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Introducción
Los primeros casos de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por su sigla en inglés) se comunicaron en diciembre de 2019; los casos se propagaron rápidamente en todo el mundo. La infección se asocia con consecuencias muy desfavorables en términos de la salud (puede ser causa de muerte), la asignación de recursos para la salud y la economía de los países. Los efectos psicológicos y sociales son igual de devastadores, ya que las personas se ven obligadas a permanecer físicamente alejadas de sus familiares y amigos, y se interrumpen las actividades sociales y académicas. Se requiere con urgencia conocer los efectos de COVID-19 sobre la salud mental, con el objetivo de implementar estrategias eficaces de prevención.
Algunos trabajos previos mostraron que las epidemias de enfermedades infecciosas se asocian con síntomas de depresión y ansiedad. En un estudio con 129 pacientes en cuarentena, durante la epidemia de síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome[SARS] Co-V) en Toronto, en 2003, el 29% presentó síntomas de trastorno de estrés postraumático, y el 31% tuvo síntomas de depresión, alrededor de un mes después de establecerse el aislamiento social. Las cuarentenas más prolongadas se asociaron con síntomas más graves.
En las primeras etapas de la pandemia de COVID-19, el 53.8% de los participantes de un estudio realizado en Wuhan, China, refirió consecuencias psicológicas moderadas o graves, y el 17% y el 29% presentaron síntomas moderados a graves de depresión y ansiedad, respectivamente. Por otra parte, en un estudio de la Kaiser Family Foundation, realizado a finales de 2020, el 53% de las mujeres y el 37% de los hombres refirieron estrés importante relacionado con COVID-19 y consecuencias deletéreas de la epidemia sobre la salud mental.
El embarazo constituye un período de vulnerabilidad particular, durante el cual el estrés psicológico podría asociarse con consecuencias muy adversas sobre la salud de la madre y el feto; debido a que las mujeres refieren con mayor frecuencia que los hombres síntomas de depresión y ansiedad durante las epidemias, es posible que las embarazadas sean más afectadas durante la pandemia de COVID-19. Los síntomas sostenidos de ansiedad y depresión antes del parto podrían aumentar el riesgo de depresión posparto y los índices de infección prenatal, entre otras consecuencias. La ansiedad y la depresión antes del parto también podrían generar cambios en la actividad física, la nutrición y los patrones del sueño, los cuales a su vez afectan el estado de ánimo de las embarazadas y el desarrollo fetal.
El objetivo del presente estudio fue determinar la prevalencia de síntomas de ansiedad y depresión en embarazadas durante la pandemia de COVID-19, e identificar posibles factores de adaptación, asociados con menor carga sintomática.
Pacientes y métodos
El presente estudio se realizó en el contexto de una investigación actualmente en marcha: Pregnancy during the COVID-19 Pandemic. Las pacientes fueron reclutadas en Canadá a través de sitios online y se las invitó a completar los cuestionarios del estudio. Se incluyeron mujeres con gestación confirmada de menos de 35 semanas. Los datos se recogieron entre el 5 y el 20 de abril de 2020. Se tuvieron en cuenta las características demográficas (fecha de nacimiento, nivel educativo, ingresos económicos del hogar, número de hijos) y los cambios asociados con COVID-19 y la cuarentena implementada por las autoridades; se utilizaron mediciones estandarizadas de depresión, ansiedad, ansiedad relacionada con la gestación y apoyo social.
Los síntomas depresivos maternos se evaluaron con la Edinburgh Depression Scale (EPDS), una escala de 0 a 30 puntos; la puntuación ≥ 13 permite identificar pacientes con síntomas relevantes de depresión, y se ha visto una concordancia elevada con el diagnóstico de trastorno depresivo mayor. En un estudio previo, el umbral de 13 puntos en la EPDS se asoció con sensibilidad de 38% a 43% (según el trimestre del embarazo) y con especificidad de 98% a 99%. Los síntomas depresivos se evaluaron con el The PROMIS Anxiety Adult 7-item short form; los puntajes T de 60 a 69.9 sugieren síntomas moderadamente altos de ansiedad, en tanto que la puntuación por encima de 70 refleja ansiedad grave. Las participantes completaron el Social Support Effectiveness Questionnaire(SSEQ), un instrumento apto para conocer la percepción acerca del apoyo social, y la Interpersonal Support E List (ISEL).
Resultados
Se comprobaron niveles significativamente aumentados de ansiedad y depresión, en comparación con cohortes de control, previos a la pandemia de COVID-19. El 37% y el 57% refirieron sintomatología relevante de depresión y ansiedad, respectivamente. La mayor intensidad de los síntomas depresivos y de ansiedad se asociaron con una mayor preocupación por el posible fin de la vida para la madre y el feto como consecuencia de la COVID-19, la falta de atención prenatal necesaria, el vínculo de la relación de pareja y el aislamiento social. Por el contrario, los niveles más altos de percepción de contención social y la mayor actividad física atenuaron, en parte, los síntomas psicológicos.
Conclusión
Los resultados del presente estudio indican que durante la pandema de COVID-19, las embarazadas presentan con elevada frecuencia síntomas de depresión y ansiedad. Los niveles superan a los esperables por la gestación y a los referidos por otros grupos poblacionales. El apoyo social y la actividad física serían mecanismos de protección, útiles para mitigar las consecuencias adversas de la pandemia.
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