Introducción
La evolución clínica de los pacientes con infección por SARS-CoV-2 se complica en presencia de infecciones secundarias bacterianas o fúngicas. En un estudio retrospectivo realizado en China, el 96% de los pacientes con infección por SARS-CoV-2 e infecciones bacterianas secundarias murieron. En diversos estudios se refirió un número significativo de pacientes internados por COVID-19 que presentaron infecciones bacterianas secundarias graves, como neumonía bacteriana y sepsis.
Las infecciones secundarias bacterianas o fúngicas en pacientes con neumonía representan una amenaza clínica sustancial. En pacientes con comorbilidades, las infecciones secundarias agravan aún más la evolución clínica.
Aunque puede ser difícil distinguir una infección bacteriana o micótica de la neumonía viral existente, basándose en el aspecto clínico y radiológico, el examen microbiológico (cultivo de esputo) tiene valor diagnóstico decisivo. A pesar de la frecuente prescripción empírica de antimicrobianos de amplio espectro en pacientes con infecciones respiratorias asociadas con SARS-CoV-2, se dispone de poca información que avale una infección secundaria asociada, bacteriana o fúngica. El objetivo del presente artículo fue describir las infecciones bacterianas o fúngicas asociadas con COVID-19 en pacientes hospitalizados.
Pacientes y métodos
El presente estudio descriptivo se realizó entre marzo y julio de 2020, en el Hospital Universitario Clínico Quirúrgico Cmdte. “Manuel Fajardo Rivero”, Santa Clara, Villa Clara, Cuba. La población de estudio estuvo constituida por 202 pacientes de 5 meses a 100 años, los cuales permanecieron ingresados en ese hospital con infección por SARS-CoV-2, confirmada por la prueba de reacción en cadena de la polimerasa en tiempo real (RT-PCR por su sigla en inglés).
Las variables de estudio fueron la edad, el sexo, el mes del año, la infección asociada, el estado al egreso, los microorganismos aislados y la susceptibilidad antimicrobiana. También se consideraron los datos demográficos, el estado al egreso (vivo o fallecido), y la infección asociada, que se definió como la identificación de otro agente infeccioso (bacterias u hongos), en el transcurso de las 72 horas que siguieron al diagnóstico de COVID-19.
La identificación de los microorganismos se realizó con pruebas convencionales. Las bacterias identificadas fueron Staphylococcus aureus, Klebsiella pneumoniae, Enterobacter aerogenes, Escherichia coli, Complejo Acinetobacter baumannii calcoaceticus (CABC), Pseudomona aeruginosa y Moraxella catharralis, en tanto que los hongos fueron especies de Cándida y especies de Aspergillus. Se realizó antibiograma por difusión de acuerdo con las recomendaciones del Clinical and Laboratory Standards Institute (CLSI), al igual que la interpretación de los resultados de susceptibilidad antimicrobiana, que establecen la resistencia o sensibilidad de los antimicrobianos probados frente a los microorganismos in vitro, según halos de inhibición del crecimiento de estos en el medio de cultivo Agar Mueller Hinton. Se analizaron los niveles de resistencia antimicrobiana.
Resultados
La cohorte evaluada estuvo integrada esencialmente por mujeres y pacientes mayores de 18 años (la edad promedio fue superior a los 40 años). Se identificaron infecciones asociadas con COVID-19 en el 7.9% de los pacientes evaluados, todos ellos de más de 53 años (62.5% de sexo femenino).
Quine de los 202 pacientes estudiados fallecieron (7.4%); el 60% de los pacientes que fallecieron presentaron una infección asociada.
Se encontraron infecciones bacterianas en el 62.9% de los pacientes; Escherichia coli fue el microorganismo más aislado. En cuanto a las infecciones fúngicas, el 37.1% correspondió a especies de Cándida.
Para describir los niveles de resistencia se probaron 15 antimicrobianos en discos para antibiograma. De los antimicrobianos probados, el 53.3% tuvieron niveles de resistencia mayor o igual al 50%. En este estudio se identificaron cepas de Escherichia coli y CABC resistentes a múltiples drogas, obtenidas a partir de tres pacientes, dos de ellos con evolución fatal. Los niveles de resistencia que mostraron las cepas probadas a los antimicrobianos fueron altos.
Conclusión
Sin duda, las infecciones secundarias representan un factor de mal pronóstico en pacientes con COVID-19. En esta serie de pacientes predominó el sexo femenino, a diferencia de otros estudios en los cuales la neumonía asociada con COVID-19 fue más común en hombres adultos, ancianos, y con comorbilidades crónicas.
En estudios previos, alrededor del 8% del total de los pacientes internados por infección por SARS-Cov-2 presentaron infecciones secundarias fúngicas o bacterianas; la forma más común de presentación es la bacteriemia. Se aislaron bacterias grampositivas y gramnegativas.
Los estudios microbiológicos que identifican la presencia de infecciones bacterianas y patógenos resistentes a los medicamentos tienen un papel clínico fundamental en términos diagnósticos y terapéuticos, durante COVID-19. La información en conjunto sugiere que las pruebas de rutina para otros patógenos respiratorios, durante la pandemia de COVID-19, brindan beneficios clínicos para el tratamiento de la enfermedad.
La mayoría de los fallecimientos ocurrieron entre los meses de marzo y abril, y entre los factores que más incidieron en la mortalidad en pacientes con COVID-19 fueron la edad avanzada, las comorbilidades, y la baja respuesta a la terapia con los antimicrobianos indicados debido a la resistencia a drogas.
Los datos clínicos sobre las infecciones bacterianas y fúngicas coexistentes con COVID-19 son de máxima importancia para optimizar el tratamiento. Por lo tanto, la implementación de protocolos de diagnóstico microbiológico para identificar infecciones secundarias en pacientes con COVID-19 constituye un paso esencial para mejorar la evolución clínica de los enfermos.
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