Introducción

La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por sus siglas en inglés) fue declarada pandemia el 11 de marzo de 2020. La inseguridad alimentaria es la falta de acceso a alimentos nutritivos y saludables debido a insuficiencias económicas y financieras. Se espera que la inseguridad alimentaria sea mayor durante estos tiempos difíciles en el Líbano, que se enfrenta a numerosos debates financieros, políticos, económicos y de salud. Una muestra de 378 hogares libaneses mostró que el 50% de las madres que provienen de un hogar con inseguridad alimentaria eran más propensas a tener una dieta poco saludable, inadecuada e indeseada con un mayor riesgo de obesidad que puede afectar negativamente a su propia salud y la de sus hijos. Los informes de estudios durante la pandemia demostraron un mayor consumo de papas fritas, bebidas azucaradas, carnes rojas y alimentos menos saludables. Además, se encontraron tasas más altas de inseguridad alimentaria en personas de bajos ingresos, blancos no hispanos, mujeres y aquellos con un nivel educativo más bajo.

El propósito del presente estudio fue calcular la prevalencia de la inseguridad alimentaria entre los niños libaneses durante la pandemia de COVID-19 y sus correlatos, como las variables sociodemográficas, el estilo de vida y los hábitos alimentarios.

Métodos

El presente estudio transversal incluyó 4001 participantes de todas las gobernaciones libanesas (marzo a abril de 2022). El Ministerio de Educación y Educación Superior difundió de forma aleatoria el enlace a la encuesta a los padres de niños de edades comprendidas entre los 5 y los 11 años de las escuelas públicas y privadas. Todos los participantes respondieron voluntariamente la encuesta. No hubo honorarios por participar en el estudio. Se analizaron variables sociodemográficas y referidas a los hábitos alimentarios y de estilo de vida de los niños durante la pandemia de COVID-19. Se utilizó la Escala de Seguridad Alimentaria para evaluar el nivel de inseguridad alimentaria en el hogar. Los puntajes entre 0 y 1 se clasificaron como seguridad alimentaria, los puntajes de 2 a 4 como inseguridad alimentaria moderada, mientras que los puntajes de 5 a 7 como inseguridad alimentaria grave.

Resultados

La media de edad de los participantes fue de 36.76 años, con 85.1% mujeres. La mayoría tenía un nivel de educación universitaria (51.9%), con un promedio de puntaje de carga financiera de 8.01.

Un mayor porcentaje de niños tuvo una disminución en el consumo de comida chatarra, bebidas endulzadas con azúcar y una disminución en la participación en actividades físicas. Además, alrededor del 25% de los niños tuvieron una disminución en el número de horas de sueño y la calidad del sueño.

Los resultados demostraron que 1505 (37.6%) y 1497 (37.4%) de los participantes tenían inseguridad alimentaria moderada y grave, respectivamente. Un porcentaje significativamente mayor de familias con inseguridad alimentaria grave fue informado por los padres en comparación con las madres. Los participantes que informaron un mal estado de salud general de sus hijos tenían inseguridad alimentaria grave. Además, aquellos con inseguridad alimentaria grave tuvieron el hábito diario de merienda de sus hijos disminuido, así como el consumo de alimentos entre comidas, con una menor cantidad de comidas y de ingesta de verduras/frutas. La ingesta de una dieta equilibrada, comida chatarra, bebidas endulzadas con azúcar, el consumo de dulces/chocolate, el consumo de alimentos poco saludables, la ingesta de alimentos que aumentan la inmunidad, la ingesta de suplementos nutricionales, la participación en las tareas domésticas, el número de horas de sueño y la calidad del sueño, así como el estrés/ansiedad disminuyeron. Finalmente, se observó una mayor carga financiera en las familias con inseguridad alimentaria grave en comparación con los otros grupos. Los padres que cobraban el salario mínimo en el Líbano, nivel socioeconómico más bajo y alta carga financiera tenían inseguridad alimentaria grave.

Conclusión

Los resultados de este estudio son alarmantes y requieren una intervención urgente para elaborar diversas políticas y adoptar estrategias para asumir la seguridad alimentaria. Se encontró una alta prevalencia de inseguridad alimentaria moderada a grave entre los niños libaneses durante la pandemia de COVID-19, que superó ampliamente las expectativas. Entre los factores que hicieron que la población libanesa fuera susceptible a la inseguridad alimentaria durante el confinamiento por la COVID-19 se encuentran la crisis económica, política, financiera, la inflación y el deterioro de la lira libanesa. La inseguridad alimentaria tuvo un impacto negativo en los niños, lo que llevó a un peor estado de salud, peores hábitos alimentarios, aumento del tiempo de pantalla, disminución de la calidad del sueño y angustia emocional. La inseguridad alimentaria debe debatirse seriamente en el Líbano debido a su rápido desarrollo en medio de todas las crisis que enfrenta el país para evitar consecuencias a corto y largo plazo en la salud. Los libaneses de bajo nivel socioeconómico señalan que dependen de la asistencia alimentaria para obtener su propio suministro de alimentos, lo que sugiere que el Líbano necesita más programas dirigidos a la pobreza para ayudar a las personas necesitadas.