Introducción
La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés) es una enfermedad respiratoria emergente, que afecta a todo el mundo. Si bien se asocia con grados diferentes de insuficiencia respiratoria, algunos enfermos presentan síntomas gastrointestinales; coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2) puede detectarse en heces. El objetivo del presente trabajo fue evaluar la relación entre la infección por SARS-CoV-2, la microbiota intestinal y la presencia de síntomas digestivos.
Métodos
Los artículos se identificaron mediante búsquedas bibliográficas en Medline, Pubmed, Scielo, LILACS y Cochrane.
Resultados
La evidencia global sugiere que existe una relación entre la microbiota intestinal, las citoquinas proinflamatorias y la evolución de los enfermos, aspectos que se confirman a través de los análisis metabolómicos de las heces. La presencia de aminoácidos en las excretas podría predecir evolución desfavorable de los pacientes, asociada a un estado de disbiosis de la mucosa intestinal con disminución de Bifidobacteria y Lactobacillus y con aumento de Corynebacterium y Ruthenibacterium, como respuesta a la hipoxia sufrida a nivel celular por alteración de los patrones de la inflamación.
Se requieren más estudios para conocer con precisión las alteraciones de la microbiota intestinal relacionadas con la enfermedad, las cuales pueden tener un impacto en la respuesta inmune de los seres humanos. La diversidad de la microbiota intestinal puede tener función moduladora en la evolución de la infección, ya que la respuesta inmune desorganizada conduce a la ruptura del equilibrio entre la respuesta proinflamatotria modulada por linfocitos T helper (Th) 17, la interleuquina (IL) 1 y la IL-16, el factor de necrosis tumoral alfa y la respuesta antiinflamatoria modulada por linfocitos T reguladores.
Las funciones de la microbiota intestinal son de protección, trofismo y regulación metabólica, la cual puede variar según la composición de la dieta, con grandes diferencias entre las basadas en proteínas animales y en las que predominan los vegetales. Se conoce que el estrés, el daño tisular y la inflamación sostenida pueden producir cambios agudos en la microbiota con repercusión en la respuesta del organismo a través de la inmunidad. Las estrategias de nutrición personalizadas deben estar dirigidas hacia los aspectos vulnerables del enfermo, durante el tratamiento y la convalecencia, como también para la prevención de la enfermedad.
El eje pulmón-intestino está conectado bidireccionalmente, por lo que las endotoxinas, los metabolitos y los microbios del pulmón pueden afectar la microbiota intestinal.
Manifestaciones digestivas de la COVID 19
Los síntomas digestivos varían entre las poblaciones y pueden aparecer antes o durante el curso clásico de la enfermedad, (síntomas respiratorios y fiebre).
Los síntomas gastrointestinales que se asocian con la infección por SARS-CoV-2 incluyen la anorexia, las náuseas, el dolor abdominal y los vómitos; los vómitos son el síntoma más frecuente en la población pediátrica. Los pacientes que presentan diarrea podrían tener evolución desfavorable de la enfermedad.
Se estima qué el trofismo de SARS-CoV-2 por el tracto gastrointestinal está mediado por los receptores de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA2) que tiene una alta expresión en el sistema gastrointestinal, fundamentalmente en el intestino delgado proximal y en las células del colon.
La proteasa transmembrana serina es una enzima que se libera en la unión virus-receptor y que facilita la infección de la célula huésped. Se detectó ARN del SARS-CoV-2 en muestras de heces, incluso hasta cinco semanas después de que los resultados de las muestras respiratorias sean negativos, lo que supone el mecanismo fecal-oral como una posible ruta de transmisión de la enfermedad.
La ECA2 modula la inflamación intestinal del ecosistema intestinal y regula el transporte de aminoácidos. El SARS-Cov-2 puede bloquear la función ACE2 y provocar diarrea lo que ocasiona un cuadro de mala absorción, asociada a un desequilibrio en la secreción intestinal y activación del sistema nervioso entérico. Se destaca que las manifestaciones gastrointestinales pueden ser los únicos síntomas en algunos pacientes con COVID-19 (3 a 33 % de los afectados).
Otras manifestaciones digestivas
Se ha referido alteración del perfil hepático y pancreático; la alteración del perfil bioquímico hepático podría asociarse con una tasa mayor de mortalidad. En los enfermos con lesión del hepatocito se observan concentraciones de transaminasas hasta tres veces por encima del límite superior de normalidad. Puede comprobarse lesión del colangiocito y aumento de fosfatasa alcalina y gammaglutamil-transferasa. En el 43 % de los enfermos pueden aparecer lesiones mixtas con afectación tanto del hepatocito como del colangiocito. Además de la lesión hepática producida de forma directa por el virus, al igual que en el alvéolo, la respuesta inflamatoria es mediada por linfocitos T CD8 citotóxicos, los cuales también ocasionan daño hepatocelular. Lopinavir/ritonavir se asocia con efectos hepatotóxicos.
En el transcurso de la enfermedad se refirieron algunos casos de diabetes desencadenada por daño de los islotes, no así en relación con la infección por SARS-CoV-2. El tratamiento de los síntomas digestivos debe ser fundamentalmente sintomático para garantizar una nutrición saludable. La información en conjunto sugiere que los pacientes con síntomas gastrointestinales tienen un peor pronóstico. El conocimiento de estas manifestaciones nos permite aumentar la sospecha clínica y, de esta manera, establecer diagnósticos tempranos.
Consideraciones finales
Se necesitan más investigaciones para determinar la importancia de la microbiota intestinal, la caracterización de los síntomas digestivos y la potencial transmisión fecal-oral del SARS-CoV-2.
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