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Introducción
Una minoría considerable de adultos estadounidenses (aproximadamente el 13%) experimentó aumentos significativos en la angustia durante la pandemia de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por sus siglas en inglés). No está claro si estos aumentos presagian ciclos exacerbados o persistentes de angustia, y qué factores de riesgo o de protección están asociados con estos cursos.
El objetivo del presente estudio fue caracterizar la prevalencia de angustia (trastorno depresivo mayor [TDM], trastorno de ansiedad generalizada [TAG] o trastorno de estrés postraumático [TEPT]) antes de la pandemia de COVID-19, y un año después, entre veteranos de guerra estadounidenses mediante el análisis de dos años adicionales de datos longitudinales. Además, se identificaron factores asociados con cursos exacerbados y persistentes de angustia.
Métodos
En total, 2289 veteranos estadounidenses participaron en el presente estudio longitudinal de tres años como parte del National Health and Resilience in Veterans Study (NHRVS). El período de estudio se dividió en tres fases de la pandemia: prepandémica (otoño de 2019), peripandémica (otoño de 2020, que incluyó el aumento de COVID-19 en otoño e invierno antes de la disponibilidad generalizada de vacunas COVID-19) y dos años después del inicio (verano de 2022, momento en el que la mayoría de los adultos estadounidenses habían sido vacunados y el uso de máscaras y las políticas de distanciamiento social ya no se aplicaban). Se emplearon ponderaciones posteriores a la estratificación para obtener resultados inferenciales representativos de la población de veteranos de los Estados Unidos.
Los veteranos se clasificaron en los siguientes grupos según la presencia o ausencia de angustia en cada punto de tiempo: resistente, lo que significa participantes sin pruebas positivas; persistente, para pruebas positivas en cada punto de tiempo; remitido, para las pruebas de detección positivas solo antes de la pandemia; resiliente, con detección positiva solo en la peripandemia; o exacerbada, con exámenes positivos en la peripandemia y dos años después del inicio, pero no antes de la pandemia. La regresión logística y los análisis de importancia relativa examinaron los factores demográficos y clínicos asociados con los cursos exacerbados y persistentes de angustia.
Resultados
Del total de 2289 veteranos participantes (media de edad de 63.5 años; 2057 participantes masculinos [92.3%]; 147 [5.8%] hispanos, 156 [10.4%] negros no hispanos y 1915 [79.7%] blancos no hispanos), la mayoría de los veteranos fueron clasificados como resistentes a la angustia (1962 participantes [83.7%]). El resto demostró cursos de angustia resilientes (105 participantes [5.3%]), persistentes (96 participantes [5%]), remitidos (78 participantes [3.5%]) o exacerbados (48 participantes [2.5%]).
En la muestra completa y en todos los subgrupos de sexo y edad, excepto los veteranos mayores de 65 años, la angustia aumentó significativamente desde el período prepandémico hasta el período peripandémico (estimación ponderada, aumento del 51%), pero volvió a los niveles anteriores a la pandemia dos años después (exámenes positivos totales: prepandémicos, 174 participantes; peripandemia, 249 sujetos; inicio posterior a dos años, 144 personas). Los participantes de 18 a 44 años (estimación ponderada, aumento del 64%; 19 exámenes positivos antes de la pandemia frente a 29 peripandémicos) y las mujeres (estimación ponderada, aumento del 62%; 33 exámenes positivos antes de la pandemia frente a 52 peripandémicos) mostraron los mayores aumentos peripandémicos. Los resultados de los análisis de importancia relativa revelaron que las preocupaciones socioeconómicas vinculadas con la COVID-19 (29.4% de varianza relativa explicada [VRE]) y la menor integración comunitaria (28.1% de VRE) fueron los factores con los mayores tamaños de efecto para la angustia persistente frente a la angustia remitida, mientras que el mayor consumo problemático de alcohol antes de la pandemia (31.9% VRE) tuvo el mayor tamaño del efecto para la angustia exacerbada frente a la angustia resiliente.
Discusión y conclusiones
El presente estudio longitudinal representativo a nivel nacional de veteranos estadounidenses reveló que, un año después de la pandemia de COVID-19, la prevalencia de pruebas positivas de angustia aumentó en un 51%, y los sujetos más jóvenes y las mujeres demostraron los mayores incrementos, posiblemente debido a factores estresantes únicos relacionados con la pandemia. Sin embargo, dos años después, la prevalencia de angustia volvió a los niveles anteriores a la pandemia, lo que se alinea con trabajos anteriores que sugieren que la resiliencia es la respuesta modal a eventos estresantes. A pesar de este patrón general de resiliencia, una minoría significativa de veteranos mostró cursos de angustia exacerbados (2.5%) o persistentes (5%).
Los veteranos con angustia exacerbada dos años después de la pandemia informaron mayores problemas de consumo de alcohol, mayor probabilidad de TDM o TEPT de por vida y menor estabilidad emocional que antes de la pandemia. Los posibles mecanismos subyacentes a estos hallazgos incluyen cambios neuroinflamatorios o metabólicos relacionados con el alcohol y niveles más altos de sensibilización al estrés. Las preocupaciones socioeconómicas relacionadas con la pandemia se asociaron significativamente con la angustia persistente. La edad más joven, la menor integración de la comunidad y el mayor estrés de restricción social relacionado con la pandemia también se asociaron con este resultado. Estos hallazgos subrayan la importancia de la evaluación, el tratamiento y las estrategias políticas que se dirigen a las necesidades económicas y sociales de los veteranos con estos factores de riesgo.
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