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Introducción
La Organización Mundial de la Salud anunció la aparición de un nuevo virus SARS, el SARS-CoV-2, responsable de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19), causante de la pandemia actual.
La polución aérea constituye uno de los factores de riesgo más importantes, no solo para la aparición de enfermedades respiratorias, sino también para la reducción de la función pulmonar o por relacionarse con el agravamiento de trastornos pulmonares preexistentes; sería responsable de 4 millones de muertes anuales.
La exposición a agentes contaminantes puede alterar la respuesta inmunitaria y deteriorar la función de inmunidad del huésped hacia las infecciones virales, principalmente en personas con riesgo de infección previo.
Un estudio demostró que las comorbilidades asociadas con mayor probabilidad de muerte fueron las enfermedades cardiovasculares, las cerebrovasculares y el cáncer, todas relacionadas de manera independiente con la exposición a contaminantes.
La inhalación de altas concentración de contaminantes aéreos causa la inflamación de las membrana mucosas en el tracto pulmonar, y es un factor que podría influenciar el proceso y la gravedad de la infección por SARS-CoV-2.
Una hipótesis sugiere que la exposición prolongada a material particulado atmosférico (PM, particulate matter) 2.5 induce a la sobreexpresión del receptor de la enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA2) a nivel alveolar, y esto podría aumentar la carga viral en pacientes expuestos a contaminantes; de esta manera, disminuiría al receptor de la ECA2 y se dañaría la defensa del huésped. Por otro lado, la alta concentración de NO2 atmosférico podría generar peores resultados en pacientes con este receptor ya disminuído, y se asociaría con mayor gravedad del SARS-CoV-2.
El presente estudio fue una reseña sistemática rápida con el propósito de indexar la información actual y controvertida sobre estos temas.
Métodos
Se realizó la búsqueda en bases de datos digitales, entre ellas PubMed, Medline y Google Scholar, entre otras, desde diciembre de 2019 hasta septiembre de 2020. Se buscaron términos como polución aérea, polución aérea exterior, partículas ultrafinas, monóxido de carbono, entre otros.
Se incluyeron los estudios que evaluaran el riesgo de incidencia, de prevalencia o de letalidad por COVID-19 en relación con la exposición a corto y largo plazo a contaminantes aéreos.
Los trabajos considerados fueron de tipo observacionales (ecológicos, transversales, casos y controles y de cohorte).
Todos los participantes diagnosticados con COVID-19 fueron incluidos, más allá de la edad, el sexo y la locación.
Los criterios de valoración fueron los datos epidemiológicos (prevalencia, incidencia, número absoluto de casos) y los datos clínicos (tasa de mortalidad y número de muertes absolutas, entre otros).
Resultados
Se incluyeron 26 estudios principales y se indexaron 9 reseñas.
Los trabajos principales fueron de tipo transversales (n = 10), retrospectivos de cohorte (n = 9), ecológicos (n = 6) y de hipótesis (1).
Se llevaron a cabo en Italia, China, Estados Unidos y Latinoamérica.
Los contaminantes mayormente estudiados para efectos agudos fueron PM2.5 (64%), NO2 (50%), PM10 (43%) y O3 (29%). En el caso de los efectos crónicos, los efectos analizados fueron PM2.5 (85%), NO2 (39%), O3 (23%) y PM10 (15%).
Efectos de la contaminación aérea a corto plazo en cuanto a la muerte relacionada con COVID-19
En general, la exposición a corto plazo a PM2.5 ha sido asociada de manera significativa con todos los criterios relacionados con el fallecimiento por COVID-19. Un aumento en 19 µg/m3 en PM2.5 se asoció con un incremento de 0.24% en la frecuencia de casos fatales en 49 ciudades chinas, y una relación de frecuencia de incidencia de 1079. Un estudio en Nueva York no observó tal correlación.
La exposición aguda a PM10 se vinculó con la frecuencia de casos letales por COVID-19 en 120 ciudades de China, por 10 µg/m3 de aumento en PM10, y se asoció de manera significativa con la mortalidad en Italia, México y Santiago de Chile. No obstante, la relación entre la exposición aguda a PM2.5 y la mortalidad por COVID es incierta.
Se observó una correlación positiva significativa entre la exposición aguda a NO2 y los fallecimientos relacionados con la COVID-19 informados en India, Santiago y San Pablo. No se registró correlación en las ciudades de San Juan, Bogotá y Buenos Aires. El efecto de la exposición a NO2 a corto plazo sobre la frecuencia de casos letales es muy incierta. Lo mismo se observó en relación con la exposición a O3.
Efectos de la contaminación aérea a corto plazo sobre la susceptibilidad para COVID-19
En la mayoría de los casos, la exposición a corto plazo a PM2.5 ha sido asociada con la incidencia por COVID-19. Una investigación informó que un aumento en 10 µg/m3 se vinculó con aumento del 2.24% en el número diario de casos confirmados en 120 ciudades chinas. Patrones similares fueron observados en regiones de Italia, California y ciudades de Latinoamérica.
En Italia, se demostró una relación significativa entre la exposición a aumentos en el corto plazo de PM2.5 y en la gravedad de la COVID-19. La mayor parte de la evidencia de estos estudios, con alto riesgo de sesgo, indicaría que la exposición a PM2.5 a corto plazo se asociaría de manera potencial y positiva con el número total de casos.
La evidencia de la asociación con PM2.5 a corto plazo, en relación con la incidencia por COVID-19, fue contradictoria, con cuatro estudios que demostrarían asociación en dirección negativa y seis que indicarían correlaciones positivas.
Toda la información encontrada señalaría que la exposición a corto plazo a PM10 podría asociarse positivamente con el número total de casos, pero todos los estudios brindaron efectos no concluyentes. La vinculación de la exposición a corto plazo de PM10 con respecto al número total de casos es positiva, pero incierta.
Efectos de la exposición a largo plazo de la contamianción aérea en las muertes relacionadas con la COVID-19
En general, se ha descripto una asociación independiente entre la exposición a largo plazo a PM2.5 y las muertes relacionadas con la COVID-19.
En Asia , se estimó que en 49 ciudades chinas se informó que cada incremento en 10 µg/m3 de PM2.5 se asociaría con un 0.61% de aumento en la frecuencia de casos letales. En 9 ciudades de Asia, la exposición a largo plazo a PM2.5 se vinculó con casi la mitad de los decesos por COVID-19.
Datos del norte de Italia indicarían que cada 1 µg/m3 de aumento en PM2.5 se asoció de manera independiente con 9% de aumento en el exceso de mortalidad por COVID-19.
Un estudio transversal en Estados Unidos habría demostrado que por cada aumento de 1 µg/m3 en PM2.5, se produjo un 11% de aumento en la frecuencia de fallecimientos por COVID-19.
La correlación en cuanto a la exposición a largo plazo a PM2.5 con respecto a la mortalidad, demostraría una alta certeza de ser positiva.
Por cada aumento en 10 µg/m3 en las concentraciones de PM10, la frecuencia de casos letales por COVID-19 se incrementó en 0.33% en 49 ciudades chinas. De manera similar, un 25% de la mortalidad informada en los casos de COVID-19 en 9 ciudades de Asia se asoció con la exposición a PM10, aunque esto no fue estadísticamente significativo.
Discusión
Esta reseña sistemática sobre los efectos de la exposición a corto y largo plazo de la polución aérea en relación con la epidemiologia de la COVID-19, demostraría que la exposición a los contaminantes aéreos, como PM2.5, NO2 y PM10, entre otros en menor medida, podría agravar las consecuencias sobre la salud en el contexto de la pandemia de COVID-19.
En relación con la exposición a corto plazo, existiría una asociación entre las partículas ambientales y la tasa de mortalidad por COVID-19, que indicaría que el aumento a corto plazo podría tener un efecto adverso sobre el pronóstico de la COVID-19. La mayor cantidad de casos de COVID-19 fue registrada en las regiones con mayor contaminación, en pacientes que habrían presentado las formas más graves de la enfermedad, con necesidad de internación en unidades de cuidados intensivos.
La mortalidad en dichas regiones fue el doble que en otras; sin embargo, se halló que, aunque algunos pueblos en Italia presentaron las mayores emisiones de PM10 en relación con otras poblaciones, tuvieron menor cantidad de casos de infecciones.
En relación con la exposición a largo plazo, algunos hallazgos demostraron una correlación positiva entre la concentración de PM2.5 y el exceso de mortalidad por COVID-19 en el norte de Italia.
Además, la incidencia y gravedad de la COVID-19 en la región metropolitana de Lima se vinculó, entre otros factores, con el grado de exposición a PM2.5 en los años previos.
Un estudio transversal realizado en los Estados Unidos concluyó que el incremento leve en la exposición crónica a PM2.5 contribuyó a un aumento significativo en la tasa de mortalidad por COVID-19.
El efecto de la medida de la cuarentena habría demostrado una reducción significativa de la polución aérea. Esta asociación positiva e indirecta entre la pandemia de COVID-19 y la calidad del aire, ha resaltado la importancia de la necesidad de aire limpio para la protección de la salud humana, durante y después de la crisis por COVID-19.
Conclusión
Los autores concluyen que, aunque la evidencia no es totalmente sólida, esta reseña apoyaría la observación de que la contaminación aérea ha influenciado de manera negativa en la carga relacionada con la COVID-19.
Las exposiciones a corto y largo plazo a PM2.5 y a largo plazo a NO2, parecerían ser las más firmemente asociadas con los datos clínicos y epidemiológicos en relación con la COVID-19.
Consideran, además, que son necesarios más estudios para evaluar datos a nivel individual vinculados con la exposición y con los objetivos en cuanto a la COVID-19.
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