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Introducción
La epilepsia obedece a múltiples etiologías, en su mayoría asociadas con disfunción cerebral subyacente. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente 50 millones de personas tienen epilepsia, es decir, alrededor de 80 casos por cada 100 000 personas por año. La epilepsia, la cuarta enfermedad neurológica en frecuencia, disminuye considerablemente la calidad de vida y aumenta el riesgo de trastornos psiquiátricos. Según la clasificación operativa de la epilepsia de la International League against Epilepsy, las convulsiones pueden ser focales, generalizadas, combinadas e idiopáticas. En un estudio epidemiológico coreano, la mayor incidencia correspondió a la epilepsia focal (78.1%) y a la epilepsia generalizada (8%). Se dispone de pocos estudios epidemiológicos sobre la epilepsia en Pakistán; incluso así, estudios previos han demostrado una alta incidencia de epilepsia en ese país, con una alta proporción de sujetos con nivel socioeconómico bajo, y una brecha amplia, en términos terapéuticos. En un estudio, el 1.166% (11.9 por cada 1000) de la población de Tehsil Mastuj de Chitral, Pakistán, presentó epilepsia. En otro ensayo, la mayoría de los pacientes con epilepsia fueron hombres (62.5%), casi el doble que las mujeres (37.5%), y la mayoría (40.6%) perteneció al grupo de edad de entre 10 y 20 años, seguido del grupo de entre 21 y 30 años (25%).
La administración de drogas antiepilépticas (DAE) o los procedimientos quirúrgicos son las posibilidades terapéuticas para la epilepsia focal, según su causa. Sin embargo, en la mayoría de los casos no se opta por la intervención quirúrgica por las indicaciones restringidas y los índices altos de rechazo de los pacientes. Las DAE son el método preferido para tratar la epilepsia focal; ese estima que con el tratamiento farmacológico se controla el control de la enfermedad en casi las dos terceras partes de los pacientes. La selección de la DAE se basa en la eficacia, la seguridad y el perfil de efectos secundarios, además de los hallazgos del EEG, los antecedentes clínicos, el sexo y los medicamentos asociados. Si bien numerosos ensayos clínicos demostraron la eficacia y seguridad de las DAE, los resultados de los estudios suelen no ser concluyentes, en ocasiones por el tamaño reducido de las muestras. A pesar de la existencia de directrices de la American Academy of Neurology (AAN) y del National Institute for Health and Care Excellence (NICE) para la selección del tratamiento farmacológico para la epilepsia, hay poco acuerdo acerca de las DAE preferidas.
El brivaracetam (BRV) es una DAE con mayor afinidad y selectividad por la proteína 2A de la vesícula sináptica en el cerebro, alrededor de 20 veces mayor que la del levetiracetam. Numerosos ensayos clínicos y estudios posteriores a la comercialización investigaron la eficacia y aceptabilidad de BRV en la epilepsia. En los Estados Unidos, BRV está disponible como monoterapia y como terapia adyuvante para pacientes pediátricos y adultos con convulsiones focales (de inicio parcial); el fármaco también está disponible en Europa como terapia adyuvante en niños y adultos con convulsiones focales con generalización secundaria o sin ella. Se recomienda la monoterapia con DAE para pacientes epilépticos recién diagnosticados para controlar las convulsiones, reducir los efectos adversos y evitar las interacciones farmacológicas. Los datos conjuntos de estudios de Fase IIb/III y el análisis de seguimiento de más de ocho años confirmaron la seguridad, la aceptabilidad y la eficacia del BRV adyuvante en la epilepsia focal. El tratamiento de la epilepsia tiene como objetivo controlar las convulsiones y mejorar la calidad de vida, con el mejor perfil posible de tolerabilidad. No hay datos disponibles sobre la eficacia de BRV en pacientes con epilepsia en la población paquistaní. Por lo tanto, el objetivo del presente estudio observacional fue evaluar la eficacia y la seguridad de BRV como monoterapia en pacientes con epilepsia en esa población.
Pacientes y métodos
El estudio multicéntrico, observacional y prospectivo se realizó en múltiples centros de Pakistán entre febrero y diciembre de 2022; se utilizó una técnica de muestreo probabilístico consecutivo. La población de estudio estuvo compuesta por 368 pacientes adultos de ambos sexos con diagnóstico de epilepsia, y con crisis focales con generalización secundaria o sin ella. Se tuvieron en cuenta las características demográficas, los antecedentes clínicos y el tipo de convulsiones. Según la recomendación del profesional, a los pacientes con epilepsia recién diagnosticada se les indicó monoterapia con BRV en dosis de 25, 50 y 100 dos veces por día; los pacientes fueron seguidos durante tres meses. Durante la terapia BRV se documentó la mejoría en los episodios convulsivos, los efectos secundarios y la resistencia, al inicio y en las visitas de seguimiento de los días 14 y 90. Los criterios de valoración consistieron en la reducción ≥ 50% desde el inicio en la frecuencia de las convulsiones, la ausencia de convulsiones (sin convulsiones en los tres meses previos al momento de valoración), la ausencia sostenida de convulsiones, la interrupción de BRV y los eventos adversos emergentes con el tratamiento (EAET) a los 3 meses. Se registraron todos los efectos adversos asociados a BRV. Los resultados se analizaron con prueba de chi-cuadrado y prueba de la t emparejada, luego de la verificación de la normalidad de los datos con prueba de Shapiro-Wilk. Se realizó un análisis de subgrupos para explorar la posible relación dosis-respuesta para cada dosis de BRV. Se realizaron pruebas estadísticas formales de tendencia (prueba de Cochran-Armitage), las que confirmaron una relación significativa dosis-respuesta (valor de p < 0.05). Los valores de p < 0.05 se consideraron estadísticamente significativos.
Resultados
Se incluyeron 368 pacientes con epilepsia, de 35.11 años en promedio; 187 (50.81%) eran hombres y 181 (49.18%) eran mujeres. Un total de 115 (31.3%) pacientes recibieron una dosis de 25 mg de BRV, a 153 (41.6%) pacientes se les administró 50 mg y a 100 (27.1%) se les prescribió una dosis de 100 mg. La mayoría de los pacientes (n = 316; 85.86%) presentaron buena adhesión a la terapia al día 90.
El número promedio de convulsiones en la visita inicial fue de 5.74, mientras que el número de episodios convulsivos en el día 14 de seguimiento para 355 pacientes fue de 2.89. El número promedio de episodios convulsivos en el día 90 de seguimiento para 316 pacientes fue de 1.37. Se comprobó una reducción promedio de las convulsiones en 2.89 en el día 14, desde un valor inicial de 5.74 en 355 pacientes (p < 0.001), mientras que la reducción media de las convulsiones fue de 1.37 en la visita del día 90 desde el valor inicial de 5.74 en 316 pacientes (p < 0.001; figura 1).
En general, se logró una reducción de más del 50% de los episodios convulsivos en 178 (56.3 %) pacientes al día 90 y de menos del 50% en 95 (26.8 %) pacientes al día 14 (p < 0.001).
En la valoración del día 14, el análisis de dosis-respuesta de BRV para 355 pacientes mostró una asociación significativa entre las dosis de BRV, la ausencia de convulsiones y los episodios convulsivos (p = 0.107). En la visita de 90 días para 316 pacientes, 32 (31.8%), 82 (44%) y 16 (54.1%) pacientes que recibieron BRV en dosis de 25, 50 y 100 mg/día, respectivamente, tuvieron convulsiones. Con dosis de BRV de 25, 50 y 100 mg/día, 68 (68.2%), 104 (56%) y 14 (45.9%) pacientes no presentaron convulsiones, respectivamente (p = 0.006).
Al día 90, de 316 pacientes, 256 (80.9%) mejoraron su condición general (convulsiones) y 51 (16.2%) mejoraron parcialmente. Entre 316 pacientes, solo 41 (4.4%) pacientes tratados con BRV refirieron eventos adversos. De estos 41 pacientes, 17 (41.7%) presentaron mareos y 14 (34.2%) tuvieron trastornos de la conducta.
Conclusión
Investigaciones previas, incluidos ensayos regulatorios, evaluaciones posteriores a la comercialización y metanálisis comparativos, han demostrado la eficacia equivalente y la tolerabilidad superior de BRV respecto de otras DAE. En el presente estudio se evaluaron la eficacia, la seguridad y la aceptabilidad de BRV para el tratamiento de la epilepsia en la población paquistaní. Los pacientes que recibieron BRV tuvieron una reducción sustancial de más del 50% de los episodios de convulsiones al final del seguimiento. El tratamiento se toleró muy bien.
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