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Introducción
Las medidas tomadas para frenar la pandemia de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por sus siglas en inglés) han tenido un impacto profundo en las actividades de la vida humana en todo el mundo. Sin embargo, se desconoce el impacto que habría tenido el confinamiento relacionado con la COVID-19 en los hábitos alimentarios de la población y en la inseguridad alimentaria. Estudios indican que cocinar y comer en el hogar se asocia con una mejor calidad general de la dieta. Sin embargo, este no ha sido un hallazgo congruente. Por otro lado, el confinamiento relacionado con la COVID-19 ha tenido un impacto inmediato y directo en el suministro y la demanda de alimentos, mientras que también ha disminuido de forma indirecta la capacidad financiera para comprar alimentos debido a la pérdida de trabajo, aún más entre las poblaciones más vulnerables. En conjunto estos factores podrían haber alterado los hábitos alimentarios de la población durante la pandemia.
El objetivo del presente estudio fue documentar el cambio en la calidad de la dieta y en la inseguridad alimentaria observado durante la etapa temprana del confinamiento relacionado con la pandemia de COVID-19.
Métodos
Los datos se extrajeron de una submuestra de COVID-19 de NutriQuébec, una cohorte basada en la web destinado a estudiar los cambios temporales en los hábitos alimentarios entre adultos (≥ 18 años) en la provincia de Quebec, Canadá. Los participantes completaron cuestionarios antes (entre junio de 2019 y febrero de 2020) y durante (abril a mayo de 2020) la etapa temprana del confinamiento relacionado con el COVID-19, incluido un recordatorio alimentario de 24 horas validado en la web (n: 853) y un cuestionario sobre seguridad alimentaria (n: 922). La calidad de la dieta se evaluó mediante el Healthy Eating Index (HEI)-2015. Además, se valoró el estado de salud y la actividad física. Los resultados primarios fueron los cambios temporales en la calidad de la dieta y en la prevalencia de la inseguridad alimentaria. Los resultados secundarios preespecificados fueron los cambios en la ingesta de nutrientes y el consumo de alimentos.
Resultados
Los participantes incluidos en el presente subestudio fueron, en general, representativos de todos los sujetos elegibles y de los no participantes por género, índice de masa corporal (IMC), tabaquismo, área metropolitana del censo, educación, ingresos, estado civil, tiempo frente a la pantalla y actividad física vigorosa. Por otro lado, los participantes eran mayores y, por lo tanto, tenían más probabilidades de estar jubilados que los no participantes. También tenían un HEI-2015 más alto y eran ligeramente más propensos a usar suplementos dietéticos y a tener factores de riesgo y enfermedades crónicas que los no participantes.
El promedio del HEI-2015 al inicio del estudio fue de 69.0 puntos (intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 66.8 a 71.2 puntos). Se observó un aumento de 1.1 puntos en el HEI-2015 durante la etapa temprana del confinamiento por COVID-19 (IC 95%: 0.6 a 1.5 puntos), que fue atribuible a aumentos pequeños pero significativos en la ingesta de: granos integrales, verduras y frijoles, granos refinados (consumo reducido), vegetales totales, lácteos totales, mariscos y proteínas vegetales, azúcar agregada (consumo reducido) y proteínas totales. No hubo cambios en el componente de grasas saturadas pero se registraron cambios negativos en los componentes de frutas enteras, sodio (mayor consumo), ácidos grasos y frutas totales del HEI-2015. La media de la ingesta energética al inicio (2356 kilocalorías) disminuyó en -68 kilocalorías (IC 95%: -90 a -45 kilocalorías) durante la etapa temprana del confinamiento por la COVID-19. No hubo cambios en la ingesta de alcohol ni en el peso corporal autoinformado. Los análisis exploratorios sugirieron que las personas de 18 a 29 años (+3.6 puntos; IC 95%: 2.4 a 4.7), los participantes con menor nivel educativo (+1.9 puntos; IC 95%: 1.3 a 2.6) y los sujetos con obesidad (+3.8 puntos; IC 95%: 2.7 a 4.8) demostraron incrementos particularmente importantes en el HEI-2015. Otros análisis exploratorios revelaron que la proporción de todas las comidas consumidas fuera del hogar disminuyó del 21.2% al inicio al 3.6% durante la etapa temprana del confinamiento por la COVID-19. Las proporciones de almuerzos (33.3% a 6.7%) y refrigerios (24.9% a 5.4%) consumidos fuera del hogar demostraron la mayor reducción durante la etapa temprana del confinamiento por la pandemia. La prevalencia de la inseguridad alimentaria se redujo del 3.8% antes del confinamiento al 1.0% durante la etapa temprana del confinamiento por la COVID-19 (razón de prevalencia: 0.27; IC 95%: 0.08 a 0.94).
Conclusiones
Los resultados del presente estudio parecen indicar que la calidad de la dieta habría mejorado ligeramente y la prevalencia de la inseguridad alimentaria se redujo durante la etapa temprana del confinamiento relacionado con la pandemia de COVID-19 entre adultos de la provincia de Quebec, Canadá. Los grupos poblacionales que se sabe son más susceptibles a tener puntajes de calidad de la dieta más bajos, como los individuos más jóvenes, aquellos con menor nivel educativo y aquellos con obesidad, demostraron aumentos relativamente importantes en la calidad de la dieta durante la etapa temprana del confinamiento por la COVID-19. Estos hallazgos pueden generalizarse solo a poblaciones relativamente sanas. Aún no se ha documentado el impacto del confinamiento relacionado con la COVID-19 sobre la calidad de la dieta y la inseguridad alimentaria en las poblaciones más vulnerables.
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