que nosotros le transmitimos. Es decir que también lo educamos acerca de cómo cuidar, porque muchas veces el cuidador piensa, valga la redundancia, que cuida mejor si sobreasiste al enfermo, es entonces cuando encontramos que le están dando de comer en la boca, o lo visten y lo peinan. Estas son todas actividades que en la vida cotidiana un adulto mayor hace todos los días. Pero cuando que está internado, está privado de su ambiente, y si además otra persona hace todo lo que él hacía antes, sus capacidades disminuyen aun más, con lo cual se lo limita y se aumentan sus discapacidades, hasta el punto en que luego puede llegar a ser un trastorno para el cuidador. Muchas veces les enseñamos a los cuidadores cómo cuidar, cómo graduar su participación, qué es es bueno hacer. Entonces es fundamental que cuando haya cuidadores podamos trabajar en conjunto con ellos; esto también es importante para el momento del alta, porque el cuidador se va con mayor tranquilidad acerca de qué cosas puede hacer y cuáles no. Es justamente en el momento del alta cuando los profesionales y los médicos le dicen al cuidador qué es lo tanto él como el paciente van a poder hacer en la casa. Es entonces cuando se aprecia el impacto de haber educado también al cuidador.

¿Cuáles son las principales conclusiones del estudio?
Que hay muchas diferencias entre la función de un terapista ocupacional en una institución de agudos y en una con enfermos crónicos o que están en proceso de rehabilitación. Esto fundamentalmente está dado por el cuadro clínico de inestabilidad causada por la agudez del cuadro. Estos síntomas cambiantes pueden exacerbarse o empeorarse, a veces porque hay contraindicaciones para algunas actividades debido a la enfermedad, y en otros casos por el estadio de la enfermedad. Nosotros en el hospital general vemos muchos pacientes en la etapa final de su vida; en ese caso, contrariamente a pensar en estimular la independencia de las funciones tratamos de estimular la autonomía de la persona, en qué quiere involucrarse, dónde quiere poner ese monto de energía y cómo dar cierta comodidad. Entonces hay diferencias en esto, ya que una de las intervenciones que más frecuentemente realiza el terapista ocupacional es la comunicación con el equipo. Nosotros diariamente interconsultamos para ver cómo está el paciente. En un hospital de rehabilitación se hacen reuniones semanales o quincenales para plantear objetivos por la estabilidad y en el de agudos esto no es así. Por otro lado, sí se ve la importancia de todas las intervenciones para prevenir complicaciones en la internación, que es lo que nosotros definimos como prevenir el desacondicionamiento, con sus efectos por el reposo en cama. Todo lo que hacemos, utilizar las actividades de la vida diaria, las adecuaciones ambientales, es para -en definitiva- prevenir un sinnúmero de complicaciones que se producen en las personas internadas, más allá de la enfermedad en sí. Esto también marca una diferencia con el tercer nivel de atención, donde se tratan pacientes que muy probablemente evolucionen a algún grado de discapacidad, ya que en el hospital general atendemos desde un paciente que tiene una infección urinaria, hasta uno que está deshidratado o que tuvo un accidente cerebrovascular.

¿Qué intervenciones preventivas son las más frecuentes?
Desde el inicio, y según el cuadro clínico, tratamos de que los pacientes se involucren en sus actividades. Es decir, les facilitamos los elementos para que haga sus actividades de la vida diaria en la sala, en el contexto real. Los educamos para que coman solos, si hay que darles adaptaciones, es decir dispositivos externos que lo que hacen es ayudar a que el paciente pueda lograr ese objetivo. Otra intervención muy frecuente tiene que ver con las posiciones para prevenir úlceras por presión y la confección de todo el equipamiento para tal fin. Nosotros hacemos elevadores de talones, enseñamos al cuidador cómo lateralizar al enfermo, porque sabemos que en el actual sistema de salud es necesario trabajar mucho en equipo porque el personal de enfermería no da abasto, entonces tratamos de coordinar los esfuerzos para lateralizar a los pacientes o sentarlos. Por lo general, el paciente internado come solamente con el respaldo de la cama levantado, entonces nosotros lo ayudamos a sentarse en el borde de la cama, de manera tal que cambiamos los puntos de presión y empezamos así a trabajar con la hipotensión y la tolerancia a estar sentado, reforzando distintos músculos. Si bien se utilizan férulas y algún otro equipamiento, ésta es la intervención más frecuente. Y todo lo que tiene que ver con educación, tratamos de empoderar tanto al paciente como al cuidador, que conozcan cuáles son los riesgos si se quedan quietos sin involucrarse. A veces el paciente está más acostumbrado a recibir kinesiología y a hacer los ejercicios, entonces nosotros le decimos que otra manera de ejercitarse es que empiece a comer solo, peinarse solo; porque de lo contrario no sirve de nada que doble o levante el brazo o el codo un par de veces, si no puede hacer la actividad. En eso insistimos y educamos.

Cuando se trata de pacientes agudos, ¿los acompañantes y el personal de enfermería se prestan a las indicaciones que dan los terapistas ocupacionales?
Si bien ése no fue el objetivo del estudio, se puede responder desde nuestra experiencia en la práctica clínica. Con el personal de enfermería es posible coordinar muy bien, ya que toman nuestra intervención realmente como una ayuda, porque de alguna manera los alivia en su trabajo; no es lo mismo hacerse cargo de los pacientes ellos solos, que sentir que hay alguien más que va a colaborar, por eso trabajamos bastante coordinados. Con los cuidadores a veces se da otra situación, que es cuando familiar contrata a un cuidador. El cuidador contratado interpreta como un riesgo que nosotros estimulemos la autonomía del paciente porque siente que puede afectar su puesto de trabajo. En ese caso lo que tratamos de hacer es educar al cuidador, enseñándole que muchas veces el paciente necesita supervisión pero no asistencia, entonces le explicamos que su presencia es necesaria en determinados casos y así tratamos de trabajar en equipo. Por otra parte, la motivación del enfermo es muy importante, escucharlo y saber lo que le pasa es fundamental. Por lo general el paciente agudo está muy temeroso, muy asustado porque todavía no sabe qué tiene o porque no conoce el pronóstico, desde el punto de vista funcional, o su expectativa de vida, por eso puede estar triste o muy angustiado pero finalmente acepta nuestra propuesta. Hay otro grupo de pacientes que son reticentes, en esos casos lo que hacemos es explicarles los riesgos, y si en última instancia ellos deciden asumir esos riesgos nosotros respetamos su decisión.

En función de los resultados del estudio ¿cuáles son las repercusiones para la práctica clínica?
Creo que este trabajo puede ser el primer eslabón de una cadena para seguir buscando información en relación con la eficacia de nuestras intervenciones. La repercusión es empezar a dar a conocer una función con determinadas características, ciertamente desde el punto de vista científico, es decir que podamos dar transformar nuestra experiencia en información científica. Quizás algunas cosas no fueron tan evidentes y nos sorprendieron, pero creo que lo fundamental es dar a conocer la terapia ocupacional en las instituciones de agudos, que en la Argentina es una actividad muy incipiente.
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